Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Por el resultado de las recientes elecciones del FMLN,
parece que éste, ha cambiado su dirigencia histórica, la de los fundadores de
los movimientos revolucionarios en los 60´s y 70´s, por un nuevo liderazgo: el
de Oscar Ortiz, coincidente con la visión de Nayib Bukele, dándose forzosamente,
un acoplamiento político; pero la fuerza histórica de la cúpula del FMLN ya
desplazada, pretenderá siempre, demostrar su influencia promoviendo movimientos
de calle y desobediencia de los empleados públicos leales a la antigua facción.
El nuevo Gobierno encontrará pretexto para ejercer la necesaria presión que
neutralice dichas actividades; y será el fin del período influyente del FMLN:
verdadera transición de la guerra, a la paz.
El FMLN no fue
jamás organización de masas: el número de guerrilleros y sus simpatizantes
jamás fue mayor del 3% de la población. Su poder lo dieron las armas que
recibía del exterior y el cabildeo político de sus simpatizantes, siempre en el
exterior (socialdemócratas en Europa y demócratas en Estados Unidos), de ellos
obtuvo la fuerza con que obligó a los Acuerdos de Paz. Su oposición constante
al poder de ARENA y el señalamiento de sus errores, le dio su crecimiento
electoral. Pero sus diez años de Gobierno, generaron tal corrupción y
nepotismo, que echaron por tierra cuarenta años de lucha revolucionaria.
Parece claro que Oscar Ortiz y José Luis Merino han
celebrado un tipo de pacto con Bukele y que la relación con China continental,
asegurará el control de sus negocios, siempre en manos de los antiguos
guerrilleros. La intervención de ALBA, les ha salvado de su responsabilidad con
las actuales autoridades venezolanas; dicha deuda a la larga, será forzosamente
asumida por El Salvador, aunque por ahora los diputados nieguen su naturaleza
de deuda pública.
Los opositores al cambio del FMLN y que hoy dicen “volveremos
a la montaña” sólo podrán manifestarse en las calles, pues no existen ya las
condiciones internacionales del pasado. Sin embargo, dieron una gran lección
política: “con la fuerza conseguirás tus objetivos”: los mareros lo han
aprendido y, la emplean. Únicamente se dará una mayor emigración.
El peligro es que tendremos un gobierno con el FMLN
como apéndice y, de igual manera, a ARENA, pues algunos de sus dirigentes
pactaron con Bukele, aún antes de las elecciones pasadas, para asegurar así, su
posible candidatura en un próximo período. Dichos pactos dejaron al país sin
una oposición real, volviendo a los ciudadanos, susceptibles de ser víctimas de
abusos de poder.
El número de la izquierda es comparativamente
reducido, pero es muy alto su activismo, pues es impulsado por la fe en la
lucha de clases y en la continuidad de ésta. Por el contrario, el número de la
derecha, es significativamente mayor, cerca de un 70%, pero ésta es pasiva: la
tranquilidad es su estado natural; le permite trabajar y disfrutar los avances
culturales y tecnológicos y sólo responde, cuando éstos intereses se ven
claramente amenazados, pasividad ventajosa para la izquierda, ventaja por tener
un activismo constante. Para que la
derecha actué en protesta, debe haber un peligro muy grande y sus efectos dañar
la economía, los cambios culturales no son percibidos como amenaza directa.
En un futuro cercano, veremos al FMLN manteniéndose
como partido y apoyando a Bukele en sus decisiones, pero nunca más volverá a
tener la fuerza política que tuvo antaño. ni tampoco el liderazgo de la
izquierda, volverá a ser su patrimonio.
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