La pugna interna del
Partido Comunista contra las FPL, la controversia entre diputados contra las decisiones
del Ejecutivo y el concepto de “transición”, son signos que no sólo explican la
erosión de sus bases, sino también el resquebrajamiento del FMLN.
Refleja la puga entre
el Partido Comunista y las FPL la controversia con Nayib Bukele: es continuación
de la lucha que purgo en 1983 a Mélida Anaya Montes y a Salvador Cayetano
Carpio, dando el poder a la actual cúpula del FMLN. Hoy, el instrumento contra
las FPL es Bukele, y se le excluye. Sin embargo, hay también dentro del FMLN, división
que sale a luz, por la discrepancia de
los diputados con los ministerios de Relaciones Exteriores y de Seguridad.
La estrategia del
Ministro de Seguridad, al reconocer que
la actual violencia sólo, será contenida hasta dentro de cinco años, descarga la responsabilidad de los problemas
actuales, en el próximo gobierno y el Ministro de Relaciones Exteriores actúa
de igual manera, cuando por todos los medios posibles, trata de mantener
aparente amistad, con los Estados Unidos. El diputado Roger Blandino
Nerio, se preocupa más, del mensaje
hacia sus bases, que de las consecuencias del TPS, minando las acciones, del Canciller Martínez.
El reconocer que debería
haber una “transición” de Gobierno, no es anuncio de un abandono del poder, sino de
reconocimiento de la crisis nacional y de que, es necesario tomar medidas
económicas, que permitan una mayor recaudación fiscal. Este mensaje es negativo
para sus bases y los diputados, tratan de cambiarlo.
Para evitar el colapso
del país, es necesaria una reforma tributaria; sin embargo, sin que le acompañe la seguridad jurídica y la disminución de las maras, toda reforma, en tal
sentido, sería contraproducente; sin embargo, el FMLN necesita ampliar la ayuda a los mareros, encubriéndola con el
asistencialismo a los “ninis” y, para ello, necesita más dinero y permitir a
las maras, el control territorial, lo cual son dos acciones paradójicas, con el
sostenimiento y desarrollo nacional.
Gerson Martínez, en sus
pretensiones, tiene el apoyo de la
Iglesia Católica, desde el Vaticano y confía en la intervención política de la misma, en el sentido en el cual
habla el Papa Francisco, pero su
paradoja consiste en que busca también el
apoyo de las Iglesias Evangélicas.
El FMLN se cierra en sí
mismo, en tiempos de crisis, reaccionando como una organización insurreccional
y no, como partido en el Gobierno; que
debería abrirse, buscando alianzas. Su forma de reaccionar acentúa su crisis interna, aumentando el número de sus detractores. La
crisis actual del FMLN, no sólo es debida, a su mal manejo de las cuestiones
del Estado, sino a su corrupción (bienes del Estado y de ALBA) y su lógica de
ver “enemigos a controlar”. Se refleja
esto, en los controles del Estado sobre la función privada (importaciones,
exportaciones y comercio interno) imponiendo cada vez, más requisitos, hasta
volver inoperantes, los procesos administrativos.
La oposición, no está
aprovechando la crisis del FMLN, para dar mejor rumbo al país; por el contrario, le
sigue el juego, esperando su desgaste
natural y, como opción, se vote por ella,
más si no se demuestra que tendrá
la capacidad de gobernar en el futuro y superar
la crisis actual del país, sólo se logrará un mayor abstencionismo.
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