Por
Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
San
Salvador, 8 de septiembre de 2013.
El
Terrorismo que amenaza hoy a Occidente y
el Socialismo del Siglo XXI que existe
hoy en Latinoamérica, son dos formas políticas de una misma fuente, cuyo origen
es la estrategia del Movimiento de los Países No Alineados, puesto en marcha,
en la Conferencia de Bandung (Indonesia) en 1951, y en la correlación de
fuerzas, lograda por la Unión Soviética en el Medio Oriente. Esta combinación
de ideología y de correlación de fuerzas, permite la consolidación de
tendencias anti- imperialistas, anti- sionistas y totalitarias, de los antiguos
aliados de la Unión Soviética que, luego de su desaparición, subsisten aún, con
mentalidad e intereses geopolíticos propios, y con sus mismos objetivos
ideológicos, cimentados en las condiciones sociales propias de cada región,
para el caso del Medio Oriente, en la confesionalidad religiosa.
Al
cese de la Guerra Fría en 1991, tendría luego que haber llegado la paz a todo el orbe, pero no
ha sido así: el 11 de septiembre fue y aún es, un triste recordatorio de que el
terrorismo continúa. Para entenderlo a
cabalidad, debemos remontarnos a las
épocas previas al fin de la Guerra Fría, por lo cual cito una frase de Zbigniew
Brzezinski, politólogo norteamericano, nacido en Polonia y Consejero de
Seguridad Nacional del Presidente Jimmy Carter,
quien dice en su obra intitulada “Plan
de Juego”: “Los objetivos de las dos
superpotencias son enteramente diferentes; el objetivo soviético es la
dominación y el nuestro es un orden mundial abierto de estados igualmente
soberanos”. Después de la Cumbre de Ginebra (1985) y de la Cumbre
de Reikiavik (1986), fue claro que era inminente el fin de la Guerra Fría, por la
insostenibilidad de la misma; sin embargo, la visión de la Unión Soviética era contraria
a la de los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. La de la Unión Soviética,
se centraba sobre aspectos estrictamente armamentistas, pretendiendo no ceder
sus áreas de influencia. Los Estados
Unidos por el contrario, pretendía incluir los temas de Derechos Humanos, la
emigración de disidentes y Judíos soviéticos, la invasión a Afganistán, con el
propósito de lograr una verdadera paz mundial y la integración mediante el comercio globalizado, dentro de lo
que fuese posible, sin embargo, tales propósitos no fueron aceptados.
Logrado
el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Medio (1987) y la caída de la Unión
Soviética (1991), se permite la incorporación al mundo libre, de Polonia Alemania y Hungría, mientras que los Balcanes entran en conflicto en lo que se llamó Guerra de Secesión Yugoeslava (1991 y 2001), período en la que la OTAN, realizó
intervenciones (1999 Guerra de Kosovo), presento tempranamente, lo que también
pudiera hoy suceder en el Medio Oriente: un conflicto de naturaleza étnica y
confesional, heredado de viejas estructuras políticas. Para el caso de
Yugoeslavia, su conflicto se remonta a
1878, cuando el Imperio Otomano, perdió el dominio sobre dichos territorios y
estos, no pudieron resolver sus conflictos étnicos y confesionales, conflictos internos de poder que al no
resolverse, se llega a las guerras de 1912 y 1913. La Guerra de los Balcanes,
sólo fue una continuación de estas primeras dos guerras, habiendo disfrutado un
remanso de paz, sólo sostenido por la férrea mano soviética. Sin embargo, la
intervención diplomática Rusa se hizo patente en la Guerra de Kósovo,
asegurando sus intereses geoestratégicos en el área, a cambio de su no
intervención, lo cual es prueba que sus intereses seguían siendo los mismos que
durante la época Soviética. Hoy, en el caso de Siria, observamos de parte de
Rusia, el mismo proceder.
