Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 24 de
diciembre del 2015.
La inmensa mayoría de
salvadoreños, no tendrá esta Noche Buena que comer; algunos esperan poder
llegar a sus casa antes de que los mareros les den muerte, por no poder
pagarles “el bono navideño”, para muchos será ésta, la última reunión navideña,
con su familia, antes de su viaje a los Estados Unidos, diecinueve militares,
esperan una sorpresiva captura por hechos de la Guerra Fría y el odio que
generado en la misma, aún no se extingue. Los pocos que sí, que pueden celebrar la navidad en familia,
procuran centrarse en el verdadero espíritu navideño: el amor a Dios, que se concreta en el amor al prójimo, sin el
consumismo de la época. Esta fecha
permite reflexionar sobre dos hechos
milagrosos: la tregua no oficial en el frente
occidental, en vísperas de la navidad de 1914 y en el frente de las Ardenas (Bélgica)
en la Noche Buena de 1944,entre tres soldados norteamericanos y cuatro
alemanes, en la casa de un niño de 12 años, Fritz Vincken.
La tregua pactada por
los soldados, fue a causa del espíritu navideño: paz entre los hombres de buena
voluntad. En nuestro convulso país, parece que la paz es muy difícil: el marero
mata al que le desobedece; el que no
vivió el conflicto armado, vuelca su odio contra los militares hoy en retiro, que si lo hubiese hecho, desterraría de su
alma el odio y la venganza; el salvadoreño forzado a emigrar, no tendría que echar
mano a los bienes familiares para poder pagarle al coyote, y luego ser nuevamente victimizado, por el crimen
organizado tanto guatemalteco como mexicano. Y quien tiene aún ingresos para
subsistir en estas fiestas, ignora si en
realidad, contará con su empleo en enero, pues puede ser que su empleador
carezca del dinero para cancelar sus salarios, ante un inminente incremento
salarial y una mayor presión impositiva.
Pero aunque sea por un
día, deberíamos de imitar la paz del soldado: no causar daño, recogernos en
nuestro ser interior y rezar por un sólo día de paz, una paz propia, que nos serene y nos libre del odio y de hacer
daño, ni siquiera como retaliación ideológica o de grupo. Si es así, aunque sea
en la mayor miseria, se podrá celebrar el nacimiento de Cristo.
PUBLICACIÓN ACCIÓN LES
DESEA A TODOS SUS LECTORES, PAZ EN ESTA NAVIDAD.
ES EL DESEO DE SU
EDITOR FERNÁN CAMILO ÁLVAREZ Y EL DE TODOS SUS COLABORADORES.
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