Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 28 de
diciembre del 2015.
Durante muchísimos
años, miles de latinoamericanos han
encontrado en los Estados Unidos un floreciente modo de vivir, pero a partir de
2016 podría tener fin el ciclo de inmigración en ese país, pues los problemas políticos
y sociales generados por tal inmigración, supera los beneficios que se generan
de la misma y así, a partir de 2016 se proyecta poner fin a dicha inmigración.
Débese considerar que, el 4% de la población de los Estados unidos, es ilegal.
El latinoamericano hizo
suyo el “sueño americano” pero no en su patria, sino en los Estados Unidos y
siendo ya imposible continuar la vida en ese país, tendrá que escoger: volver a
la tierra nativa o emigrar hacia otras tierras, porque las condiciones sociales de Latinoamérica no permiten el
desarrollo humano como en los Estados Unidos. La falta de libertades y el estímulo
de premio al espíritu emprendedor, faltan en Latinoamérica pero es el que sí han
encontrado en los Estados Unidos. En Latinoamérica, la prosperidad económica
tiene casi únicamente como origen la servidumbre política y no, el espíritu emprendedor de la libre empresa.
Existe el consenso,
entre Demócratas y Republicanos, de la necesidad de poner fin a la inmigración
ilegal. Las propuestas para su efecto van, desde la más radical, que deportaría
11.5 millones de indocumentados en dieciocho meses, hasta la menos dura, que
contempla una mezcla de meditas para regularizar a los ilegales: cierre de la frontera y un mínimo de deportaciones.
Tales medidas pondrán fin a la emigración hacia los Estados Unidos, proceso que
fue iniciado desde la fundación del país.
Son mucho más
complicados en los Estados Unidos, los problemas sociales, económicos,
políticos y medio ambientales, que los mismos en Latinoamérica, pero muchas veces
sus problemas quedan ocultos por la extensión de su territorio y por lo diverso
de su sociedad, no obstante, existe un sistema de libertades que premia el
esfuerzo, la dedicación al trabajo, tanto como al ingenio humano: no hay límite
para su capacidad, triunfa todo aquel que posee alguna cualidad sobresaliente:
el único límite es la capacidad de trabajo.
En Latinoamérica, el medio de progresar no es por lo común, el
esfuerzo personal, sino por la política, lo que lleva a establecer un sistema
en el cual, sólo se progresa por el favoritismo del poder y, sólo se subsiste
por la dádiva de éste. Este proceder
destruye la iniciativa privada y sobre todo, anula el espíritu
emprendedor. Busca el desarrollo y la igualdad en la destrucción de la riqueza
y no, en la creación de la misma.
Los inmigrantes
salvadoreña a los Estados Unidos, generan el 17% del PIB, lo cual equivale al
85% de las exportaciones, incluyendo la maquilera, el 106% de la inversión
extranjera directa y el 92% del Presupuesto General de la Nación. Por
consiguiente puede concluirse que una disminución
en las remesas, será catastrófico y peor aún, si las deportaciones aumentan. Según
estadísticas, han ingresado hasta agosto del presente año 34,575 personas
deportadas, pero posiblemente su número es mucho mayor, pues hay muchos que en México,
niegan su origen, y esperan quedar en
territorio mexicano.
El problema es que el
deportado, no puede ingresar a la fuerza laboral salvadoreña, pues esta está
saturada. El salvadoreño deportado ya no envía remesas, por lo que deja sin
sustento de entre tres a cinco personas, lo que multiplica el problema. Es de
suponer que ante inminentes redadas en los Estados Unidos, muchos salvadoreños emigren
hacia Canadá, donde existen fuertes asentamientos de salvadoreños, pero las leyes migratorias canadienses son mucho
más estrictas que las de los Estados Unidos. Otro fenómeno que estamos por ver,
es el aumento migratorio hacia Nicaragua, Costa Rica y Panamá, lo cual
aliviaría teóricamente, la presión poblacional. Si los deportados se asientan nuevamente
en las ciudades, porque la presencia de las maras les impide regresar al campo,
la presión poblacional podría agudizar los conflictos ya existentes y superar
el alivio migratorio hacia otros países centroamericanos.
La única alternativa
que tiene El Salvador, es generar el mismo sistema de libertades que hay en los
Estados Unidos y aprovechar las capacidades adquiridas por nuestros
conciudadanos en dicho país. Sin embargo, lejos de visualizar esta posibilidad,
sólo se vislumbra más control estatal y municipal, sobre todo, una mayor
politización sobre cuestiones eminentemente técnicas de la vida social, que nos
alejan de las soluciones prácticas.
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