Si
observamos actualmente el conflicto en
Medio Oriente y la estrategia venezolana, para incluir a Centroamérica en la
esfera de influencia del ALBA Y PETROCARIBE, encontramos su explicación que nos
da William J. Casey, ex Secretario de Estado para asuntos Económicos y ex
Director de la CIA, en relación a la exportación del terrorismo del triangulo
Siria-Libia-Irán, y las acciones en Centroamérica (durante la Guerra Fría). Señala
dos objetivos fundamentales: “Uno,
que son los campos petrolíferos del Próximo Oriente y que constituye la
línea vital de la alianza occidental; y otro, el istmo entre América del Norte
y del Sur”.
Latinoamérica, sigue un camino diferente al de los Balcanes
y Medio Oriente, pues aunque la insurgencia sólo logró consolidar su poder en
Cuba y en Nicaragua, y las tendencias mayoritarias del Catolicismo y las
diferentes sectas protestantes, no son antagónicas socialmente, la izquierda tanto
socialista como marxista, siguió siendo
simpatizantes de las luchas revolucionarias y del terrorismo, aunque la práctica
de éste, tuvo que ser abandonada para permanecer
dentro del sistema político democrático, hasta que se lograse el control del mismo y lograr manipularlo, como ha
sucedido en Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia. En los casos de El
Salvador, Brasil y Uruguay, no se ha consolidado este proceso, debido a las
peculiaridades políticas, sociales y económicas, de dichos países, pero no están libres de la amenaza
socializante.
Para
recordar sobre las luchas terroristas en Latinoamérica, es conveniente leer la obra intitulada “La Verdad Olvidada del Terrorismo en Chile”, que puede leerse en el enlace siguiente: http://issuu.com/usuarioissuu1950/docs/la_verdad_olvidada_del_terrorismo_e,
y a Dios gracias, éste, el terrorismo, se ha limitado por hoy a la práctica del
narcotráfico, adoptada de las pasadas luchas revolucionarias. Vale decir que la
última guerrilla iniciada en Latinoamérica, fue el Ejercito Zapatista de
Liberación Nacional (1994-2000) y por falta de condiciones propias de la Guerra
Fría, ha quedado en Chiapas (México) relegado a un mero folklor turístico, que
proclaman el Socialismo Libertario y de Autogestión, con supremacía indígena.
La
Guerra Fría, exacerbó de diferentes maneras el fundamentalismo islámico y estableció relaciones de poder basado en
minorías, pero a conveniencia de la Unión Soviética, dentro de su esfera y de
Occidente, en la suya, hasta el grado de volver inestable una región tan
sensible, como lo es el Medio Oriente, con gobiernos heredados de ese período
histórico, que crean inestabilidad mundial y por otra parte, tenemos los
ataques individuales, realizados en Boston y el asesinato en Londres de un
soldado, que cuentan con la satisfacción
del Socialismo Latinoamericano, aunque no todos se muestren abiertamente a
favor de dichos actos ni a favor de los
países como Siria, Irán, o Libia. La
simpatía y colaboración con esos países, ha quedado clara al conocerse la relación venezolana con Irán y aún con el
Gobierno Salvadoreño, el cual por
conveniencia del TPS y FOMILENIO, se ha mostrado “neutral” en el caso
Sirio, pero que, por Radio Maya Visión,
la radio difusora del FMLN, el día 06/Sep/13, dio su opinión al respecto de la siguiente
manera: “La Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos
aprobó la intervención militar a Siria, en este contexto sectores sociales en
El Salvador lamentan que se haga el uso de la fuerza extrema sólo para
demostrar que la nación norteamericana es el imperio”. No olvidemos que
el Vicepresidente Salvador Sánchez Cerén, fue uno de los que se manifestaron públicamente, a favor del
ataque Terrorista del 11 de Septiembre.
Del
Socialismo Latinoamericano, sólo podemos esperar una política tendiente a
alejarnos del comercio con Estados Unidos y Europa, para establecer gobiernos totalitarios, para centrarnos en una economía de
subsistencia, dentro de la esfera de los países del ALBA y una colaboración
subterránea con grupos terroristas que tienen como fin, el combate contra la
cultura occidental.
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