Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Mientras no haya un cambio drástico en la política
internacional, las condiciones sociales y políticas en nuestro país
permanecerán siendo las mismas, nada favorecedoras del clima necesario para el
desarrollo sostenible: el populismo y la lucha de poder partidario amenazan
destruir al sistema republicano, precisamente cuando la economía mundial nos
sitúa en riesgo.
La disputa de Estados Unidos con China y Rusia, es
hegemónica y, por ahora, dicha disputa se centra en la tecnología, base del
desarrollo industrial, el cual ha permitido ganar la hegemonía de que está gozando.
Los posibles acuerdos económicos, entre USA-China, mejorarán el comercio
mundial, pero no pondrán fin, al problema en cuestión, que tiene orígenes más
profundos.
Mientras, por el control global, se da dicha disputa
entre las superpotencias, Nayib Bukele, muestra una posición indefinida con
ambos, procurando obtener de ellos, lo más posible, no para el país, sino para
su consolidación de poder interno; esta posición política es insostenible a
largo plazo. En muchas ocasiones, vemos a los políticos actuando en los medios,
pero ignoramos que es lo que mueve sus acciones, sucede como el actor teatral,
de quien vemos sus acciones, pero no, las acciones de los tramoyistas,
escritores y directores, que determinan al final, el papel del actor.
Un ejemplo de ello, es la Diputada Milena Mayorga,
quien sigue las indicaciones de uno de sus asesores, que tiene estrecha
relación con Bukele, por lo que no podemos distinguir entre lo qué es propio y,
lo que es manipulación, pero sí, que al final, se vuelve un títere más del escenario
político, creado para la manipulación mediática y populista de los acontecimientos,
siempre centrándose en la manipulación política.
Podemos destacar, que los trasfondos de las visitas a
Japón, China y Catar, han sido sujetos a manipulación interna, como es, negando
la lucha hegemónica de China con USA y las pretensiones chinas en
Centroamérica, los intereses de expansión tecnológica rusa por medio de Catar y
que, en Japón, no tuvo una acogida tan cordial, como aquí dicen los medios.
Todo parece indicar que los aciertos económicos
internos, logrados por Trump, le darán un nuevo triunfo electoral, pese a su
revés en el Congreso, por lo que no cambiará su política hacia El Salvador,
pero la investidura del Gobierno en España, que exige la negociación de toda su
izquierda, está arrastrando a dicho país, hacia la política conflictiva
latinoamericana, por lo que el Gobierno de Bukele, podría verse presionado por
el socialismo latinoamericano. La estabilidad del Gobierno norteamericano,
puede asegurar aquí, en cierto sentido, una estabilidad, pero las tensiones que
están generando los países latinoamericanos, con sus relaciones favorables a la
izquierda, pueden, a la larga, provocarnos inestabilidad, pues si bien, el FMLN
como estructura partidaria, va hacia su extinción (a, las fuerzas de izquierda,
en el presente Gobierno, permanecen vivas, porque son parte de él.
Si no fuese así, no habríamos visto a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos invitada por este Gobierno, procurando
alcanzar acuerdos políticos que le aseguren estabilidad con la izquierda,
puedan llevar al aumento del salario mínimo, a potenciar reclamos sindicales
hacia la Empresa Privada o, presionar para nuevos procesos contra militares, por
el pasado conflicto armado, promoción del aborto, lo relacionado con el grupo
LGBTI y la promoción del indigenismo, como ente disociador de la integridad
nacional.
Todo nos asegura una consolidación de poder por sobre
la existencia de un sistema. La acumulación de poder, no es mala o buena por sí
misma, sino porque los intereses de esa persona se vuelven los nacionales y es
imposible que éstos coincidan a la larga, con las necesidades y aspiraciones de
la población.
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