LAS PANDILLAS Y SU
TREGUA
Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 13 de
abril de 2015.
Los veinticuatro puntos
de negociación propuestos por Raúl Mijango, para alcanzar una tregua con las
pandillas, constituyen acto de sedición, al cual ni el Gobierno, ni la Fiscalía General de la
República no han dado respuesta. Aunque el
Gobierno niega haber negociado con las pandillas, sus acciones, en la práctica, sí favorecen tal negociación: dando
más vigor a las pandillas y permitiendo que su vocero actúe con plena
impunidad.
De las distintas
declaraciones dadas a los medios de comunicación por Raúl Mijango, se
desprenden claramente, dos situaciones: 1) es conflicto entre las pandillas y el Estado y, 2) pretenden las pandillas, el poder total.
Ante tal situación, el Gobierno, sin
realizar acciones concretas, se limita a
“estudio del problema y desarrollo del el mapeo de violencia”, y también a asistir
a cultos protestantes, orando por el cese de la violencia en El Salvador.
El Padre Toño, en
declaraciones dadas vía electrónica al Diario 1, también deja clara la
situación: “la violencia es el origen de la violencia”, con lo cual quiere
significar que es la represión del Estado, la que genera reacción violenta de
las pandillas y que, si no hubiese “represión
policial”, no habría violencia. Son de considerar en este punto, distintas valoraciones tanto ideológicas como
prácticas, que pueden estar determinando los futuros acontecimientos.
La Izquierda tiene el
poder y ve un enemigo en las pandillas, ideológicamente
sin embargo, el fenómeno pandilleril es un elemento natural en su dialéctica: una
expresión social, contra el poder establecido. Al respecto, consideremos la tendencia ideológica de
quienes son mediadores entre las pandillas y el Gobierno y los que han
favorecido con su intervención a las pandillas: son quienes han creado un conflicto entre el poder del Gobierno y su
ideología; los mediadores no ejercen poder dentro del Gobierno, pero lo persiguen y las pandillas son su
medio para obtenerlo, mientras que para
las pandillas son los mediadores su medio para obtener el poder, porque son los mediadores quienes conocen la
estrategia y, las pandillas sólo son la fuerza bruta.
Las pandillas son una fuerza sin ideología, que atiende sólo a sus necesidades temporales:
alimentación, techo, reproducción etc. Lo cual le permite reaccionar y
aprovechar prontamente, cualquier situación que les sea favorable, como el
conflicto ideológico – poder, desarrollado dentro de la Izquierda.
La psicología del
pandillero es la del hombre primitivo, pero
que vive y actúa dentro de la sociedad sin pertenecer a ella, pero de la cual espera obtener lo necesario para satisfacer sus
necesidades materiales; ahora se ha
percatado de que es más fácil obtener sus recursos, del Estado. Y que este
sea su “recaudador”; obtendría así todo el dinero que cree necesitar y
fortalecería sus cuadros de mando delictivo.
Es el mismo Gobierno y
los negociadores quienes han favorecido esta posición de las pandillas, atribuyéndoles
características propias de una organización: mandos, planeación, fines y objetivos;
siendo que ésta no los tenía: realmente tales elementos han sido forjados por
el Gobierno mismo.
Ante la inacción del Gobierno
contra las pandillas, debemos de esperar mayores acciones delictivas y no hay
sociedad que pueda desenvolverse económicamente en un estado virtual de guerra.
Sería como una repetición de lo que fueron los Acuerdos de Paz de 1992.
Esta catástrofe podría
evitarse, si la sociedad salvadoreña en bloque, hiciese un pronunciamiento
claro y contundente contra las pandillas, exigiendo al Gobierno la actuación
plena de la PNC y de las Fuerza Armada en coordinación y, considerando el
fenómeno no, como un delito común contra particulares, sino delito contra la existencia del Estado. De no
dar al fenómeno este enfoque, córese el
riesgo, de una transformación política, económica y social sin precedentes en
El Salvador, que obligaría al cese de
toda actividad económica lícita y, al abandono del territorio nacional por
parte de sus ciudadanos.
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