Publicación Acción

Es necesario expresar libremente el pensamiento político para el fortalecimiento de nuestro sistema democratico, republicano y representativo.



sábado, 23 de mayo de 2015

LA BETIFICACIÓN DE ROMERO ES ACTO POLÍTICO


Por     
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 23 de mayo  de 2015.

La beatificación de Romero acto político es: pretende crear nueva visión de la verdadera naturaleza de los pasados conflictos, tanto en El Salvador como en el resto de Latinoamérica; marca, esta beatificación, pauta para la interpretación del cristianismo en un sentido político, justificando la toma del poder por parte del socialismo y cambiando, con tal doctrina, los tradicionales valores morales y políticos que tuvieron origen en el glorioso hecho de nuestra independencia y que hasta nuestros días han sido norma de vida nacional.

Nulo es el significado religioso de la beatificación de Arnulfo Romero, no obstante haber sido proclamada por la alta jerarquía de la Iglesia Católica, que le ha dado su estricto sentido  formal; más no puede, esta  formalidad, dar a la beatificación, el contenido ni el ser, de la misma: la santidad. La beatificación es  el acto por el cual el Sumo Pontífice reconoce la bienaventuranza de un siervo de Dios al que puede rendirse culto; más,  este reconocimiento, no puede crear lo que no existió: la gracia de Dios, quien no la tuvo en vida, porque sus actos, de dudosa religiosidad fueron sí, pero de muy clara naturaleza política. Y no será una mera formalidad, la que permita borrar de las mentes y corazones de los que por las predicas de Arnulfo Romero, sufrieron la agresión de la insurgencia.

Ya es motivo de controversia dentro de la Iglesia Católica esta beatificación: el sector progresista celebra el triunfo de las ideas de la Teología de la Liberación. Para el sector tradicional dicha exaltación es una aberración teológica, por cuanto se le concede a quien contribuyo con sus reflexiones pastorales a ahondar los problemas sociales, distanciándose de las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad). El sector modernista acepta la beatificación de Arnulfo Romero, pero considera un peligro la utilización política de la misma, por lo que sus esfuerzos, serán tendientes a evitar la manipulación política del nuevo beato; es sin embargo tal el aparato propagandístico creado en derredor de su persona, que será imposible preservar su imagen  estrictamente dentro de la Iglesia Católica y mucho menos aún dentro del marco teológico.

Los esfuerzos particulares de los grupos antagónicos a Arnulfo Romero, serán superados por quienes aspiran a utilizar al nuevo beato para justificar sus ambiciones políticas.  Sabido es que desde antes de su beatificación, ya se habían formulado planes para utilizarle como bandera política: proyecto es de Salvador Sánchez Cerén, crear una cátedra oficial y obligatoria sobre la predica de Arnulfo Romero; en la cual, su eje principal no será el cristianismo, sino el “Romerismo”, como ya ha sido llamada su doctrina, por los grupos de izquierda.

Grupos neo-revolucionarios como el de las “Ovejas Negras” y su vocero, el español Pedro Benítez hablan de cambiar la “realidad”,  pues  “El mensaje de Monseñor Romero trasciende a El Salvador y llega a América Latina, entonces, nos preocupa que el romerismo termine siendo una moda para el 23, diciendo todos somos romeristas y se pierde la carne histórica de Monseñor Romero, lo que me parece un abuso y una falta de respeto a su memoria ¿Qué viene después de la algarabía? , se debe trabajar porque siga siendo un referente de justicia“. La Fundación Monseñor Romero dice “que se decidió  mostrar un Monseñor Romero que no le cause incomodidad a los sectores oligárquicos del país y a la Iglesia conservadora, esto está claro, no hay que hacer un análisis profundo para darnos cuenta”. Por lo que es de prever que la figura de Arnulfo Romero será un justificante de poder y no, imagen genuinamente religiosa. Y ya se pide, invocando al nuevo beato, la derogatoria de la Ley de Amnistía y la deducción de responsabilidades para con los políticos y los sectores oligárquicos que fueron señalados en sus homilías y pastorales, además del informe de la Comisión de la Verdad.

La pretensión de canonizar a Arnulfo Romero en el 2017,  de beatificar a Rutilio Grande y la de declarar mártires a quinientos (por ahora) miembros de la insurgencia, fallecidos durante el pasado conflicto armado, tiene como propósito reconocer que la lucha de la insurgencia en el pasado conflicto armado, fue lícita y de represión a la fe cristiana, siendo en consecuencia, contrarias a la religión, todas las fuerzas que lucharon para reprimirlas: Fuerza Armada, Gobierno y población civil.


Podrá Arnulfo Romero ser hoy beatificado y en el futro canonizado; sin embargo, para todos los que le conocieron en vida, escucharon sus homilías y leyeron sus pastorales, será siempre un Arzobispo político que predicó en favor de la Teología de la Liberación, que justificó la lucha subversiva, favoreciendo la organización de los grupos insurgentes. Es la aspiración de la sociedad salvadoreña vivir los principios de nuestra doctrina cristiana sin contaminación de ningún socialismo, real o disimulado.

1 comentario: