Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
El control territorial creciente de las maras, la
propaganda política desde los Ministerios, el regalo de alimentos, la solicitud
del voto para el Presidente y de él, su discurso de odio, tienen como fin,
lograr el control absoluto sobre el FMLN y, de la Derecha, el fraccionamiento,
para que, siendo su voto en las elecciones, irrelevante, pueda excluírsela a
futuro. Todo, en conjunto, es bomba de tiempo, que destruirá la estabilidad
nacional y la forma de vida, fundada en la libertad, propia del sistema
democrático y republicano.
La baja en los homicidios y el alza en las extorsiones,
sin que sean denunciadas (a la PNC y Fiscalía) es porque el sistema ya no
responde al individuo y, si se conoce, es por medio de las estadísticas de las
gremiales a las que pertenecen o, lo advierten los grandes contribuyentes (pues
son ellos, los que tienen mayor contacto con la población, por medio de sus canales
de distribución). Así se estimula la emigración a las ciudades y de éstas, al
extranjero.
Ya no se oculta el activismo político de las
instituciones públicas, dependientes del Ejecutivo, ni lo puede detener el TSE,
pues los mecanismos legales, son lentos y exigen voluntad de cumplir la Ley,
voluntad que no tienen los allegados a Bukele, quienes son parte de dicho
mecanismo, en las Juntas Electorales Departamentales y Municipales.
Una valla publicitaria, con la foto del candidato,
junto a la foto del Presidente Bukele pidiendo el voto, rompe la naturaleza de
las elecciones, al igual que el spot publicitario, prohibido por el TSE, pero
que se repite en su contenido, en cada acto proselitista realizado por el
Ejecutivo, derivándose así, la politización de la Fuerza Armada y PNC.
La lucha de Bukele, es contra la cúpula del FMLN, para
el control de su base. Su último spot publicitario deja en claro, que su fuerza
proviene de su voto directo y no, de la estructura democrática o la Ley, lo que
revela una vez más, la intención de cambiar nuestro sistema, por el de la
democracia participativa, propio del modelo chavista venezolano. Gran número de
la Derecha, piensa que una intervención de la comunidad internacional o, de
Estados Unidos, podrá evitar tal tendencia política, pero tal presión, no se
dará nunca, si la actitud nacional es pasiva, minoritaria o fraccionada.
A la masa votante, no le interesa que los funcionarios
de Gobierno, sean sancionados en el extranjero, por su corrupción y lavado de
dinero, si aquí le dan “show bufo”, bolsas de comida y la destrucción de los partidos
de antaño. Cuando dicha masa, venga a reaccionar, estará bajo el control total
de la mara y, los institutos políticos o gremiales, ya no existirán: sólo
valdrá el control policial y militar.
La actitud de desafío de la cúpula del FMLN, lanzada a
Bukele, fue para cohesionar a sus bases, luego del ataque armado a su
militancia (aunque la fiscalía quiere ponerlo como un acto individual de
intolerancia). Dicho acto, tiene que verse a la luz de los movimientos
moleculares disipados, en los que se expone una idea (generalmente de odio) y
la materializa la militancia o simpatizante, sin conexión orgánica estructural.
El odio lanzado por Bukele y sus troles, será peligroso, si como ellos lo
esperan, no obtienen la mayoría absoluta. La violencia que no sería reprimida:
podría utilizarse para la justificación de una Constituyente y la exclusión de
cualquier oposición, sin respeto a la ley o la Constitución.
La Derecha debe entender esta forma de obrar y
cohesionarse, en defensa del sistema, que es nuestra forma de vida, en paz,
armonía y desarrollo.
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