Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
San Salvador, 21
de septiembre de 2014.
Ambición de todo
político, es el ejercicio del poder que además, honra a quien lo ejerce; sin
embargo, reflexionando durante este aniversario de nuestra gloriosa
independencia, en lo que los cargos públicos se han convertido, surge repulsión
hacia el sistema, mas bien, hacia nuestro sistema político actual: encabeza el
desprestigio de las instituciones, la Asamblea Legislativa por la corrupción de
los Diputados que la conforman y que dan prueba de una casi total pérdida de la
dignidad del cargo.
Se ha hecho frecuente
y, hasta parece natural, que un Diputado o varios a la vez sea o sean tránsfugas:
va o van del partido a cuya elección se deben a otro, por razones
inexplicables, pero que para ellos son muy provechosas. Fueron del FMLN, los
primeros tránsfugas: luego se trató de un Diputado del PDC que se había
declarado independiente antes de la toma de posesión de su cargo como Diputado
y últimamente de ARENA. Esta corrupción determina conductas inmorales: tales
son considerar los beneficios económicos del cargo, como patrimonio personal, tal
como lo han expresado en privado y públicamente algunos diputados de todos los
partidos políticos.
Los dineros del Estado
en la actualidad, son exiguos pero, en todo tiempo es deber manejarlos con
probidad; más, esta cualidad no existe: sin escrúpulo alguno, los Diputados
manejan a los funcionarios de la Corte de Cuentas de la República, conforme a
sus intereses de partido, negocian con los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia
cual si fuese transacción en un mercado cualquiera, a lo cual se ha sumado
también el Tribunal Supremo Electoral.
Da tristeza y causa
indignación ver a un indigente con el vientre abierto y catéteres al aire,
pedir una limosna para sobrevivir y lidiando con los vehículos en la
intersección de la calle El Progreso y del Árbol de la Paz y saber que los
diputados pelean por aumentarse los viáticos para sus viajes o gastan TREINTA Y
OCHO MIL DOLARES ($ 38,000.00) en una cena con sus empleados de confianza. O
los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, justifican un aumento de
salarios y bonos para los que cuentan con el privilegio de pertenecer a la
institución y lo primero que hacen los nuevos Magistrados del Tribunal Supremo
Electoral es poner a sus empleados personales en la planilla de la institución.
Indigna pensar que los
Diputados votarán, en los próximos días, por subir la edad para pensionarse y
disminuir el monto de los beneficios de la pensión, pero que sí aumentarán la
cantidad a cotizarse para que el Estado cuente con más dinero para el despilfarro
de sus funcionarios y serán aprobados nuevos préstamos para “desarrollo social”.
Indigna que los
Diputados conjuguen sus acciones proselitistas personales y gremiales con los
procesos de la elección de segundo grado, justificando que si la ley no se los prohíbe
lo pueden realizar aunque tales funciones sean anti éticas por ser juez y parte
en la elección de quienes pueden optar al cargo de Magistrado de Corte. Esto justifica
el viejo debate en las gremiales de abogados, que si el Abogado en el ejercicio
de una Diputación, debe ejercer su profesión libremente, pues ocupa su cargo en su
beneficio profesional o para su beneficio dentro del gremio de Abogados y
manipular éste a su favor. Han sido exponentes de este debate, los Abogados
Roberto Vidales, defendiendo la incompatibilidad del cargo por razones éticas y
el Diputado Rodolfo Parker, defendiendo la compatibilidad de las funciones de
Diputado y de Abogado en el libre ejercicio. Al momento este debate ha llegado
a la opinión pública por el cargo que ocupa la Diputada Claudia Ramírez como
Presidenta de la Federación de Abogados.
Indigna que los
Diputados suplentes sean admitidos en dicho cargo porque colaboran económicamente
a la campaña del Diputado propietario aunque sus dineros provengan en muchos
casos, del narcotráfico de manera directa o indirecta por ser ellos hermanos de
narcotraficantes reconocidos.
Por esa razón el Juez Dr. José Díaz Sol (Q.D.D.G.)
recomendaba a sus hijos, familiares y amigos: “más vale comer frijolitos con
tortilla, a que te levanten a la media noche para cobrarle los mal que has recibido”.
Esta enseñanza simple de quien ha ejercido una función pública propia y
exclusiva de la calidad de Abogado, es la que se debería aplicar a nuestros
políticos y especialmente a los Diputados. Concluyo que ya no parece honroso
ser Diputado.
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