Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 2 de
diciembre del 2015.
Hoy que vemos en la
práctica, la aplicación del socialismo en El Salvador: nuevos impuestos,
negociación con las pandillas, desmejora y encarecimiento del servicio de agua,
amenazas contra la libertad de expresión, corrupción y falta de transparencia,
es necesario entender cuáles fuerzas, en
la actualidad, actúan en oposición al socialismo, cómo será su papel en dicha
oposición y si ésta, será realmente efectiva.
Engloba la Izquierda, a
quienes se le oponen, en un término sólo: la “Derecha”, sin embargo, la
Derecha, sea como unidad política o unidad ideológica, no existe: es, en
realidad, una amalgama de pensamientos que gira en torno a satisfacciones de necesidades
individuales, conforme se requieran dichas satisfacciones, dentro del Estado,
según sean las capacidades individuales, en el ejercicio de su libertad.
Conceptualmente, la
Izquierda sataniza la satisfacción de
las necesidades individuales, a excepción hecha a las de sus dirigentes. Sin
embargo, toda satisfacción es personal, aunque ésta se satisfaga
colectivamente, pues el objeto último del Estado es la persona humana y no, tal
como lo sugiere la izquierda, un abstracto ente colectivo.
Y es así que
básicamente tenemos dos tendencias en la Derecha salvadoreña: conservadurismo y
liberalismo. La primera, busca la
continuidad, el respeto por las instituciones tradicionales y la estabilidad, la
segunda es un movimiento reformador, pues pretende construir un sistema social
individualista, en el cual predominen la libertad, los derechos individuales y
la economía de mercado, todo en
oposición a la interferencia estatal.
Todos los grupos
cívicos y entidades gremiales, que
defienden el sistema de libertades y que y que son la mayoría de los indignados
por la corrupción, actúan conforme a una mezcla de estas dos tendencias, lo
cual les da claridad a su pensamiento para poder hacer efectiva la defensa de
sus principios en cuanto a sus intereses individuales: solicitar justicia,
mediante el uso de cualquier medio legítimo, es su forma de actuar.
Aún sin estar
conscientes de ello defienden estos principios, quienes se manifiestan en la
vía pública, exigiendo que se les brinde el servicio de agua potable, el cual es cobrado injustamente, o que exigen
al gobierno, el cumplimiento de las prestaciones laborales ya pactadas.
Sin embargo, el
problema ideológico, se presenta en la estructura política de oposición, pues
los Diputados, Alcaldes y Concejales, obedecen
más a los intereses de sus políticas locales,
que a las estrictamente nacionales. Y siendo ARENA, la única oposición
partidaria a las pretensiones del socialismo, vemos que su reacción, es condicionada
por situaciones circunstanciales y no, estrictamente por cuestiones de fondo, por lo cual es una oposición débil y que sólo actúa en respuesta a la iniciativa
del FMLN, y no a una estrategia propia, basada en los principios liberales,
como los señalan sus estatutos. Razón que explica el transfuguismo de los
últimos años.
Situación tal, que
salta a la vista al momento de elaborar mapas de actores, intereses e ideas. Los
conceptos de “Derecha” o de “Izquierda”,
resultan débiles, ante la evolución de los mapas ideológicos actuales, cuando vemos que políticamente, el socialismo
ha fracasado en su sustento básico: el populismo. Y aunque falta mucho camino
por recorren aún, debemos de ir pensando cuales van a ser las ideas o las
tendencias que seguiremos para la reconstrucción nacional: ¿Continuaremos con
el mercantilismo? ¿Sostendremos un liberalismo puro o libertario? ¿Mantendremos
el centralismo o la descentralización
municipal? Son incógnitas que deberían resolverse desde ahora, para presentar una
oposición más efectiva al socialismo, creando mentalmente, una estructura de
Estado, congruente con la realidad.
La izquierda quiere
llevarnos a debatir si ellos en un congreso partidario, tienen derecho a
proclamar el socialismo y comunismo. Claro
es que en su congreso sí tienen derecho
a proclamar lo que deseen, pero a lo que
no tienen derecho, es a imponerlo por medio de la corrupción, y de la fuerza,
invocando para ello, la marginación, la injusticia social la ancestral injusta
distribución de la riqueza; y mucho menos con amenazas sobre alzamientos populares,
pues ameritaría contenerlos con la misma fuerza que ellos ejercieran.
En conclusión, si no
somos conscientes de los valores que defendemos, especialmente la oposición
partidaria, no podremos reconstruir El Salvador, ni mantener a raya al
socialismo, aunque éste se esté desmoronado por su propio peso y corrupción.
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