Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 14 de
octubre del 2015.
Extensión de la
libertad de expresión, es la libertad de información: derecho humano
fundamental, reconocido por el Derecho Internacional, y sin el que, imposible
sería, poder conocer la realidad, desarrollar la opinión y darle vida al
sistema democrático; pero no obstante, se cuestiona aún ¿Qué conviene que
conozca la población?
El artículo 13 de la
Convención Americana de Derechos Humanos, establece que “No se puede restringir
el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de
controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias
radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o
por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación
de ideas y opiniones". Los métodos de restricción indirectos, conllevan el
uso de mecanismos legítimos, pero ejercidos de manera discriminatoria o abusiva, para así,
incidir en el debate público de los
problemas sociales y crear una realidad ficticia, que contrasta con el diario
vivir del ciudadano.
Por esta razón, el
Derecho a la Información es un concepto jurídico de orden público, en la medida que se garanticen las mayores
posibilidades de circulación de noticias, ideas y opiniones, así como el más
amplio acceso a la información por parte de la sociedad. La libertad de
expresión se inserta en el orden público primario y radical de la democracia, fusionándose
dos categorías de derechos: la libertad de expresar y la libertad de recibir:
lo cual concreta la dimensión social de la libertad de expresión. Ambas libertades,
deben ser simultáneamente, protegidas.
La función de ambas libertades
resuelve el Control Democrático de la Sociedad, pues la opinión pública, frena o estimula las
acciones de quienes ejercen la representación del pueblo. Por ejemplo, habría pasado
inadvertido el enriquecimiento ilícito de un funcionario, su corrupción o vida
escandalosa, si los medios de comunicación, no lo hubiesen hecho público.
Existe la tendencia de
querer controlar los medios de
comunicación masiva y las redes sociales, bajo el pretexto de que su poder económico
y su amplia difusión, sobrepasa las de las “redes comunitarias, como verdadera
expresión popular”, sin embargo, los medios crecen en razón directa de su
aceptación pública, según sean sus diferentes contenidos. Este control natural
de los medios, sólo puede darse si existe plena libertad económica y libre competencia.
Cuando seguimos la trayectoria de los medios de comunicación, observamos que
éstos desaparecen o no crecen, cuando no logran una plena aceptación, lo que
generalmente sucede, cuando el medio sólo tiene como fin, la defensa de un
grupo político o la propagación de una ideología.
El uso ideológico de
los medios de comunicación gubernamentales, aliena la libertad de información,
pues no permite comparar las diferentes versiones de la realidad nacional y es
más, al usar fondos públicos, tergiversa los fines propios del Estado.
Las Redes Sociales son
la nueva forma de transmisión masiva, y
aunque limitadas por el uso de la Internet, aseguran conocer, de primera mano,
el pensamiento y su reacción ante los nuevos
acontecimientos sociales; sin embargo,
la negativa del Gobierno a ser transparente la información pública, poniéndola
bajo el amparo de “reserva”, lejos de ocultar la información, permite la especulación
pública y aumenta los ataques contra el funcionario que se niega a revelar sus actuaciones.
Sin la libertad de
información, sería imposible mantener el sistema democrático y advertir la
primera señal de tiranía. Lamentablemente hoy, en pleno siglo XXI, hay muchos
países que restringen la libertad: Venezuela, Cuba, Ecuador y Bolivia, lo cual
evita el pleno desenvolvimiento de estos países, pues su ciudadanos están inmersos
en una lucha por recobrar su sistema libre y no, en la producción y desarrollo
de sus países; El Salvador, corre ese riesgo.
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