Por Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 2 de abril 2016.
La creación del
Movimiento Revolucionario del Pueblo, es un tercer intento de unificación de
las pandillas, al cual debemos ver, primero, como factor de unificación de las
pandillas –que presentan un frente común, ante las acciones del Gobierno- y segundo,
factor de peso, para las próximas elecciones.
Aunque en aparecidos videos, se pueda ver unificados, a supuestos
miembros de todas las pandillas, aún están éstas muy lejos, de poder presentar
un frente unido, pues sus problemas internos son muy profundos, especialmente por
la pugna de poder de sus jerarquías y el control territorial, el cual no se ha
aún definido. El anuncio de Raúl Mijango,
de unificarlas bajo su movimiento que posiblemente, convertirá en partido político, les daría una plataforma
sobre la cual podrían unificarse y actuar ilegítimamente
dentro del sistema. Recordemos que el acercamiento iniciado por Mauricio Funes
y, estimulado por el FMLN, con fines electorales, ha degenerado en una incontrolable
vorágine y, actualmente, en vez de constituirse en fuerza manejable, se han vuelto conscientes de su poder y esperan dominar al Estado, como fuerza extra
sistema.
Raúl Mijango hace hoy,
un nuevo esfuerzo para unificar y representar a las pandillas: tal posición, no
sólo le daría poder político, sino que abriría
a él y a los otros gestores de la unificación, la posibilidad de
enriquecimiento. El primer intento de unificación, lo hizo el Padre Antonio
Rodríguez Tercero, sacerdote Pasionista y muy cercano a la Teología de la
Liberación -en su nueva forma-, esto fue en el 2013 luego, en el 2015, hace un
nuevo llamamiento Paolo Lüers y lo hace ahora, Raúl Mijango.
Posiblemente sea hoy el momento que tiene más posibilidades de darse dicha unificación. Quienes están promoviendo
esta unión de delincuentes, lo hacen con el interés de crear el mayor desgaste
político posible, al FMLN, pues los actos
de corrupción de su altos dirigentes, son vistos por los izquierdistas, como
una traición a la revolución a los ideales defendidos durante el pasado
conflicto armado y además, las pandillas
gozan de su aprobación y comprensión, por considerarlas “víctimas natas del
sistema capitalista”.
La creación de un “movimiento”,
es conforme a la estrategia utilizada en los años 70´s, que permitía crear una fuerza, a la que se sumaban los “perseguidos”; hoy, se sumarían las pandillas. No necesitaría el movimiento,
ninguna forma de legalización: bastaría el reconocimiento social de su fuerza.
Si éste nuevo movimiento, no da el resultado esperado, surgirá en el futuro otro
y aún, otro más, hasta que se logren los
objetivos deseados. De muy seria
preocupación es, que hasta la fecha, nadie del Gobierno ha advertido sobre la
Sentencia de la Sala de lo Constitucional: se declara a las pandillas y a sus colaboradores,
como terroristas.
El actuar político de
las pandillas sería un peligro para la estabilidad nacional, pues su fuerza no
sólo radica en su número, sino también en su capacidad de ejercer la fuerza
mediante el uso de armas. Se ha visto que todo político, busca aprovechar dicha
fuerza, o evitar que la misma le perjudique. Por esta razón, debe verse a las pandillas, dentro del contexto político
electoral, pues estamos en un punto de inflexión política: definiendo los
candidatos presidenciales para el 2019, bajo
cuyo manto, participarán los candidatos a los Consejos Municipales y Diputados
del 2018. Aunque públicamente, todos lo nieguen, sí ven a las pandillas, como
un recurso de “contingencia”, para ejercer fuerza sobre el contrario.
Las encuestas
recientemente publicadas, sitúan a Nayib Bukele como el candidato preferido de
la izquierda y, a Norman Quijano, como el de la derecha. Utópica e ideal es
esta comparación para ciertos grupos de izquierda, pues Bukele no representa
todas las opciones de la izquierda, que pueden encabezar una contienda. Quijano
por su parte, tiene nulas posibilidades de ser candidato presidencial y muy
pocas, de ascender a la presidencia del COENA.
Muy claro está que la
población rechaza, cada vez más, a los
políticos que, aunque lo nieguen públicamente, se han visto involucrados con las pandillas.
También está claro que Bukele puede liderar al grupo de izquierda que no está
en el poder y también, a la mayoría de las estructuras pandilleras, en vista de
lo cual, es necesario que las autoridades, hagan hincapié en la Sentencia de la
Sala de lo Constitucional: las pandillas y quienes colaboran con ellas, son
terroristas. Las pandillas podrán ser controladas siempre y cuando se mantengan
fuera del sistema, pero dentro, ellas lo
manipularán.
Debemos esperar en los próximos
días, un mayor número de ataques a policías y soldados, aunada a una mayor y feroz
lucha interna, para mantener las líneas de mando, desde los penales. Tanto los pandilleros
como el Gobierno, están haciendo uso del
“rumor” como arma de contrainteligencia, lo que crea confusión en la población,
que siendo un mero espectador en esta lucha, sabe, que es su destino es el que
está en juego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario