Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
La reciente captura de
dirigentes históricos del FMLN, para evitar disturbios el 1 de junio de 2024, previo
a la autoproclamación presidencial, es por el descontento que se vive en El
Salvador, pues cerrados los espacios democráticos, luego de las recientes
elecciones, que al no ser libres, fueron
realizadas bajo un Régimen de Excepción y el total dominio de las instituciones
políticas por el oficialismo, con exclusión de los partidos opositores, es
natural, que se busque una forma de manifestar políticamente, el acumulado
descontento.
Tal descontento, es
originado por los cambios drásticos en la administración pública:
desaparecimiento del sistema de pesos y contrapesos políticos y, de la eficaz contraloría
pública, por circunstancias y elementos que rompen el Estado de Derecho, y en
consecuencia, la certeza jurídica, que
no afecta, de manera sensible, al precario sector informal, pero si este es
desplazado de sus formas de subsistencia, realizando “limpieza social”, en aras
de una mejor imagen pública y, por la presión gubernamental, se obliga a salvadoreños
a vender inmuebles a extranjeros, desaparece la esperanza de cambio, por medio
de un relevo político, por lo que es natural, este tipo de manifestaciones.
La inasistencia como
protesta, de tres Diputados opositores a la autoproclamación presidencial, por
haber sido inconstitucional, es otra forma de manifestar el rechazo. Si se va a
considerar que toda disidencia es una forma de “terrorismo”, pueden darse las
siguientes posibilidades: 1) Los hoy capturados y quienes en el futuro lo sean,
se convertirán en los nuevos líderes del sentimiento nacionalista. 2) Si son
asesinados o declarados enfermos mentales, como lo fueron, Alejandro Muychondt
y su primo Ernesto Muychondt, serán mártires del régimen y 3) Si son procesados
en juicios públicos, darán pie a difundirse las causas que han llevado a tal
situación; de tal modo, que siempre el Gobierno, saldrá perdiendo, teniendo que
entrar en una espiral de uso de la fuerza cada vez mayor, alejando así, el
bienestar económico.
El jaqueo de vallas
publicitarias y del Órgano Judicial, es una forma de desafío al autoritarismo,
en su esencia: la tecnología y si el ataque puede proceder desde El Salvador, puede
venir desde el extranjero, pero demuestra la vulnerabilidad de los sistemas
tecnológicos, en los que pretende el Estado, centrar su poder cotidiano.
Si aumenta el aparato de
represión y espionaje, este será mas oneroso, con una economía en
decrecimiento, atacando a los países democráticos: Estados Unidos y España, por
ahora y seguramente luego, lo hará con Alemania y Francia, para abiertamente, acercarse
a Rusia, China, Qatar y a los países africanos, todos autocráticos. que
sostienen una lucha geopolítica, contra Estados Unidos y Europa.
Las previas manifestaciones
populares, fueron detenidas por cercos policiales que impidieron que los
manifestantes entraran a San Salvador, ahora al crecer estas y amenazar con ser
más violentas, encarcelan a sus lideres.
Hay que considerar, que
el proceso actual, iniciado por Bukele, obteniendo la presidencia en su primer
mandato, fue por el desprestigio contra los partidos políticos tradicionales, ampliándolo,
al sistema político. Hoy, asume el poder, bajo fraude y autoritarismo: el
salvadoreño, está perdiendo su tierra y la libertad, para decidir sobre ella.
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