Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
La propaganda
afirma, que en la Fuerza Armada, ha habido un quiebre, separándo: la de “antes”
y la de “hoy”; los ya denunciados ataques al gremio periodístico y, los
señalamientos de corrupción, a los diferentes Órganos del Estado, a excepción
del Ejecutivo, son en apariencia, situaciones sin relación, regidas por la
política cotidiana, con fines electorales; realmente son todas, diferentes escenarios de
un planteamiento estratégico único: el Foro de Sao Paulo; no bajo la dirección
de la izquierda latinoamericana, liderada por Venezuela, sino con dirección
eminentemente local, para la consolidación del poder dictatorial de Nayib
Bukele, en una forma de izquierda, bajo un autoritarismo propio, desligado de la organización de izquierda
latinoamericana, pero con sus mismos principios.
La Fuerza Armada
ha pasado por diferentes períodos, hasta llegar al presente, pero conservando
su continuidad, sirviendo siempre a la estructura civil y, bajo el orden
constitucional; sus detractores confunden intencionalmente, el “deber ser” de
su institucionalidad, con el juego político cotidiano o con ambiciones
personales. El objetivo actual, es crear una separación conceptual, para que la
misma estructura quede bajo el dominio de Nayib Bukele, exigiendo un juramento
de lealtad hacia su persona y no, hacia la Constitución la que, en definitiva,
es la expresión máxima de la soberanía, que establece la entelequia nacional.
Los ataques hacia
la prensa, tienen por objeto su dominio, pues con éste, se obtiene el de la
opinión pública; la prensa integra, por medio de la noticia y el comentario, el
acontecimiento diario y así, el ciudadano se da cuenta del acontecer nacional y
se forma opinión, que dará su fruto político: el voto. Si se carece de
información y de libertad de expresión, se está gobernado por un dictador. La
cadena nacional, se ha convertido en tribuna política, para arengar sin oposición,
a sus partidarios, ya no es forma de enviar específicos mensajes a la nación.
El Foro de Sao
Paulo, plantea el desprestigio de las diferentes instituciones políticas y
cívicas del país, para logrado su debilitamiento, forzar cambios institucionales.
No sólo es el desprestigio de las instituciones, es también el cambio de los símbolos
patrios, procurando crear una nueva identidad, sin significado cívico, teniendo
sólo el del dictador. Como muestra, se puede mencionar el ataque a los Magistrados
de la Sala de lo Constitucional y los cambios en el escudo y otros símbolos
patrios, regidos por la Ley de Símbolos Patrios y con un significado
específico.
Las instrucciones
dadas a los funcionarios públicos, para no tener contacto alguno con la ANEP y
otras gremiales, pretende crear temor y señalar a los empresarios como enemigos
del “pueblo” y luego de marginarlos, realizar distintos ataques de amedrentamiento:
señalarlos de evasores, utilizando el poder gubernamental, como arma política
contra sus opositores. Todo destinado a dividir a la posible oposición e
impedir que la misma, busque nuevos líderes, fuera de los tradicionales, ya muy
desgastados por la propaganda gubernamental.
Los lineamientos
del Foro de Sao Paulo, fueron para consolidar el proyecto político de
Venezuela, en su expansión geopolítica, en una concepción muy propia de la
izquierda, pero sus lineamientos, son hoy utilizados por Nayib Bukele, en un
proyecto geopolítico propio, que puede pretender a Centroamérica, si observamos
su cambio de opinión sobre la integración centroamericana, antes combatiéndola y,
apoyándola hoy, para buscar el respaldo financiero y político del resto de Centroamérica,
cuando El Salvador se encamina, al caos político y financiero.
Es fundamental
comprender la estrategia para crear una dictadura en El Salvador, pues sólo
entendiendo claramente, el proceso que se sigue con tal fin, podremos preservar
el sistema político liberal, democrático y republicano que nos ha dado
bienestar.
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