Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
San Salvador, 10 de agosto de 2014.
Una fugaz hojeada a los
diferentes medios de comunicación, bastan para apreciar el constante desgaste
del FMLN, en vísperas de las elecciones próximas de Diputados y Consejos
Municipales. Surge así, una muy oportuna
pregunta: ¿Quién será el beneficiario de dicho desgaste?
Caben breves
reflexiones sobre dicho desgaste del FMLN : Su visión dogmática de la realidad
y su falta total de comprensión de las necesidades reales del país, de lo cual
son prueba el aumento de impuestos cuando los salvadoreños sufren profunda
crisis económica, falta de transparencia en el manejo de los fondos públicos
(no obstante que, al respecto, han sido tenaces críticos de sus opositores); el
autoritarismo de sus funcionarios públicos que no admite crítica y, además, el
disgusto entre sus filas, por acciones gubernamentales que no son congruentes
con su “lucha revolucionaria” (captura del Padre Toño, tímido apoyo a
palestina, obligado negociar político con GANA) pero sobre todo, el descontento
social que genera la inseguridad de la vida (asesinatos en aumento) y que,
superando al segmento social de la clase media ya ha llegado a los sectores obreros y campesinos.
Prever ya una
continuidad de la campaña de desprestigio hacia la oposición, después de la
renuncia pública del ex Presidente Funes, a la acción contra Ana Vilma de
Escobar y Ernesto Muyshondt, disminuye la posibilidad de continuar en esa línea
de propaganda. El cierre de la Comisión especial para investigar el fraude de
El Chaparral, para proteger la imagen de Mauricio Funes y del FMLN, resta
credibilidad a la Comisión que en la Asamblea Legislativa, está investigando a Paco Flores, por lo cual, el
FMLN se ve obligado a abrir nuevos frentes propagandísticos que permitan
cohesión con la entelequia nacional, como por ejemplo atribuir a Norman
Quijano, el ser el único salvadoreño que reconoce el Derecho
de Honduras sobre la Isla Conejo. Sin embargo, estos “frentes de campaña”, no
son sostenibles en el tiempo, frente a la realidad imperante. Ordenar, Sánchez
Cerén y Medardo González, que en el
Gobierno nadie hable de la posibilidad de un Estado fallido, por que dicha
situación “no existe en el Derecho”, no lo borrará como posible de la mente del
ciudadano que, en el lapso de siete meses, emitirá su voto.
Pues si el desgaste del
FMLN es una realidad política, cabe preguntar: ¿Quién capitalizará la
situación? La oposición hasta la fecha, ha estado “pasiva” en estos
acontecimientos. Para algunos políticos, la renuncia pública de Mauricio Funes
a enjuiciar a Ana Vilma de Escobar y a
Ernesto Muyshondt, es un reconocimiento público de la fragilidad de la
condición del ex Presidente Funes, y de otros hechos de corrupción que podrían
involucrarlo con su amigo Manuel Meléndez “Mecafe”, en la compra de vehículos
de lujo, un avión y armas para su uso privado, lo cual podría abrir el debate
sobre el “origen y manejo de dichos fondos”, (aunque presente un finiquito) en
la continuidad de la red de corrupción, señalada por el periódico digital “El
Faro”. Esta situación, muy particular de Funes, complicaría también al FMLN,
pues para su militancia, éste es el primer Gobierno del FMLN, por ser “puro”,
pero para afuera del FMLN, es una continuidad del Gobierno de Mauricio Funes y
restaría aún más los “votos indecisos”.
Una vez terminada este
mes de agosto, la elección de los candidatos de oposición, es de esperar que
los candidatos locales, en su acercamiento a la población, capitalicen el
desgaste del FMLN, ofreciendo nuevas soluciones más posibles y favorables que las
planteadas por el Gobierno. Pero si los nuevos candidatos no tienen conexión
con su electorado, el resultado sería un mayor abstencionismo, que encubriría la baja real, de la aceptación del
ejercicio político del FMLN.
Algunos políticos de
Derecha, insisten en “una Derecha más social” o un acercamiento ideológico
hacia el centro y, es por este error, que se considera que la sociedad
salvadoreña es naturalmente de “Izquierda” y es tanto así, que insisten en la desnaturalización
ideológica de la Derecha, que dejaría de ser Derecha, para ser de centro, lo que el pueblo salvadoreño no desea. Nos lo
prueba el ejemplo a la Democracia Cristiana, que siendo partido de Gobierno,
hace unos veinticinco años, se ha debilitado hasta perder su nombre y para
sobrevivir tuvo de adoptar otro muy similar (PES). Ha sucedido lo mismo, pero
desde la perspectiva de la Izquierda hacia el centro, con Convergencia
Democracita y con el fallido partido de Joaquín Villalobos, el Partido Social
Demócrata. Por consiguiente, entre mayor distanciamiento se tome de la
Izquierda, podría capitalizarse más votos, en virtud de la lógica del desgaste. Se podrán capitalizar más votos, pero sin la
propaganda de “populismo” sino con propuestas lógicas, reales, capaces de
cumplirse sin aumento de impuestos y sobre todo, siendo honestos en las
capacidades y alcances del cargo.
El otro fenómeno digno
de ponerse en el tapete, es el de la reelección de los diputados tránsfugas: si
son reelectos, probaríase que los reparos hechos por ellos a la cúpula de su
partido, fueron válidos y que actuaron de acuerdo con el sentido político de
sus bases partidarias. Sin embargo, a primera vista, el transfuguismo es un
atentado a la democracia y, la única forma de evitarlo es que exista, en la
conciencia del político que su carrera política ha terminado, no por una
resolución judicial, sino porque el pueblo le retira su mandato, al no
reelegirle por tránsfuga.
La iniciativa política ha dejado de ser privativa
del FMLN, hoy es de la oposición y, en consecuencia, dependerá del acertado
actuar de la Derecha, beneficiarse del desgaste político del partido en el
poder, evitando que se perpetúe y nos arrastre hacia posiciones geopolíticas
que no deseamos y que profundice los males sociales: falta de trabajo,
inseguridad y hambre, que nos llevaría a la desesperación.
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