Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 25 de
mayo de 2015.
El multipolar mundo actual,
ha puesto a Centroamérica en la mira, como territorio en disputa en el cual, lo
importante, es el grado de influencia logrado, para cumplir sus propios objetivos
geopolíticos globales. Centroamérica tiene un mercado colectivo de sesenta
millones de personas, es el territorio más estrecho del continente y facilita
el paso entre los océanos Pacífico y Atlántico; cuenta además, con seis votos
(se incluye a Panamá) en las distintas instancias internacionales.
La disputa entre las
diferentes fuerzas no es ideológica, pero sí, con interés de favorecer a las
distintas fuerzas políticas amigas en el área, por lo que internamente en las
políticas de los diferentes países centroamericanos, podría parecer que se
trata lucha de modelos político-económico,
cuando en realidad, no lo es, pues de lo que se trata es de apoyar “a los
aliados”, sin que importe su pensamiento político.
El único beneficio que
ha traído esta nueva lucha de poder sobre el área Centroamericana es que la
región sea vista, como un solo bloque, por tener, a los ojos de los
extranjeros, los cinco países que conforman Centroamérica, un todo geopolítico, aunque
existan conflictos latentes entre ellos, debido a la visión de cada uno, según sus propias necesidades geopolíticas
como Estado. Los conflictos entre centroamericanos, son comparativamente
menores a las diferencias y conflictos internos que se presentan en Estados
Unidos, Europa, Rusia o China.
Lo malo en esta lucha,
es que los intereses extranjeros forzosamente favorecerán, como es natural, a
quienes les sean adictos en cada país, y éstos, a fin de preservar su poder
local, cederán o más bien aceptarán, posiciones comprometedoras del área entera o, ahondarán los conflictos
internos entre los diferentes Estados centroamericanos: ya el canal de
Nicaragua es un ejemplo de tal peligrosa situación.
Formalmente, el interés ruso en el área viene desde el 2008,
cuando Rusia, buscó la promoción de relaciones comerciales con Panamá y,
posteriormente también buscó inversiones en energía y otras áreas en Guatemala,
Honduras y Nicaragua y, es hasta el 2010 que se firmó un tratado de cooperación,
en las áreas de ciencia, técnica y turismo con El Salvador.
Piotr Pankrátov,
representante comercial de la Embajada de Rusia en Managua, dijo: "El
mercado de cada uno de los países miembros no es grande, pero juntos tienen una
población de 60 millones e importan bienes industriales por 50.000 millones de
dólares anuales; es un mercado en el que
podríamos encontrar un nicho". El 26 de marzo de 2015, el ministro
ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, solicitó ante sus homólogos del SICA la adhesión
de Rusia en calidad de observador. La posición rusa ha sido bien aceptada por
los países centroamericanos, pues en dicha reunión, el Canciller de Guatemala,
Carlos Raúl Morales Moscoso, dijo: "Rusia tiene un gran interés de
acercarse a toda Centroamérica. Toda Centroamérica ofrece una gran oportunidad
para Rusia en términos políticos y de comercio y lo que quieren es formalizar
ese contacto".
Es necesario no perder de vista la posible repercusión de estos acuerdos, en
los conflictos centroamericanos ya existentes. La cooperación rusa para la
explotación pesquera nicaragüense, crea en el área, un desbalance de dicha explotación,
potenciando los conflictos limítrofes en dichas zonas: en el Océano Atlántico, dentro
del área de Régimen Común entre Colombia y Jamaica, en el archipiélago de San
Andrés, Providencia y Santa Catalina (Disputa del banco Serranilla y el bajo
Nuevo), y en el Océano Pacífico con El
Salvador y Honduras, si este último, insiste en una salida directa al Pacífico
y en ejercer derechos sobre la plataforma continental.
Por otra parte, la
influencia norteamericana es tan normal y permanente en el área, que no suele
sentirse, y menos aún, con la dependencia comercial y de las remesas familiares, producto de la emigración de sus ciudadanos
hacia los Estados Unidos. La tolerancia y simpatía del Departamento de Estado
hacia los gobiernos locales, que siempre han sido antagónicos con los intereses
norteamericanos, ha dado la sensación
del abandono del área, lo que ha estimulado la penetración de otros intereses geopolíticos.
Pero lo que sí parece estar
cambiando es la percepción del Departamento de Estado en relación con la
corrupción gubernamental y el narcotráfico; la confianza que se tenía en que
esto países controlaran el narcotráfico, el crimen organizado y la emigración, parece
perdida desde que se anunció un incremento en el número de sus tropas en Palmerola.
La desconfianza del Gobierno norteamericano con relación a la implementación de
sus políticas migratorias y anti delincuenciales en el área, también se refleja
en una menor tolerancia a los actos de corrupción gubernamental, especialmente
con la ayuda que proviene de los bolsillos de los contribuyentes
norteamericanos.
Esta desconfianza hace
que los gobiernos centroamericanos vuelvan sus ojos hacia quienes les sean más tolerantes,
por lo que debemos esperar una mayor penetración rusa en Centroamérica y un
desplazamiento, por ahora insensible, de
la influencia norteamericana. El choque de
estas dos fuerzas, se verán acrecentadas por los intereses europeos, en
concordancia con los Estados Unidos, y el de China, en relación con el ruso. Las
fuerzas norteamericanas y europeas buscan la estabilidad del área, la que les
es muy necesaria para sus intereses; por el contrario, la rusa es de
confrontación, porque está construyendo su área de influencia y por tal motivo,
es que vemos una mayor cooperación armamentista a Nicaragua, la cual a muy
breve plazo, podría crear un desbalance en el área, en relación con las demás
Fuerzas Armadas centroamericanas.
Para algunos, el
armamentismo nicaragüense puede disuadir las pretensiones hondureñas sobre el
Golfo de Fonseca, pues están en juego juntos, los intereses salvadoreños y nicaragüenses,
especialmente desde que el Presidente Saca, propusiera que el golfo de Fonseca
fuese área sujeta a una coadministración, para un desarrollo común. Si los
intereses fuesen estrictamente centroamericanos, este razonamiento sería válido, pero en la actual situación, ya no depende exclusivamente
de los Gobiernos Centroamericanos, sino además, de la visión geopolítica de
estos dos grupos de fuerzas, en vísperas de colisión en el área
centroamericana.
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