Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
El lunes, el hambre aglomeró a miles de personas que pretendían
aliviarla, con los $ 300 dólares, ofrecidos por el Gobierno, miles creyeron
tener una esperanza de sobrevivir, pero quedaron frustrados. Los troles han
hecho burla de ellas, procurando desmerecer su número e intenciones. El país
está realmente así, viviendo dos situaciones paralelas: la pandemia mundial y
el efecto de maniobras políticas, iniciadas con anterioridad. Si ese día, la
aglomeración provocó infecciones, se verá más adelante.
Junto a las recomendaciones de higiene y prevención,
se está desarrollando una campaña de odio social: se responsabiliza a los
opositores de las consecuencias de la pandemia y de los males del pasado y,
como método de consolidación presente. se ha destruido la espina dorsal de la
economía. Así es imposible que exista oposición, no por falta de descontento,
sino porque se estará dominado, en un fraccionamiento social, por el miedo y al
hambre.
En el presente, hay una gran división entre los
diferentes sectores de la sociedad y sus fuerzas vivas, para la ejecución del
presente presupuesto y de 2000 millones, que probablemente se sumaran otros
3000 millones más, tendrá que contratarse quien lo ejecute, pues el Estado, por
sí sólo, no puede, según los principios plasmados en nuestra Constitución y, en
la estructuración económica nacional. Esto hace que algunos apoyen y otros,
sean detractores, con los señalamientos que hoy hemos visto, que nada tienen
que ver con sesgos partidarios.
El cierre de empresas específicas, que son de
opositores políticos, nos da el parámetro de lo que se dará en el futuro. Por
las medidas actuales y por las consecuencias mundiales de la pandemia, será
casi imposible mantener el ritmo anterior de vida, pero si se preserva la
capacidad de iniciativa individual, es posible la recuperación. Pero el
presente Gobierno, pretende anularla, para preservar su estructura de poder,
que de otra manera, entraría en crisis, sin posibilidad de recuperación, dados
sus errores y la necesidad insatisfecha de las personas.
Se ha aprovechado la insatisfacción por los Gobiernos
anteriores, pero existía que comer y se llevaba un sistema de vida tolerable,
que daba esperanza hacia futuro. Hoy, se usa la insatisfacción para poder
quebrar la capacidad de resistencia del cuerpo social, pues pensar que este
vive, exclusivamente de la voluntad popular, que hoy llaman “poder popular”, es
una ficción, pues la voluntad expresada en las urnas equivale a las acciones
conscientes, pero el sistema social, tiene una parte que responde a otras
fuerzas y que dan los movimientos involuntarios, tal como las pulsaciones o la respiración y
funciones de los órganos internos: socialmente son las “fuerzas vivas”, que se
representan por las relaciones económicas, que son las que permiten, gozar la
existencia de bienes, servicios modernos y el sostenimiento del Estado,.
Se insiste hoy, en redes sociales, en que los enemigos
del Gobierno, quieren la muerte de los salvadoreños y que sus intereses son económicos,
enfrentando vida a economía, como si éstos fuesen antagónicos y no, codependientes.
Dicha premisa es falsa, lo único que existe es el clamor de quienes gritan ante
el desastre inminente y, en muchos casos, hay amenazas directas o veladas. Todo
parece indicar que habrá algún castigo ejemplarizante a opositores, para
mostrar la capacidad del Gobierno y, se usara, para mostrar la concordancia “pueblo-gobierno”,
legitimando los cambios estructurales que se están haciendo.
La Asamblea Legislativa, ya es una entidad sometida,
sólo un diputado razonó su voto en contra, como una expresión
de la cordura. Si las fuerzas vivas no reaccionan ahora, la sociedad en la que
hemos vivido, desaparecerá y estaremos en una nueva realidad de miseria, miedo
y opresión.
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