Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
La emigración es un fenómeno natural en los seres
vivientes: tanto el hombre como los animales emigran en busca de mejores
condiciones de vida, así lo hicieron unos y otros desde los tiempos primitivos.
Hoy, los propósitos de la emigración humana han cambiado: se va en busca de
trabajo y mejores condiciones políticas de vida. Actualmente, este fenómeno se está
produciéndose masivamente en Centroamérica, por las condiciones creadas por sus
gobiernos incapaces y corruptos. Los emigrantes tienen como meta Estados
Unidos; este es el país de gran extensión y mejor organizado del continente
americano y por lo mismo, llena para los emigrantes sus expectativas, las
cuales no han podido realizar en sus países.
Desde los años 80’s, Centroamérica ha sido filtro de
las emigraciones ilegales. Costa Rica detenía a los que ingresaban en su país
de varias partes del mundo; Honduras y El Salvador recibían a los nicaragüenses
y a quienes se filtraban por Costa Rica. Los filtros para salvadoreños y
hondureños eran Guatemala y México. Hoy, debido a la violencia y corrupción de
los Gobiernos centroamericanos, la presión emigrante es más fuerte, porque en
sus países, la vida es ya, imposible.
La solución bilateral que ha buscado México con
Estados Unidos, está dentro del marco de la libre determinación de los pueblos,
en razón de que cada país, posee sus propias peculiaridades, aun perteneciendo
a una misma región geográfica. La sugerencia del vicepresidente Félix Ulloa,
sobre la necesidad de un acuerdo regional, nace de un claro concepto de
izquierda, que ve enfrentada, a Mesoamérica con los Estados Unidos y Canadá,
aunque en realidad, con culturas diferentes, compartimos una geopolítica
continental, frente a intereses foráneos.
Ante cualquier inversión o cooperación que pueda ofrecérsele
a El Salvador, éste necesita primero paz interna y luego, un sistema jurídico
fuerte y estable, que garantice la inversión y si se trata de cooperación, que
sea desarrollada según lo esperado, sin diluirse en la corrupción.
El nuevo Gobierno acaba de anunciar la necesidad de
“un pacto fiscal” para cumplir las expectativas de los “salvadoreños”. Este
anuncio vaticina más impuestos y por lo tanto, una menor competividad de los
inversores. Aunque se ha despedido a algunos empleados públicos, la burocracia
y la corrupción continúan.
Cincuenta y siete asesinados en setenta y dos horas, dos
puestos de policía atacados, uno más, demolido a golpes de almádana en igual
tiempo, el setenta y tres por ciento de los negocios rentados, no es muy
atractivo para la inversión. Urge una contención inmediata y prevención, para
que los jóvenes no ingresen a las pandillas; aun no se conoce un plan de
acción, salvo las vaguedades del plan Cuscatlán, presentado durante la pasada
campaña.
Se ha anunciado cerrar una cárcel en Chalatenango y
destinar el edificio, para universidad. Lo que aumentaría el hacinamiento
carcelario, que ya es del300%, quedando el espacio para la captura de nuevos
reos, muy disminuida, en una contención futura. Todo parece indicar que dicha
contención, no será por la vía de la captura y no dará la seguridad que
necesitan la inversión y la cooperación.
La emigración continuará a mediano plazo, obligando a
Estados Unidos a endurecer sus políticas migratorias. Ahora el Ejercito
mexicano patrulla la frontera con Guatemala y en Huehuetenango, hay tropas
estadounidenses (asesores en ayuda humanitaria, según el Clarín 5/6/2019). Es
contención, para El Salvador y Honduras.
Si no realiza Bukele, la inmediata contención de las
maras, verá frustrados sus planes de inversión y cooperación internacional, y
no se logrará la estabilidad necesaria; podría, por el contrario, desestabilizar
a toda el área centroamericana.
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