Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN
ACCIÓN
http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 2 de
noviembre del 2015.
Las sectores
conservadores de la Iglesia Católica, temían que la Beatificación de Monseñor
Romero, fuese en anuncio de la “santificación de la Teología de la Liberación”
en Latinoamérica, por lo que una situación
política, sería base para una sustentación teológica, cuando es la teológica, la que debe determinar la situación política. Este temor parece
concretarse con los señalamientos que el Papa Bergoglio hizo a los conservadores romanos y a la Curia
salvadoreña, por oponerse a la Beatificación de Monseñor Romero.
Dos de los factores que
están siendo obstáculo para la Santificación de Monseñor Romero son: primero, su imagen no religiosa,
destacada por los luteranos, anglicanos, evangélicos y los grupos de la
Teología de la Liberación, activos en los países donde impera el Socialismo del
Siglo XXI. Comparándole con Martin Luther King (1969), Maximilian Kolbe (1941),
Dietrich Bonhoeffer (1945), Jasnani Luwun (1977), Anastasia Nikoláyevna (1918),
Esther John (1960), Manche Masemola (1928) y Wang Zhiming (1972), todos
asesinados, no por su misticismo religioso, sino en la vorágine política de sus
países; en sus luchas contra la segregación racial, el nazismo, el comunismo,
el Imperio Japonés, o las luchas tribales ugandesas. Además, luego de treinta y
cinco años de la muerte de Monseñor Romero, aún no se sabe ni de un solo milagro atribuido a él; por el
contrario, se pretende que sea un hecho político el milagro que le lleve a la santidad; hecho
que objetan hasta los Obispos más progresistas.
El reconvenir duramente a todos los que se opusieron a la
Beatificación de Monseñor Romero, es advertirles que deben de acatar la nueva
línea de Roma, o de lo contrario, serán prontamente substituidos. Reconvención
que daña grandemente, la autoridad de la
Curia salvadoreña, frente a anglicanos, luteranos y evangélicos, quienes
esperan acrecentar sus filas con la disidencia de la feligresía católica, y por
el contrario, el clero defensor de la causa de Monseñor Romero, espera que las organizaciones
políticas que tienen como estantalarte a Monseñor Romero, queden bajo la
autoridad católica: visión equivocada de lo que es la fe, que a lo largo, dañará a la misma Iglesia
Católica, pues lo que está en juego es un poder terrenal, que se pretende
sustentar con lo divino.
La posición de
Bergoglio, legitima las luchas
revolucionarias latinoamericanas. Hecho que ha llamado mucho la atención de los
analistas políticos, se plantea la transformación política e ideológica de Bergoglio:
de un peronismo conservador, a un defensor de las revoluciones latinoamericanas,
de mostrar una tolerancia total hacia la
homosexualidad, hacia la transgresión de los votos matrimoniales y, además de
ser muy crítico de la Iglesia Católica, frente a la opinión pública. Esta
posición teológico-política, es congruente con la tendencia de la Teología de
la Liberación, pero debe considerarse que el origen de la misma, es el Socialismo, el
cual en Latinoamérica, se está derrumbando, pues su práctica es concentrar el
poder en manos de los dirigentes.
La religiosidad católica
latinoamericana, es muy firme y se expresa en la conciencia del individuo; cada
quien acude a realizar su acto de fe, de manera individual, aunque se encuentre
unido a la colectividad de la Iglesia,
acto que no muestra un poder político, sino espiritual; más, lo que se pretende
hoy, es que la representación política, sea la manifestación pública de la fe, según
sean las necesidades políticas del momento, en relación con las estructuras que
buscan el poder. El católico latinoamericano, conservará su fe como siempre ha
sido, pero ya no será su fe en la autoridad misma de la Iglesia Católica.
La legitimación de las
luchas revolucionarias latinoamericanas, justifica hoy a los Gobernantes que
antaño las defendieron, en aceptación de su poder temporal; sin embargo, puede
afirmarse y con justa presunción, que
dichas luchas no han terminado, pues cortado el abastecimiento militar de la
Guerra Fría, se ha entrado a una nueva fase, en la cual se lucha políticamente, y hoy se comienza ya con la resistencia
efectiva al socialismo totalitario latinoamericano. La pregunta oportuna es ¿Cuán
grave será el daño para la fe Católica el giro hacia la Teología de la Liberación,
hoy que el sustento político de dicha doctrina, va de mengua?
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