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lunes, 19 de octubre de 2015

DECRECIMIENTO ECONOMICO DE EL SALVADOR


Por    
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 19 de octubre  del 2015.

Desde los años noventa hasta la fecha, El Salvador ha sufrido de un decrecimiento económico, el cual puede explicarse desde diferentes perspectivas: repercuten las variables económicas de diferente manera, conforme la visión política del Gobierno y de la interpretación que éste tiene, de las funciones propias del Estado, en relación con su población.

A raíz de los Acuerdos de Paz, El Salvador tuvo un crecimiento económico del 6%; posterior al  2007, el crecimiento fue de un 4.7%; a raíz de la crisis financiera del 2008, el crecimiento cayó, en el 2009 a un 3.1%; en 2011 al 2013, fue de 1.9% y así se ha mantenido más o menos constante hasta la fecha, pese a que las proyecciones favorables, tanto del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y aún del mismo Banco Central de Reserva,  han predicho, para El Salvador, una mejoría económica.

El decrecimiento económico, ha sido consecuencias de las políticas asistencialistas, promovidas como resultado de nuestro conflicto armado y, fue con la intención de contener el avance político-militar de la Izquierda, según fórmulas del Profesor Roy Prosterman y a instancia del Departamento de Estado, y que se realizó la repartición del 23% de la tierra del país, en sus dos etapas, con beneficio sólo del 5.8% de la población y con un descenso del PIB de -0.4%, cayendo  la agricultura cayó en –0.7%. Los efectos negativos fueron encubiertos por la economía de guerra de la época.

Obligadamente para sostener este asistencialismo, se nacionalizó la banca, la cual hubo luego de privatizarse, para evitar su colapso. Después de los Acuerdos de Paz, el asistencialismo continuó mediante subsidios a la luz, al gas, a la electricidad y al sistema de transporte, según fuesen las diferentes “políticas sociales”, con la finalidad de obtener votos. Los efectos negativos de tales políticas, no se sintieron, gracias a la ayuda extranjera, para la recuperación de la postguerra, pero como consecuencia, el Estado descuidó sus verdaderas funciones: servicios de administración pública, justicia y seguridad ciudadana, lo cual ha deteriorado peligrosamente  las condiciones de competitividad del país.

La justicia no es sólo juzgar a tal o cual personaje famoso, o resolver prontamente, cuando es un caso notorio; es sobre todo el quehacer común de los tribunales: pequeños  juicios civiles, reclamaciones de deudas, conflictos de familia etc., es también un simple trámite frente al Estado, como solicitar un permiso o una solvencia lo cual se ha vuelto hoy,  cada vez más complicado, según las nuevas reglamentaciones, que son impuestas, por la presión política del momento; se ha dejado de lado la aprobación de leyes que mejoran la condición del ciudadano, como las de protección laboral, integración aduanera o también las de simples normativas, como la Firma Electrónica, que para ser aprobadas han tenido que esperar más de diez años.

Este asistencialismo se ve  complicado también por la errónea concepción de que toda función pública subsidiaria, tiene que ser totalmente privada o totalmente pública según sea el Gobierno de turno, concesionando los servicios públicos o restringiendo su explotación a conveniencia política.

Estos equivocados enfoques, plantean una lucha constante, por ganar el favor electoral, mediante el asistencialismo público y la creación de estímulos o restricciones económicos, según sean los grupos que dan su apoyo al Gobierno, o que sean oposición.

Las condiciones geográficas de El Salvador,   la facilidad de mantener sus infraestructuras, su abundante mano de obra y los constantes flujos de dinero provenientes de las remesas, son condiciones suficientes para  que el país pudiese mantener un ritmo de crecimiento promedio. Pero  las condiciones internas, le deterioran más cada día, en beneficio de las pandillas y el narcotráfico. Si hoy se retirase el asistencialismo ofrecido, reinaría el caos político, razón por la cual el asistencialismo no debe continuar incrementándose. La recuperación económica está en factores de la política interna y no, en condiciones económicas externas.



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