Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 27 de
octubre del 2015.
Hay en este momento dos controversias, a cuyo derredor está girando la política
salvadoreña: la delincuencia y la corrupción. En la primera puede apreciarse
una clara operación política, por parte del FMLN: su objetivo estratégico, es la
de conseguir mayor financiamiento para los programas relativos con las
pandillas, es decir, consolidar a éstos en una estructura que cree sobre ellas
algún control sobre ellos, a cambio de un asistencialismo. La táctica consiste
en utilizar a la Iglesia Luterana y a distintas ONG´S creadas ad hoc y
debilitar a sus oponentes políticos para una menor oposición a estos planes.
Todo lo cual se logra operativamente, mediante demostraciones públicas de
cohesión entre los familiares de los pandilleros y la Iglesia Luterana, y
también consolidando la alianza FMLN-GANA-CN, así como desestabilizando la estructura
legislativa de ARENA.
Necesita el FMLN demostrar
que sí posee la capacidad para controlar el país, por sobre la oposición,
demostrando además que sus planes de
seguridad son novedosos y distintos a los que pudiese proponer la oposición y, sobre
todo, que sí son realistas y efectivos. El diputado del FMLN, Calixto Mejía, ha
afirmado que la violencia no es producto de los Gobiernos de Izquierda y lo
enfatiza: “no olvidemos que los padres de esa bestia criminal terrorista son los
20 años del gobierno de ARENA, al que ahora estamos enfrentados". También ante
los cuestionamientos de la Fiscalía, de que hoy los pandilleros usan tácticas
de guerrilla, el Diputado del FMLN Misael Mejía, afirmó en la Comisión de
Seguridad, que esto se bebía al entrenamiento dado por ex – militares. Sin
embargo, por los videos, canciones y demás demostraciones públicas, se prueba que el pandillero se siente el
heredero del espíritu de la insurgencia de los años 80 ´s, pero volcado esta vez, a su supervivencia y defensa de su territorio. Una posición que
incomoda al FMLN.
La alianza de GANA y UN con el FMLN, pueden asegurar a éste los
votos necesarios para la mayoría simple, pero eso no les asegura el apoyo de la
población, el cual va en mengua, debido al desgaste acelerado que están
teniendo, por sus malas políticas, en referencia a los dos problemas
fundamentales del país: inseguridad y corrupción. Por lo que necesitan un
debilitamiento en la oposición, para evitar que ésta, capitalice el descontento;
una de las formas más fáciles de lograrlo, es debilitando la disciplina partidaria de ARENA en relación
con su cúpula. La noticia ha llegado a la prensa por medio de una insinuación
en el “Confidencial” del Diario El Mundo, revelando un posible transfuguismo,
así como que hay una pugna interna en una alcaldía en el occidente del país,
recientemente recuperada por ARENA en estas pasadas elecciones. Todo lo cual
debilita la capacidad de negociación, en acuerdos interpartidarios como el de
Apaneca.
Los necesarios recursos
para los proyectos con las pandillas, necesitan ser aprobados lo más pronto posible,
para complementarlo con ayudas
económicas extranjeras y solicitar, a la empresa privada, que incorpore obligadamente en sus estructuras
laborales, a los pandilleros.
La oposición no está de
acuerdo con los planes para contener la violencia, propuestos por el FMLN, pues
básicamente consisten en privilegiar a menos de un 5% de la población, por sobre
el resto de la ciudadanía que sí acata la ley; será darle un trato preferencial
a quienes combate contra la soberanía del Estado. Por otra parte, moralmente el
ciudadano honrado se niega a aceptar que el ejercicio de la fuerza y la
impunidad, sea creadora de derechos y de protección del Estado.
Existen muchas fuerzas
de oposición al Gobierno, pero la única que tiene poder político es ARENA, y
por esta razón es necesario dividirlo. El poder económico expresado en FUSADES,
ANEP y la Cámara de Comercio, que son los principales interesados en evitar
estos propuestos proyectos por el FMLN, pues son los principales afectados por
el quehacer de las pandillas y saben muy bien que, aunque exista una
reinserción parcial de los pandilleros, no pararán las extorsiones y las
amenazas; puede que la lucha entre pandillas sea menos violenta, y que así haya
una disminución en los homicidios, pero no se eliminará el problema, sino uno
de sus síntomas.
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