Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
El desbalanceado presupuesto, que necesitará financiarse
con préstamos, no sólo para inversión sino para el gasto corriente, además de
las grandes infraestructuras que se construirán con prestados fondos
internacionales, sin que dichas construcciones sean en sí mismas, seguridad de
un crecimiento económico y, considerando que el 15% de la población vive de
hechos ilícitos y, temiendo también, la probable inestabilidad mundial, la
política económica nacional, no parece ir, en un buen sentido.
Debe pagarse todo dinero prestado: bien empleado o no,
robado o no, por los funcionarios y sea a la taza contratada. Pensar que en un
momento dado pudiese desconocerse una deuda o “renegociarse forzosamente con
los acreedores”, es gran error, pues las consecuencias serán peores que el pago
de dicha deuda: es lección que hemos aprendido de cada una de las crisis
financieras en Latinoamérica.
Por la crisis migratoria en Estados Unidos el 21.3%
del PIB está en riesgo: la guerra comercial de ese país con China y la
inestabilidad en el Medio Oriente, al impactar a Estados Unidos, nos golpeará
indirectamente, con impacto más grave que el que reciba Estados Unidos y Europa,
debido a lo frágil de nuestra economía.
Podemos asegurar que poco más de medio millón de
personas tienen como forma de vida el crimen organizado, calculando que son
cerca de 60,000 mareros y que estos sostienen a 450,000 familiares, que a su
vez les dan cobertura. La Fuerza Armada y la PNC no pudran juntas evitar que esta
numerosa población viva del crimen.
Y sus efectos son claros en la economía nacional, cuando
comparamos el crecimiento económico de nuestro país, con el de los otros países
centroamericanos, que será de 3% (según Moody´s) mientras que el nuestro sólo
alcanzará 2.3% y va la baja, mientras que Panamá da un salto de 4.5 % en el
2018 a un 7.2 % en el 2019, pues no tiene ninguno de los lastres que sufre Centroamérica.
Si Trump no logra superar la Guerra comercial con
China, dominar la crisis del Medio Oriente y Europa contener los efectos negativos
del BREXIT en Europa, la economía mundial, puede entrar en recesión (para
algunos ya se están mostrando signos) y El Salvador estará en su momento más frágil,
para poder soportarla.
La crisis actual de la agricultura, amenazada no sólo
por el cambio climático, los bajos precios de los productos y los insumos al
alza, sino también, por las políticas gubernamentales, deja a 614,000
agricultores, que poseen menos de 5 manzanas y que funcionan en base a la mano
de obra familiar, en una economía de subsistencia y distanciados de un sistema
económico formal, que no aporta recursos al Estado. La oferta del Gobierno de
que 5000 de nuestros compatriotas podrán laborar legalmente en Estados Unidos,
ganando en labores agrícolas $ 20.00 hora, no podrá satisfacer en El Salvador a
su nicho laboral, dando un efecto negativo a mediano plazo: escases de mano de
obra, tal como ha sucedido con las remesas o, un encarecimiento de la misma,
llevando a la quiebra a los formales, que emplean mano de obra contratada.
A dicho escenario débese sumar la intervención de la
OEA y ONU, iniciado con la CICIES, no debiendo perder de vista que sus miembros,
en su mayoría son de izquierda y no responden a posiciones geopolíticas, sino ideológicas
y que, a la larga, podría crearse un Leviatán que ya no podría ser controlado
por Bukele y se tomasen “para nuestro bien”, disposiciones supranacionales.
Ahora es pues, cuando deberemos ser más cautos con
nuestro endeudamiento ya es de $ 18,974.68 en el 2018, creciendo a un ritmo de
3.3% anual. Esto debe pararse o lo lamentaremos dolorosamente.
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