Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
San Salvador, 6 de agosto de 2014.
Establecer paralelo
entre nuestro pasado conflicto armado y el actual conflicto palestino - israelí,
parece, a primera vista, no tener asidero para su comparación, debido a la
naturaleza y ubicación de dos conflictos que son diferentes: más, si advertimos
que en ambos conflictos, la guerra se desarrolló de forma asimétrica; se dieron
y se dan todas las circunstancias propias de una guerra de desgaste tendiente,
sobre todo, a la consolidación política de sus frentes internos de lucha y a
conseguir el favor de la opinión pública internacional.
La Guerra
Asimétrica, no sólo se refiere a la
disparidad de las fuerzas en conflicto, sino también a las técnicas de lucha
empleadas: guerra de guerrillas, resistencia, terrorismo, desobediencia civil,
etc. etc. Cada una de tales maniobras implica una contramedida adecuada a la
amenaza, pero sin embargo, es una guerra
sin reglas; así lo plantean los coroneles chinos Qiao
Liang y Wang Xiangsui en su obra “GUERRA IRRESTRICTA” o “GUERRA SIN
RESTRICCIONES” (Según fuere la traducción).
Esta obra,
que en un inicio no fue bien entendida, refleja una realidad de la Guerra Fría,
que trasciende a las acciones militares actuales. En la Red Voltaire, se puede leer con fecha
3/12/2007, un comentario que reproduce las apreciaciones personales de los autores
de la GUERRA SIN RESTRICCIONES, en relación con el ataque del 11 de septiembre
del 2001 y que dice así: “En una entrevista que dieron al periódico Ta
Kung Pao el 13 de setiembre del 2001 a los pocos días de los ataques, Qiao y
Wang afirmaron; “los ataques que tuvieron lugar en los Estados Unidos fueron
espantosos e inhumanos, pero no deben ser vistos desde una sola perspectiva.
Mientras que los miles de inocentes muertos y heridos fueron víctimas del
terrorismo, también fueron víctimas de la política exterior de los Estados
Unidos. El 11 de Setiembre del 2001, podría constituir el inicio del declinamiento
de los Estados Unidos como una superpotencia.” “Los ataques demostraron la
fragilidad y vulnerabilidad de los Estados Unidos y mostraron que esencialmente
no está listo para soportar este tipo de ataques. El Sistema Nacional de
Misiles de Defensa (NMD) no la puede salvar”….“Estados Unidos, un tigre
gigante, se ha metido con un ratón; inesperadamente, esta vez, fue mordido por
el ratón”.
Nuestro
pasado conflicto armado, se desarrolló en términos similares. La insurgencia, pequeña en
número al principio, conto con suficiente apoyo internacional, en armamento,
dinero y logística necesaria. Quizá su
lucha se desarrolló con mayor intensidad en las cancillerías mexicana y
francesa, que en los frentes de guerra, en Guazapa o en Morazán.
La
debilidad de occidente si bien se mira, no está en la capacidad militar de sus
Fuerzas Armadas para combatir el terrorismo, sino en su propia reglamentación
que tiende a la humanización del conflicto y el cual lo inhibe en el combate
del mismo, como resultado del humanismo occidental, el cual se enfrenta hacia
la brutalidad asiática. El Derecho Internacional Humanitario, prevé las acciones
entre dos fuerzas iguales, con exclusión de los civiles y con protección
especial, a médicos y sacerdotes. Sin embargo, en una lucha asimétrica, se hace muy difícil luchar contra la
insurgencia o el terrorismo que buscan su cobertura o protección en la
población civil, usando los símbolos religiosos y los médicos en beneficio de su causa política.
El Comando central del FMLN, sentíase durante el pasado conflicto armado, muy
cómodo al poner en práctica las tácticas y estrategias chinas y vietnamitas,
que reñían con el Derecho Internacional Humanitario.
La actual
condena del Secretario General de las Naciones Unidas, hacia el Estado de
Israel, está conforme al Derecho Internacional Humanitario, pero nos
preguntamos ¿es una realidad jurídica que se aplica a la realidad de las
acciones del terrorismo? Es pregunta muy pertinente que deberíamos poder
contestar. Esta realidad es de muy difícil comprensión para el salvadoreño
joven que no vivió el pasado conflicto armado, pero que sí es muy claro para
quienes lo vivieron o participaron en él. El uso de la kufiyya (pañuelo
palestino, símbolo de la resistencia palestina, en sus colores blanco y negro o
rojo y blanco) por parte de algunos miembros del FMLN, en reuniones públicas o
entrevistas, refleja no sólo su identificación con la causa palestina, sino con
el terrorismo como método de lucha; el mismo método que emplearon en El
Salvador y con el que se sienten identificados. Vale decir que el uso de la
kufiyya fue impuesto por los nacionalistas palestinos a su mismo pueblo, para
poder ocultarse entre la población pacífica y para realizar ataques primero
contra los ingleses y luego contra el reciente formado Estado de Israel.
El
conflicto palestino – israelí, no es de interés del salvadoreño, y mal hace
nuestro Gobierno en tomar partido diplomático con palestina, pues lo que está
dirigiendo nuestra política exterior con tal acción, no es la conveniencia del
pueblo salvadoreño, sino los criterios empleados durante nuestro pasado conflicto
armado por parte del FMLN y tales criterios son obsoletos y deben ser olvidados
si queremos que por fin podamos vivir en paz.
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