Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
El triunfo de la coalición Nuevas Ideas – GANA, plantea
el populismo, enfrentado a la realidad. Éste populismo amenaza destruir los
partidos tradicionales y, la estructura de la vida cotidiana, por falta de
controles efectivos y pluralidad de pensamiento, dentro del sistema político,
la nueva tendencia es: legitimación por el “poder popular” o “poder originario”,
ejercido por una sola persona, a despecho de toda otra forma de pensar.
Nuestra realidad es otra; somos una nación que, por
sus limitaciones, necesita del ingenio personal para su desarrollo colectivo y no,
de un asistencialismo insostenible, ni del populismo, que llevó a un triunfo
electoral sin sentido, y pone en peligro, el bienestar de los ciudadanos.
El triunfo de esta coalición, débese a una campaña continua,
desde el inicio de la contienda electoral presidencial última, con constante
violación al Estado de Derecho, de lo cual se infiere lo que se puede avecinar:
autoritarismo, prepotencia y humillación. Ya no es posible la oposición, desde
los partidos políticos, pues el resentimiento generalizado hacia ellos, está
claramente expresado. Esta debe surgir, desde la lesión a los intereses privados
o particulares, en su efecto colectivo y generalizado.
El populismo del presente Gobierno, tiene que enfrentar
pagos urgentes de LETES y CETES y, otras obligaciones: no hay dinero, pero será
resuelto, por medio de un alza de impuestos, que no permitirá a la economía, recuperarse
antes del 2024, creando una espiral inflacionaria., que dañará los intereses de
todos, incrementando nuestros gastos y disminuyendo las utilidades, por lo que
tendremos menos capacidad adquisitiva, limitándose la satisfacción de las
necesidades familiares.
El ahorro de los trabajadores en las AFP, representa
dinero fresco para el Ejecutivo y, basta con una Ley, para que éste pase al
Gobierno, y pueda disponer de él, libremente, justificándolo por medio de “la
utilidad pública”, aunque dañaría a la totalidad del sector trabajador formal
del país. Estos son los intereses que deben ser defendidos, pues ya no será posible
hacerlo desde los tribunales, si se cambia la Constitución, las leyes
secundarias y, se nombran funcionarios genuflexos, al Ejecutivo.
El Salvador, siempre veló por su libertad, aún como
provincia de la Capitanía General de Guatemala y rechazó su anexión a México,
para no ser parte de un Imperio y hoy, sin advertirlo, ha elegido a quien se
puede llamar rey, pues amenaza crear formas jurídicas a su antojo, para
legitimar sus actos.
No serán los partidos políticos quienes señalen al
Gobierno, sus errores y atropellos sociales futuros, sino la conciencia general
que, al sufrir sus efectos, formará una nueva oposición, que vea con claridad,
la corrupción del presente Gobierno, que utilizó el odio, hacia los partidos
políticos, para encubrir sus desfalcos, a la economía pública.
Para mantener dicha cortina de distracción, serán
seguramente, señaladas las gremiales empresariales y banca, como los causantes
de bloqueo al Gobierno, para que carezca de los recursos económicos que desea, para
mantener su constante despilfarro.
Si el Gobierno, se declara en impago a las entidades
nacionales o internacionales, las tasas de interés subirán, afectando a miles
de usuarios: no será atribuible, a la Banca nacional, sino a la inestabilidad del
país, pero sí responsabilizará al sector financiero nacional.
Los salvadoreños deben estar conscientes, que la forma
de cambiará con una nueva Constitución y no hay estructura partidaria o, fuerza
de las gremiales y sindicatos, que pueda evitarlo, de tal manera que, en la
medida que los cambios afecten a la población, ésta tiene que unirse
gremialmente, en estructuras cívicas, fuera del alcance del Estado, pues éste
utilizará su fuerza, para el domino social y, la libertad de expresión, será
coartada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario