Por
Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
San
Salvador, 23 de julio de 2013.
“Ningún grupo puede
actuar con eficacia si falta el concierto; ningún grupo puede actuar en
concierto si falta la confianza; ningún grupo puede actuar con confianza si no
se halla ligado por opiniones comunes, afectos comunes, intereses comunes” Edmund
Burke, político y escritor irlandés (1729-1797)
Cuando antaño la
juventud efemelenista invitaba a la lucha, ofrecían cosas objetivos claros: propósito común,
y toma de poder por vía de la revolución, para poder implantar sus ideas
revolucionarias, cualesquiera fuesen sus tendencias: marxismo-leninismo, trotskismo,
anarcomunismo, austro marxismo, comunismo de consejos, maoísmo, socialismo
autogestionario o, simplemente castristas. Pero, cuando se ha luchado tanto por
la obtención del poder y, sobre todo, se ha debatido apasionada e internamente,
sobre posiciones ideológicas y escenarios hipotéticos y, se advierte que la
realidad circundante no encaja de ninguna manera, sino que es más bien, otra
diferente, surge la reflexión sobre el camino de la izquierda en El Salvador,
un camino que está completamente alejado, de la realidad utópica planteada
durante su lucha revolucionaria.
El crítico literario
francés y escritor, Charles Agustín Sainté-Beuve (1804-1869, precursor de la
escuela del formalismo Ruso, creado por Víctor Sklovski), aplica por primera
vez, el método crítico, al análisis literario, para poder determinar, por medio
de su obra, como había sido vida verdadera y el
espíritu del autor; hoy, hacen lo mismo, los antiguos miembros del FMLN, al
analizar en perspectiva, el desarrollo y evolución de su movimiento
guerrillero, transformado hoy, en
partido político gobernante.
La primera gran decepción
de la masa efemelenista de antaño, fue debida de los Acuerdos de Paz en Chapultepec, México. Por tales acuerdos, no pudieron ver tomar San Salvador por medio
de sus fusiles, ondeando la bandera roja sobre el Palacio Nacional y sobre los
bastiones conquistados. Sueño éste, que apunto estuvo de cumplirse a fines de
1989, cuando vieron a sus compañeros
penetrar al Hotel Sheraton, combatir en la colonia Escalón y, llegar a pocos metros de la Cancillería y del
Estado Mayor, es decir, a pocos metros de sus más odiados enemigos: la cúpula
militar y el Presidente Cristiani, que representaba para ellos al partido ARENA. Tales sueños no pudieron lograrse. Los acuerdos de paz, después
de la euforia del momento, significaron
una derrota, pues sólo la alta dirigencia del FMLN se mantuvo en sus puestos,
con igual mando, aunque sin función militar; en segundo lugar, la
intelectualidad efemelenista, se adapto a este cambio, pero el combatiente
común, fue descartado, por no poder aportar
a la causa, nada más que su sangre y sacrificio. El desmovilizado del
FMLN, recibió más que lo que recibió el
desmovilizado de la Fuerza Armada, pero, no era lo que realmente esperaba de su participación: primero la
destrucción de la clase capitalista, y segundo, aunque fuese un trocito de la
riqueza nacional arrancada a los ricos
del país; en consecuencia, sus objetivos estuvieron fallidos, habían luchado en bano.
El intelectual efemelenista vio como, en el transcurso de
diecinueve años (1992-2009) su concurso
dentro del FMLN, fue desplazado poco a poco, por nuevas personas que se sumaban
a su proyecto político, más, no lo hacían por acuerdo con su ideología, sino
por la visión interesada, de que éste, el FMLN,
en algún momento llegaría al poder. El partido toleró estas
intromisiones, siempre que le fortaleciesen, pero cuando al fin, se llega ala
Presidencia de la República por medio de Mauricio Funes (que no era del partido), hay
un nuevo quiebre: el FMLN cede el poder logrado por la lucha armada y por años,
de intenso trabajo político, a un mero simpatizante, quien con múltiples
pretextos, que nunca viste la camisa
roja del partido que lo propone, pero que sí es capaz de pactar con el alto
empresariado, con el mismo que durante la guerra, pagaba para que no fuesen
quemadas sus empresas, con el mismo que había dado dinero a Duarte para la
campaña del PDC y que, al mismo tiempo, daba dinero a ARENA por ser este
partido, la perspectiva política futura. Algunas veces, Funes robo al triunfo
al FMLN como lo advirtió a todos los comunistas y socialistas latinoamericanos,
es escritor y analista Osmin Juárez,
para quien fue algo increíble, sobre todo al ver que la dirigencia del
FMLN lo ha aceptado y tolerado, ofreciendo que el próximo presidente, sí será
un puro “efemelenista”. Mientras tanto, los militantes efemelenistas son
desplazados del gobierno, no se les toma en cuenta en las decisiones del
partido al cual dieron, esfuerzo y vida: son excluidos del actual gobierno, del
gobierno de “su partido”: por tales motivos y sucesos el militante común inicia
el proceso de análisis crítico sobre la vida y procederes del FMLN y de la
participación de sus integrantes en la lucha revolucionaria.
Esta situación es
complementada por el aparecimiento del ALBA, proyecto chavista destinado a
quebrar a los empresarios salvadoreños y ayudar a la población, pero su
funcionamiento, está en manos “privadas” de la alta dirigencia del FMLN. Son
ellos quienes se lucran de ALBA, hacen
regalos, pero son sus dirigentes quienes perciben los mayores beneficios. Con
su ayuda favorecen a personas que no fueron combatientes del FMLN, lo cual para ellos es muy favorable para los
efectos de las próximas elecciones; mientras tanto los desmovilizados del FMLN
se ven obligados a implorar ayuda, no de su partido, sino a Funes, quien descarga su culpa en la Asamblea Legislativa, pues no siente responsabilidad directa con
quienes le llevaron al poder y son los mismos que militando en el FMLN fundaron
el partido, lucharon por el y dieron su voto en las elecciones.
Sin embargo no es
dilema la línea ideológica del antiguo efemelenista, pues éste, es siempre
revolucionario; el dilema, en esencia es: ¿apoyo a los que enarbolan
actualmente, la bandera revolucionaria verdadera? o, ¿me retiro de la política,
no doy el voto, para conservar así intactos mis ideales, frente a la burguesía del
FMLN? Este dilema ante el cual se enfrentan los antiguos efemelenistas, no esta
muy lejos del desencanto que también tiene el de Derecha, pues cuando la visión
ideológica se pierde, para centrarse solamente en la conveniencia política del
momento, se pierde el fin ideológico, y esto sobre todo, cuando de la actuación
del momento, dependen los réditos personales que se espera gozar en el futuro.
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