Por
Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
San
Salvador, 14 de julio de 2013.
El día 10 de los
corrientes, en el Casino de Oficiales de la 2ª Brigada de Infantería, con sede
en Santa Ana, el General de División, Álvaro
A. Calderón Hurtado, presentó, magistralmente, una ponencia
intitulada: “Un conflicto en el Corazón
de América, Guerra por la Dignidad Nacional 1969”. Desarrolló ampliamente,
en esta ponencia, las causas y las operaciones militares desarrolladas entre
los días del 14 al 19 de julio de 1969. Ahora bien, tanto los hechos presentados
por el General Calderón como los sucesos posteriores a 1969,
permiten reflexionar sobre las causas de dicho conflicto y, cómo estas
causas afectarán en un futuro cercano, la realidad geopolítica centroamericana,
vale decir, afectando de hecho, una verdadera integración centroamericana, y
debido también a la presencia de actores foráneos a la realidad americana.
Se origino nuestro
diferendo limítrofe con Honduras, con la disolución de la República Federal de
Centroamérica (1824-1839), en ese entonces, El Salvador, consideró que sus límites territoriales,
ya habían sido definidos desde la formación de la Capitanía General de Guatemala
(Reino de Guatemala, como parte del Virreinato de Nueva España, México), y había
obtenido, por virtud de las Cortes de
Cádiz de 1812, la independencia política
(no militar ni administrativa- judicial) del Virreinato de la Nueva España. Las
provincias de Centroamérica eran, la Provincia Real de Chiapas, la Provincia de
Guatemala, la Provincia de San Salvador, la Provincia de Comayagua, y la Provincia de Nicaragua y Costa Rica. Y por
esta razón, El Salvador, sostuvo que sus límites territoriales eran los que habían sido dados por la Corona española
en 1570, cuando se creo la Capitanía General de Centro América, como
continuación administrativa de la Audiencia de los Confines, la cual audiencia
se originó desde el 4° Viaje de
Cristóbal Colón. Razón de estos hechos históricos, El Salvador, reclamaba como suyo el
territorio ocupado ancestralmente por ciudadanos salvadoreños, según el Uti Possidetis
Juris.
Para Honduras, el
conflicto limítrofe, entre El Salvador y Honduras, tiene su origen en 1770,
cuando hubo una disputa por ejidos, concedidos por la Real Audiencia, el 22 diciembre
de 1770, entre los pueblos de Arambala y
Perquín (El Salvador) con Jocoara (Honduras), siendo éste, un problema interno, porque no
era posible un conflicto de esta naturaleza dentro de un mismo Estado, sino
hasta que se firmo el convenio de la Montaña del Mono el 1º de Julio de 1861,
conflicto este, iniciado en 1854, y el cual, dio origen, a una serie de Tratados y
encuentros infructuosos (1869, 1884, 1885, 1886, 1889, 1916, 1949, 1953) hasta
el Tratado del Amatillo de 1962, época la cual
el conflicto trasciende de lo diplomático, a una de las raíces del
problema: la inmigración salvadoreña en honduras, hecho que no tiene fin en
1969, se extiende hasta 1980, cuando e
entra en un período de calma, debido a la guerra interna en El Salvador,
durante la cual Honduras, a petición del Gobierno de El Salvador ocupa la
Isla la Isla Conejo, en el Golfo de
Fonseca, lo cual se hizo para de evitar
el trafico de pertrechos militares de un enemigo común, la insurgencia. Pero honduras reafirma, hasta
hoy en día nuevas pretensiones. Muy interesante estudio en este sentido, se han
hecho en las Tesis intituladas “, El
Salvador límites-Honduras”, del Licenciado Oscar Eduardo Osorio Amaya, para
optar al grado de Licenciatura en Relaciones Internacionales (Universidad de El
Salvador 1995) y “La Controversia Fronteriza
Terrestre y Marítima, entre El Salvador, Honduras y Nicaragua como País
Interviniente” del Licenciado Luís Salvador Huezo Urquilla, para obtener su
título en Derecho (Universidad Dr. José Matías Delgado 1993).
Honduras, como política de Estado, ha optado por resolver
sus problemas geopolíticos, presentado disputas territoriales terrestres y marinas. Su primera
disputa fue con Guatemala en 1843 (una situación resuelta hasta 1933), ha generado además disputas con, El Salvador,
Belice, Nicaragua y Colombia, lo cual
marca una tendencia que poco abona, a la integración centroamericana, dentro
del contexto de la globalización moderna.
