Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
De naturaleza cosmética parecen ser los cambios en
ARENA, tendientes todos a consolidar las mismas fuerzas que causaron sus
derrotas electorales: tuvimos en las pasadas elecciones de diputados, baja de
60,000 votos y en la pasada elección presidencial, bajamos 400,000 votos. Son
irrelevantes ya, las razones de éstas bajas en la votación; lo que hoy importa,
es la preservación de la Derecha política, como bloque de oposición, frente al
Gobierno entrante.
Creen muchos que el Gobierno de Bukele con su futuro
gabinete, será más de Derecha que el mismo ARENA, y en tal condición, opinan
que no será necesaria una fuerte oposición, ni tampoco conveniente. Esperan que
habiendo Bukele, expresado cercanía a los Estados Unidos, su declaración
garantice que no se desviará políticamente y que El Salvador podrá gozar de la
ayuda de este país.
Así, por algún tiempo se podrá permitir el libre
comercio; más analizando la ideología de las personas que están conformando su
gabinete, apreciamos en ellas, un fuerte progresismo ideológico que a la larga,
afectará la productividad: habrá fuerte tendencia a la contemporización y “comprensión”
con las maras y con las reivindicaciones sociales, aunque éstas se reduzcan
para los empleados públicos. Veremos desde los Ministerios de Educación y Cultura,
una fuerte ideologización de las ideas de Izquierda. Generará todo en su
conjunto, una mayor presión hacia la productividad, acentuándose las demandas,
hacia la responsabilidad del Estado, aumentando su carga económica.
Y será cuando sea necesaria la intervención de una
oposición fuerte, coherente e ideológica. Lo mismo será cuando desde el
Gobierno, se promuevan valores modernistas, contra los valores tradicionales de
la familia salvadoreña y será necesario defenderlos.
Tales circunstancias exigen un partido fuerte, capaz
de ser verdadera oposición, de saber corregir los desvíos del Gobierno; pues no
es tampoco el negocio de su cúpula, de los funcionarios que la ejercen, es para
el bienestar de la nación.
Por esta responsabilidad es necesario que se dé un
alzamiento de las bases del partido opositor, partiendo desde sus sectores, demostrando
que las estructuras locales no controlan el partido, lo hace el sentimiento
partidario y se demostrará así que las estructuras actuales no son las que
tienen el poder del partido y que los buenos aún no han actuado dirigiendo el
partido.
Todo diputado progresista, LGBT o pro aborto, deberá
ser cuestionado y, deben serlo también, los Alcaldes que no cumplen con sus
obligaciones y hacen alianza con otros partidos para mantener la
“gobernabilidad” a costa de la ideología liberal o, que se lucran de su puesto,
vendiendo sus favores. A todo Diputado y Alcalde que esté a favor de una ley
que los proteja de los señalamientos públicos, deberá cuestionársele en cuanto
a su mando interno en el partido.
Se equivoca ARENA si espera la salvación del partido
con una discusión de cúpulas: el partido es de la nación y no, de unos pocos.
No considerarlo así, es pretender oponer intereses económicos a un idealismo. Actualmente
el partido es un inmenso negocio: dependen de él las candidaturas de Diputados
y Alcaldes y de éstos, sus sueldos y prebendas, que en muchos casos sostienen
las estructuras partidarias actuales.
Cada uno de los miembros del partido, deberá
contribuir con su posibilidad: esfuerzo,
inteligencia o dinero; así la responsabilidad será de todos por igual y, los
beneficios del partido, será el bienestar de la nación, que resolverán el
problema del vivir nacional. Y del bienestar colectivo se desprenderá el
bienestar individual.
Excelente su publicación, lo felicitó Lic
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