Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 17 de diciembre de 2014.
El desmoronamiento inminente
del ALBA, por causa de su insostenibilidad económica, frente a la baja de los
precios del petróleo, obligará al FMLN a ciertas acciones y replanteamientos,
con respecto a sus finanzas. La satisfacción o no, de las necesidades
financieras del FMLN, dependerán hoy de
la habilidad que tengan para la explotación de sus inversiones, del manejo de
los recursos del Estado en su beneficio, y, de la ayuda internacional que el
Gobierno del FMLN, pueda consolidar, en un difícil equilibrio de la política
exterior salvadoreña.
Para poder entender el
efecto del petróleo, en la economía interna del FMLN, débese analizar esta situación
desde su origen: la baja en los precios del petróleo, obedece a la natural
oferta y la demanda en el libre mercado internacional; sin embargo, se ha manipulado
este recurso, por Arabia Saudita, como si fuese instrumento de economía de guerra, en previsión de inminente
lucha directa con el Estado Islámico y, una crisis petrolera, provocada por el
desarrollo tecnológico, en la extracción del petróleo.
Esta situación que no
será resuelta a mediano plazo, provoca
la quiebra venezolana, por la inviabilidad de la explotación de sus recursos,
los cuales, debido a la naturaleza pesada de su petróleo (bituminoso) y la
carencia de tecnología apropiada, que le permita bajar los costos, aunada a la
falta de previsión sobre un deterioro de los precios, hace prever un colapso
interno, que forzosamente se extenderá hacia sus áreas de influencia, a no ser
que, abandone a estas, para la satisfacción de sus necesidades nacionales.
El FMLN debe forzosamente
enfrentar dos problemas: el primero de ellos, es asegurar el pago de la deuda
ya contraída por ENEPASA con Venezuela; y esto hoy, cuando las Alcaldías no
tienen capacidad de pago, lo cual
significa que, por algún mecanismo legal,
deberán integrar dicha deuda, a
la totalidad de las deudas del Estado salvadoreño. Esta situación deterioraría
los balances maquillados que ha presentado el Estado de El Salvador al FMI, lo
que limitará la adquisición de nuevos préstamos.
El segundo problema que
tiene el FMLN, es que el total de sus inversiones, que oscilan entre $ 650,
000,000 y $800, 000,000 (pues los balances de sus empresas son manejados como
un secreto y habría que aplicar los principios de valoración de empresa, a
entidades relacionadas), hacen muy difícil un cálculo exacto, pero sí
estimable. El FMLN tiene que asegurar el acaparamiento de los nichos de mercado
ya existentes, mediante el desplazamiento de quienes lo tienen hoy, para tal
medida; cuentan con las distintas superintendencias, la Defensoría del
Consumidor y el Ministerio de Economía, pero estas acciones, traerían una mayor
fricción con la empresa privada y siempre tendrían que operar dentro de un
mercado interno deprimido.
Aunque algunos
analistas políticos, creen que el colapso económico del FMLN, vendrá con el
desmoronamiento de Venezuela, no es verdad, pues las empresas ALBA en El
Salvador, son una fuente de recursos aún no explotada. Sin embargo, el mayor
obstáculo para beneficiarse de este recurso, es su fin político y no,
empresarial. Y en vez de competir las empresas del ALBA, en el libre mercado,
competirán con el favor del Estado y más aún, contratando con el Estado. Esta
situación puede complicar el financiamiento de la oposición política
salvadoreña, pues sus recursos provienen, exclusivamente, de la actividad
privada, que todas las empresas ALBA, pretenden absorber.
Esta nueva realidad,
plantea la necesidad de que la oposición política y económica salvadoreña, se
consolide en un sólo bloque; pues es objetivo del FMLN, el desaparecimiento de
las mismas. Esta unidad en bloque, sólo es posible si el empresario comprende
que el modelo planteado por el FMLN, es o el venezolano o el chino y no, el
nicaragüense, el cual permite el funcionar de ciertas empresas privadas, bajo
términos convenientes a los jerarcas del partido, al estilo del desaparecido
régimen de Somoza.
El modelo venezolano,
concentra la actividad económica en las empresas pseudo estatales y lo único
que consigue el empresario, es la extensión de la vida empresarial privada,
antes de ser desplazada por las nuevas empresas. Por otra parte, los candidatos
políticos de oposición, deben comprender que, la oposición no está “a su
servicio”, sino por el contrario, son ellos el instrumento político de la oposición. Si no
se ve claro en esta situación, la oposición salvadoreña no podrá beneficiarse
de la precaria situación económica del FMLN.
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