Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 7 de
abril de 2015.
Actualmente el FMLN
vive una ficción política: la de participar nuevamente, en la Guerra Fría; no
reparan sus dirigentes que actualmente, son el partido de gobierno y que se vive
en el mundo una diferente realidad geopolítica. Aunque los actores actuales son
los mismos de antaño, las condiciones son muy diferentes; muy señaladamente las
de Latinoamérica: región que urge un clima de estabilidad y neutralidad política
para enfrentar urgentemente y con éxito la amenaza del hambre y además, la no
menos peligrosa, del expansionismo chino.
El analista ruso
Gueorgui Bovt, escribe en La Gaceta: “La nueva Guerra Fría entre Rusia y
Occidente parece inevitable, con independencia de si el conflicto en Ucrania
sigue "congelado", al menos hasta el verano”. También, el filósofo y
político estadounidense Avram Noam Chomsky, respetado por demócratas y
republicanos, escribe: "Sea cual sea la opinión que se tenga de Putin (…)
los rusos tienen un motivo (de preocupación) legítimo, a saber, la expansión de
la OTAN (…) hacia las fronteras de Rusia, y que ningún líder ruso, sin importar
quién sea, puede tolerar que Ucrania, el núcleo geoestratégico de Moscú, pase a
formar parte de una alianza militar hostil". En términos iguales se
expresa el profesor Vladímir Shtol, de la Academia Rusa de Economía y Gestión
Pública, luego de las maniobras militares de la OTAN y de Rusia, en el norte de
Europa.
Aunque los actores sean
los mismos, las condiciones de las fuerzas no lo son: Rusia posee una flota
obsoleta, su arsenal nuclear está disminuido
y, por sobre todo, ha perdido sus satélites (Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Yugoeslavia
etc) gracias a los que contaba con una posición geoestratégica privilegiada.
Aunque su Fuerza Aérea se mantiene actualizada y todas sus fuerzas de
tierra, mecanizadas, sus fuerzas
militares convencionales no son comparables con las combinadas fuerzas europeas
y norteamericanas. Su margen de maniobra es relativamente escaso con Europa,
pues del gasoducto ruso, depende el abastecimiento de gas natural a esa región.
Sin embargo, las necesidades geopolíticas rusas, le impulsan a tener injerencia
en el medio oriente y, a buscar bases militares en Latinoamérica, y así, tenga su fuerza aérea un alcance global.
Es con referencia a esta situación que los dirigentes del bloque latinoamericano
del ALBA, viven una ficción política, pretendiendo revivir la realidad de sus
años mozos, de insurgencia “anti imperialista”.
La realidad se impone:
Estados Unidos y Europa ya no temen a Rusia, pues la amenaza del yihadismo para
todos, constituye un peligro real y concreto que deberán enfrentar en conjunto
y, sólo los países latinoamericanos del ALBA, ignoran por ficción política, su
propia realidad; de las relaciones comerciales con occidente, dependen su
existencia y de los créditos del Banco Mundial y no, del BRICS, cubren las
necesidades gubernamentales, sin cuyos créditos, sería imposible mantener la
gobernabilidad necesaria para cada país.
De las remesas
familiares depende el poder superar el hambre, miles de familias
latinoamericanas; remesas que provienen del “imperio” y al que el ALBA pretende
destruir, basándose en una supuesta ficción de unidad geopolítica. De la cual,
según el Ministerio Popular para Relaciones Exteriores de la República Bolivariana
de Venezuela, fechada el 2 de junio de 2014: “Bernardo Álvarez, secretario
general de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba),
confirmó al Estado de El Salvador como miembro pleno de dicha alianza
bolivariana iniciada por el Comandante Hugo Chávez”.
Es China, la única fuerza a la que Estados Unidos
teme, y China ha puesto ya sus miras sobre Latinoamérica y ésta, embelesada
con la esperanza de contar con un mercado ilimitado, permite la penetración de
capitales e inversionistas chinos, los que con una política de “mano blanda”, van
extendiendo sus áreas de influencia, con al amparo de que la atención esta desviada
por la presencia rusa y la visión política de Izquierda.
La Cancillería
salvadoreña errará la posición nacional, si en la VII Cumbre de las Américas (a
celebrarse en Panamá) se adhiere a la pretensión de defender al Gobierno
autoritario de Nicolás Maduro. El Gobierno salvadoreño estaría adoptado una
posición internacional contraria al sentimiento nacional y por sobre todo, y
estaría alineándose al bando más débil y por consiguiente, perdedor.
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