Por
Lic. Fernán
Camilo Álvarez Consuegra
San Salvador, 12
de marzo de 2014.
Independientemente
del escrutinio final del Tribunal Supremo Electoral, la Derecha ha triunfado en
El Salvador, al lograr movilizar, en la segunda vuelta, poco más de
cuatrocientos cuarenta mil votos, mientras que la Izquierda, sólo creció en
ciento treinta y cinco mil. La Derecha
se ha unificado y cohesionado en derredor de ARENA, mientras que la izquierda,
ha tenido que valerse de alianzas, las cuales le cobrarán la factura muy pronto y, exigiendo una cuota de poder en
el nuevo Gobierno, muy superior al aporte dado en favor de Sánchez Cerén.
El triunfo de la
Derecha se ha debido a tres factores: el primero, miedo que se reflejó
principalmente en población adulta, a la transformación social que se daría con
un triunfo arrollador del FMLN. Segundo,
la seguridad, bien fundada, de que El
Salvador sería políticamente fiel reflejo de Venezuela, lo cual fue entendido
con temor por los jóvenes. Tercero, la
sobre saturación de la publicidad del Presidente Funes y de su esposa Vanda
Pingnato, sumada al desprecio que ellos han tenido por la institucionalidad del
país, al mostrar su Gobierno, como extensión futura del Gobierno del FMLN. Esta
propaganda, chocante con la realidad salvadoreña, afortunadamente canso a la
clase media salvadoreña.
Habiendo
resultado pareja la elección, con 1,494,144 votos para el FMLN y 1,487,510
votos para ARENA, con una diferencia de 6,634 votos, y una muy discutida
cantidad de votos nulos y errores en la transmisión de las actas, en favor del
oficialismo,(lo cual hizo posible el fraude) hace posible un triunfo de la
Derecha, si ésta tiene suficiente fuerza y decisión para presionar lo suficiente, para que se
reconozcan los resultados electorales en su favor, de lo contrario, podría consolidarse el triunfo de la Izquierda,
sobre todo si la participación de ARENA en el conteo final se realizase, pues
legitimaría el proceso electoral en favor de Sánchez Cerén
Independientemente
de los resultados electorales, la votación es un triunfo para la Derecha, pues
la ha consolidado. Los resultados de la votación del dos de febrero, fueron de
ARENA exclusivamente, pero los del nueve de marzo, son de la Derecha en general.
Esta diferencia, tan positiva se debe a la incorporación de los diferentes grupos cívicos:
asociaciones femeninas, de jóvenes, de veteranos militares, de empresarios, de
ciudadanos en el extranjero y personas aisladas que por muchos años no intervenían en política. Sin el
concurso de toda ingente multitud de personas que defienden el sistema
republicano, democrático y representativo, no hubiese sido posible obtener una
votación superior a la primera ronda electoral.
El reto que se
presenta, es que debe entenderse que, sin importar a quien le dé el triunfo el
Tribunal Supremo Electoral, debe mantenerse cohesionada esta fuerza, que es la
única que puede oponerse a la Izquierda,
que tiene el control tiene la totalidad de las instituciones públicas,
todas en su poder, adquiridas desde la Asamblea Legislativa. Debe esta realidad, ser reconocida por la alta dirigencia actual
de ARENA, pues si la ignorase habría que reconocer la fragilidad de este
instituto político, frente a la Izquierda y, más aún cuando se acercan las
elecciones del 2015, que de hecho, una extensión de las actuales.
Deberíase estar
alerta a la estrategia que seguirá en los próximos meses la Izquierda: promover
movimientos de “Derecha Centrista”, para tratar de dividir el bloque cohesionado
hasta hoy. Además, la radicalidad no se
encuentra en una posición “extrema” como pretende hacer ver la Izquierda, sino
en la metodología empleada en la búsqueda del poder. El pueblo salvadoreño ha
manifestado claramente, ser liberal y democrático, exigiendo sus derechos
violados, lo cual es muy democrático. Por esta razón, ARENA no es radical, sino
un partido nacionalista, cuya actuación es expresión de su fe en el sistema
republicano y democrático que prescribe y garantiza nuestra constitución política.
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