Para muchos investigadores
del tema, la causa verdadera de los conflictos limítrofes centroamericanos, se
debe a la “Ordenanza de Intendencia de
1785”, la cual señala los límites dministrativos
en tierras centroamericanas, pero no los
define claramente, ni mucho menos establece
su demarcación. Esto como se aclara en un estudio en la página web de Global,
en un artículo de Manuel Orozco, intitulado “Conflictos Fronterizos en América Central: Tendencias Pasadas y
Tendencias Actuales”. Sin embargo, Centroamérica, faraccionada en países
independientes, ha permitido que
personas particulares o Estados, hayan puesto sus ojos en el cinturón más delgado
de América, para favorecer sus intereses nacionales. Desde la época del
Comodoro Cornelius Vanderbilt y William Walker, hasta nuestros días, la
necesidad de desarrollar un paso fácil entre el Pacífico y el Atlántico, entre
Europa y las economías más grandes: Estados Unidos, China y la India, con los
mercados de Sur América, ha convertido a
Centro América en un territorio disputados. Hoy vemos como se ha movido, el
polo de interés internacional de El Salvador (como país industrializado) hacia Honduras y Nicaragua. El interés Iraní, Ruso y
Chino es notable sobre los países de Nicaragua y Honduras principalmente, para
la construcción de un nuevo canal interoceánico (Nicaragua), la
construcción de una planta
hidroeléctrica en Honduras y el ofrecimiento a Guatemala, de fortalecer su
ejercito con armamento Ruso, hace que, como un contrapeso, Europa y Estados
Unidos, firmen nuevos tratados con El Salvador, se fortalezca la presencia militar
norteamericana en Honduras y se invierta más cooperación en Nicaragua. El
Salvador parece estar relegado de esa lucha geopolítica. Situación que permitió
en 1969, que Honduras, pese a ser derrotada militarmente, satisficiera todas
sus pretensiones por la vía de negociación ante el Consejo de Seguridad, y aunque el Derecho no le asistiese, pero
gracias a la amenaza de El Salvador de abrir relaciones diplomáticas con la
Unión Soviética, la resolución del Consejo de Seguridad, finalmente, fue
satisfactoria para El Salvador.
Un conflicto limítrofe,
en países que están irremediablemente, destinados a unirse, es absurdo. Todos
los problemas propios de los países centroamericanos, son fácilmente
solucionables, mediante su integración. El condominio propuesto por la
presidencia de El Salvador, en el anterior período presidencial anterior, a la
luz de los intereses nacionales, parece un acto de traición a la patria, pero
si lo consideramos como una forma de lograr la integración de El Salvador,
Honduras y Nicaragua, en derredor del Golfo de Fonseca, es una forma lógica y
un sacrificio menor, en comparación con el beneficio del área centroamericana;
sin embargo, mientras Honduras persista
en su pretensión sobre aguas del pacífico, limitando nuestra área geográfica, y
creando incertidumbre en nuestros connacionales en el área de los bolsones, esta
integración no será posible. Es más, coloca a Honduras, en una posición de fuerza,
superior a la nuestra, no sólo militar, sino con una influencia geopolítica
mayor. Honduras ha demostrado recientemente, su poder aéreo, subsanando, las
deficiencias que permitieron que en 1969, las fuerzas militares salvadoreñas,
realizaran una campaña exitosa.
La realidad de una mayor
población, en relación con la extensión de nuestro territorio, ha sido una
constante desde la época colonial, lo cual, ha estimulado una emigración
natural. En cuanto a Honduras, la
emigración salvadoreña comienza desde 1911 y, en los sesenta años siguientes,
la población salvadoreña en Honduras, se eleva a 250,000, pero es bueno considerar que, al mismo
tiempo, El Salvador, da asistencia
médica, educación y trabajo a 30,000
hondureños, hecho que demuestra una
relación simbiótica, dentro de los dos Estados y, tanto es así,
que durante los primeros días del derrocamiento de Manuel Zelaya, las
exportaciones salvadoreñas a dicho país, fueron detenidas, como medida de
presión al nuevo gobierno de Roberto Micheletti, y lo cual, se hizo sentir en dicho país,
utilizando a El Salvador, como un medio de paso, para que Zelaya ingresara a su país por algún
punto ciego, y con el concurso de las
Autoridades salvadoreñas.
El conflicto limítrofe
con honduras, aún no ha llegado a su fin, sólo es de esperar que las autoridades
salvadoreñas, vean dichas pretensiones hondureñas, con la seriedad del caso,
pues de lo contrario, estamos expuestos, a un no un muy largo plazo, a perder
soberanía sobre aguas del pacífico y entonces la posición geopolítica de El Salvador,
perderá relevancia y, nos veremos
privados de nuestro único recurso natural, el mar.
“La lucha del pueblo salvadoreño
no tiene más que un objetivo: garantizar las persona y bienes de nuestros
compatriotas en Honduras. No podíamos permitir, como no hubiera permitido
ningún gobierno responsable en la tierra,
que se masacrara a un pueblo de una
frontera”. General Fidel Sánchez Hernández, mensaje dirigido al pueblo
salvadoreño 18/julio/1969
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