Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
El actual problema del agua en el gran San Salvador,
puede analizarse, bajo los principios que rigen el populismo. La crisis actual
del agua, es problema técnico, de carácter administrativo, pero está tratándose
de manera populista, con graves consecuencias para la salud.
Pueden distinguirse claramente, en este problema,
cuatro etapas: 1) la aparición del problema, 2) el desvió o encubrimiento de la
información, 3) la responsabilidad del problema y, 4) la corrección de su
información. Son cuatro etapas del populismo, que permiten crear un mayor desorden
administrativo, el cual facilista el descontrol y manipulación de los fondos
públicos.
La crisis actual del agua, es debida claramente, a la
incapacidad de los funcionarios que dirigen dicha función: su competencia es
sólo la sujeción al Presidente, que identifica tres círculos de confianza, de
los cuales, el Presidente hace depender la responsabilidad que él asume o
descargue, en un momento de crisis, como el actual. El primero es el de sus
familiares, el segundo de sus amigos y el tercero, el de sus socios. En este sentido
debemos de entender la función de su gabinete. Esto es, si los errores son de
su círculo más cercano o de sus amigos, la responsabilidad recaerá sobre quien
él tenga “menos confianza” o sea “menos cercano”. Tal hemos podido apreciar
ahora, cuando se desdice de lo que han dicho varios de sus funcionarios.
El problema del agua puede resolverse, pero a largo
plazo, mediante inversiones planificadas, lo cual por ahora, no se ve; se sólo se percibe populismo: soluciones improvisadas o sacadas de la manga,
tal ha sido el despliegue militar o
distribuir botellas de agua.
El impacto de la crisis del agua, ha sido impacto para
más de millón y medio de personas, creando en las redes sociales, una dinámica propia, que
no han podido ser controladas por el Gobierno mediante sus troles que han
señalado a ARENA y el FMLN, de culpables. Sin que esta acusación haya calado en
el pueblo, pues evidente es, la incapacidad del Gobierno. cuya credibilidad, ya
está bajando, pues el antagonismo “pueblo vs. FMLN –ARENA” que llevo a Bukele
al poder, está ya agotado.
Esta crisis muestra que la realidad, está superando la
ficción creada por el populismo; sin embargo, al ofrecer soluciones – por más
utópicas que sean -, se crea una esperanza que segmenta la población en la
percepción del problema: crea esperanza: el agua llegará pronto o tarde, pero
sí llegará. Mientras tanto, el Gobierno gana tiempo para las próximas
elecciones del 2021 y la definición de sus candidatos no sufrirán el peso de
ninguno de los desaciertos o, la baja de popularidad del Gobierno de Bukele.
La crisis del agua lleva años y no se solucionará sólo
con repartir botellas de agua, cargarla de químicos o con un despliegue
militar. Es necesario una planeación integral, que abarque tanto el uso
doméstico, como el industrial, el agroindustrial y el agrícola. Además, con la
preservación de los bosques cafeteros y las zonas de infiltración hídrica y una
conveniente planificación urbanística. Las medidas populistas serán inútiles y
sólo endeudarán más al país y enriquecerán más a los funcionarios públicos.
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