CONTRADICCIONES PELIGROSAS
Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
El anuncio del
riesgo de FOMILENIO II, la relación del Gobierno con las pandillas, la
creciente necesidad de dinero, la negativa a dar cuentas de lo gastado y, la
debilidad electoral de todas las identidades políticas partidarias, se encuentran
interrelacionadas, conformando una serie de contradicciones peligrosas, que
pueden acrecentar la presente crisis nacional.
Las varias ayudas,
de que goza El Salvador, se deben a los intereses geopolíticos y, a una
comunidad ideológica, en sus fines con los donantes, es relación basada en el
realismo simbiótico, de la comunidad internacional; es decir que, las
relaciones internacionales de cooperación, no se dan como una obligación (como
algunos Ministros creen): se construyen
en base a la conveniencia geopolítica y, afinidad en sus objetivos e
intenciones, y todo, para mantener un balance de poder internacional. La razón
de FOMILENIO II, es en tal relación y si ésta, se ve afectada, puede sufrir un
efecto dominó en otras relaciones, tanto económicas como políticas.
La relación del
Gobierno salvadoreño con las pandillas, (hecho público por un medio de
comunicación, al que por distintas formas, el Gobierno ha procurado acallar)
revela la incongruencia, de la ayuda que pretendemos recibir, con las acciones
que realiza el Gobierno, pactando con las pandillas: que son un peligro
regional para el sistema democrático y para la seguridad interna de Estados Unidos,
cuyo Departamento de Justicia, ha desarrollado diferentes acciones, para
combatirlo y así, el Gobierno salvadoreño, busca lo contrario del efecto que
Estados Unidos, pretende lograr.
Toda ayuda
internacional, es dinero público del cooperante, que no es empleado en su
territorio sino, en beneficio de otro país, en su área de influencia. Si el
dinero de FOMILENIO, ha sido empleado en actividades distintas, a las señaladas
en los convenios o estos no se han ejecutado, en el tiempo establecido, sin importar
el monto de la cooperación, es un entorpecimiento a la geopolítica del
cooperante, un despilfarro de sus fondos públicos.
La relación del Gobierno
con las pandillas, tiene lógica electoral: fortalece a la pandilla, porque
afirma el vínculo que la une con el Gobierno y sus funcionarios, lo cual sería
legítimo si éstas no fuesen estructuras delincuenciales, que actúan con la
política, en una relación que favorece su interacción con otras, igualmente
delictivas en la región y, debilitan el sistema democrático, favoreciendo la
corrupción e impunidad.
Por ahora, la
relación delincuencia-Gobierno de El Salvador, parece no interesar al Gobierno
de Trump, por lo irrelevante de nuestro país, en su geopolítica mundial, pero
las acciones de las pandillas, en los Estados Unidos, sí son de interés para el
Departamento de Justicia, el Congreso y el FBI, en su lucha contra las
estructuras criminales del continente, que afectan gravemente a los Estados Unidos
y que, señalan que las pandillas, exportan hacia Estados Unidos, a los
criminales más peligrosos de sus estructuras.
Esta relación del
Gobierno salvadoreño con las pandillas, debe ser aclarada, así como la relación
electoral de las pandillas, con los partidos políticos (no sólo con los de
oposición como pretende señalar el Gobierno) pues si hasta el Gobierno (que se
supone, según sus troles, tiene la mayor aceptación) ha tenido que hacer
alianza electoral con partidos pequeños, es síntoma del rechazo de la población
hacia los partidos políticos y, la necesidad del Gobierno de fortalecer, hasta
con el crimen organizado, sus posiciones electorales.
Para que en El
Salvador, haya una recuperación económica, debe lograrse la participación
ciudadana, en un marco de política, excluyente del crimen organizado y con la
unidad geopolítica continental, basada en los principios democráticos y de buen
gobierno y no, en acuerdos con el crimen organizado.
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