Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 9 de
noviembre del 2015.
Ha entrado en tal
crisis el Socialismo del Siglo XXI, que muy difícilmente podrá recuperarse: la tendencia argentina de
volver al conservadurismo, el desencanto en Brasil y Venezuela, más el triunfo
conservador en Guatemala, marcan una tendencia de rechazo hacia el Socialismo
en Latinoamérica, pero es conveniente y
muy útil, analizar cuáles fueron las causas que aprovechó el Socialismo en su
ascenso al poder y cuáles, las debilidades de la oposición, pues ambas son circunstancias
que parecen persistir aún.
El Socialismo aprovechó
las estructuras políticas e ideológicas creadas en Latinoamérica, durante la
Guerra Fría, circunstancias que permitieron tener una conciencia estratégica
continental, favoreciendo su subsistencia y cohesión, entre la caída de la Unión
Soviética y el ascenso al poder de Hugo
Chávez. El apoyo solidario, entre los
pares socialistas latinoamericanos, en sus planes locales, fue el factor
efectivo, para el sostenimiento en Latinoamérica, de estos regímenes, además de
la división interna, entre las diferentes fuerzas conservadoras, que más
preocupadas por sus cuotas internas de poder, no percibieron que era amenaza, la
siempre minoritaria izquierda, a la que creyeron que podrían comprar o, dominar por la fuerza. No comprendieron que la
situación geopolítica mundial había cambiado desde el fin de la Guerra Fría.
La división entre las
fuerzas conservadoras y el deterioro de sus valores liberales, substituidos por
el neo-mercantilismo y la política populista, no pudieron competir contra el
aparato Socialista y aún más, ha habido en
la mayoría de los países, más de una fuerza de Derecha, que por esa
conveniencia política de poder local y mercantilista, se pliegue al Socialismo,
dividiendo y debilitando al conservadurismo autentico.
El Socialismo aprovecho,
los errores políticos de la Derecha y lo hizo muy bien: darle prioridad al neo-mercantilismo,
así las masas de votantes, fueron muy receptivas al populismo Socialista. Sin
embargo, no ha podido consolidarse el socialismo, pues ha utilizado los
recursos naturales de sus respectivos países,
sosteniendo un esquema de corrupción y lucro personal; y dadas las redes
políticas intercontinentales, esta corrupción, ha seguido en todos los países las
mismas rutas, de manera que la ayuda política
ha traído la corrupción. Según estudios, los países más corruptos en Latinoamérica
son Venezuela, Ecuador y Bolivia; en un índice ligeramente menor, se encuentran
Brasil y Argentina.
Según estudios del Instituto Gobernanza de los
Recursos Naturales (NRGI), la corrupción se encuentra a niveles críticos, en
América Latina que está entre las regiones más afectadas del mundo. Estos tienen
efectos concretos. Un país que ataca la corrupción, puede incrementar su
Producto Interno Bruto, en un 300%. Mientras más corrupción existe, hay más
desigualdad y la crisis social aumenta, bloqueando los mecanismo normales de
control democrático.
El otro elemento que al
Socialismo del Siglo XXI ha debilitado, ha sido su populismo: ha ofrecido tanto,
que le ha sido imposible cumplir sus promesas, pese a tener a su disposición todos los recursos de
sus Estados; el incumplimiento de sus promesas de campaña, ha sido una
estrategia para atribuir a la oposición, ser causa de las conspiraciones
internas, intentos de golpe de Estado y desestabilizaciones. Esta estrategia,
puede repetirse durante dos o tres campañas, pero a largo plazo, es
insostenible.
El despilfarro de
dinero constante, las nacionalizaciones y la destrucción de la inversión local;
hace muy difícil que inversionistas extranjeros lleguen con confianza; a lo
sumo podrán presentarse capitales golondrina y, en una pequeña escala,
inversiones Chinas y Rusas. Pero no
serán suficientes para revertir una crisis como la de Bolivia, Ecuador o la de
Venezuela.
La caída de todos estos
regímenes puede ser para el final de la
década, pues va a depender de dos factores:
la evolución natural de su desgaste político interno y, los períodos
electorales. Por otra parte, debe plantearse: ¿La derecha está preparada para
retomar el poder? Por el momento se vislumbra que subsisten los mismos problemas
que les fueron proclives a la pérdida del poder: fragmentación, estrecha visión política local y sobre todo, que priva el neo-mercantilismo por sobre el
liberalismo, en su concepción ideológica y práctica.
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