Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
No son propias del Presidente de la República, los procederes
de Nayib Bukele: actúa con absoluta
ignorancia, del concepto de Democracia y del cargo que ostenta. Desempeña dicho
cargo, ignorando absolutamente, las consecuencias internacionales de sus
acciones.
Democracia es el sistema en el cual, el cambio de Gobierno,
se hace por medio de votación popular; una vez efectuada, el Gobierno queda sujeto
a la contraloría, del equilibrio de poderes; su función, es crear condiciones
por las cuales, la actividad diaria, se desarrolle convenientemente (economía),
sin alterar los derechos anteriores y superiores al hombre: el Derecho Natural.
Razón es, por la que, en una sociedad, se da la integración económica horizontal
y vertical y, se encuentran entrelazadas, la economía y la política.
El protocolo establecido y aplicado para Bukele, en
Casa Presidencial, es propio de un rey, con tratamiento de realeza, para su
familia. El Alto Mando, muy celoso de los protocolos, lo sabe; la oficialidad y
tropa, moldeados bajo la disciplina, lo siguen, lo cual no les exime de
responsabilidad, por sujetarse ante tal protocolo. Esta sumisión a los
intereses personales y no, a los de la República, pone en entredicho dentro del
Estado, la función de la Fuerza Armada.
La destitución de Magistrados de la Sala de lo
Constitucional y del Fiscal General de la República, sin el debido proceso, antesala
fue, de lo que hoy vivimos: destitución de los jueces y, sometimiento de la PNC,
a los intereses de Bukele. Dos Magistrados de Corte Plena, se han pronunciado
en contra, señalando la cometida ilegalidad. Vemos así, la relación del número,
contra la legalidad. ¿Quién tiene razón, el número o el Estado de Derecho?
El número, en que se basa Bukele, es el de más escaso
entendimiento y, por ello le apoya; el más necesitado de asistencialismo y de favoritismos,
sin él, sería imposible tener un número a su favor, mostrándolo como carta de
aprobación sin límites: tal, no es Democracia.
Tampoco es Democracia, invitar al Cuerpo Diplomático
para regañarlo o, desafiar a Estados Unidos por twitter, para mostrar a sus
seguidores, que tiene poder para oponerse al Congreso y al Departamento de
Estado y a China, que es su aliado. Eso no es Democracia.
Honduras ha visto en las actuaciones de Bukele, oportunidad
favorable a su expansión y que daña a nuestra economía y, a la población, en el
extranjero. Eso no es Democracia.
Ocultar el verdadero Presupuesto General de la Nación,
en el cual existe una brecha fiscal, de 1,200 millones: y para llenarla, se usarán
los fondos de pensiones; ocultar los gastos realizados a la fecha, declarándolos
“bajo reserva por 7 años”, no es Democracia.
Pretender mediante confiscación de bienes inmuebles,
continuar con el asistencialismo del Gobierno, abre la puerta, a la
confiscación, de los bienes de sus opositores, agotados, los bienes del Estado.
Inevitablemente, irá luego, contra aquellos empresarios que hoy son sus aliados
y, por último, contra sus mismos colaboradores:
todo, cuestión de tiempo. Tales acciones, no son Democracia.
Si el Presidente Bukele confía en que China o Rusia,
sustentarán su Gobierno, en juego Geopolítico, contra Estados Unidos, muy
equivocado está, pero la oposición, debe entender que ni Estados Unidos ni la
Unión Europea vendrán a salvarnos. La lucha es de salvadoreños por su libertad:
parece que quien gobierna ahora es la familia Bukele, con sus asesores
venezolanos. Los salvadoreños que le rodean, son actores de segundo orden o,
presta nombres y, la masa inconsciente que le apoya, es justificante de su
autoritarismo. Eso no es Democracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario