Ignacio Ellacuría, fue
formado dentro del pensamiento filosófico de su maestro, Karl Rahner, que formó
parte de la escuela Novelle Theologie, criticada en la Enciclica Haumani
Generis del Papa Pio XII, pero que con posterioridad, influyese en el Concilio Vaticano II. Por dicha
formación, el destino de Ignacio Ellacuría estuvo sellado, junto a las de los oficiales que
ingresaron a la Escuela Militar en los años 1963, 64 y 65, así como a la de sus
superiores en mando y subalternos, al momento de la ofensiva de 1989.
Las ideas filosóficas
son meras especulaciones mentales, pero al
pretender explicarse por ellas, la razón de los acontecimientos sociales, se
vuelven la mano que guía el destino individual. La aplicación de las ideas de
Rahner, sobre los conflictos salvadoreños en el contexto de la guerra fría,
sellaron el destino de los seis muertos en la UCA y de los veintidós señalados
como responsables de su muerte y que,
junto a ellos murieran setecientos soldados y mil quinientos guerrilleros, en
la ofensiva dirigida contra la población civil.
Al triunfar la revolución cubana en 1959, hubo un cambio continental en la doctrina
militar y en sus programas de estudio, porque
Latinoamérica había entrado de lleno, a la Guerra Fría, siendo teatro de
operaciones de una guerra insurgente, de la cual, aun no se conocía su
operatividad. La “Tandona”, conformada
por quienes ingresaron en 1963, fue la primera en recibir la nueva doctrina y,
por relación de mando directo, con las dos siguientes promociones. Todos los
relacionados con estas promociones, durante el conflicto armado, ya sea por
mando superior o inferior, hoy están siendo procesados.
El conflicto armado de
1981 a 1992 pudo evitarse: la juventud militar que dio el Golpe del 15 de
octubre de 1979, cedió el poder a la izquierda, pero ésta no lo acepto,
porque procedía del estamento militar y
no, de un triunfo insurgente. La relación militar-izquierda, había sido dirigida por Ignacio Ellacuría,
Monseñor Romero y demócratas norteamericanos, en una muy delicada trama. En el
actuar de esa trama, se rompen relaciones diplomáticas con el Gobierno de
Sudáfrica y, se secuestra y asesina a su Embajador Archibald Gardner Dunn en
una posible relación del Gobierno salvadoreño (Junta Revolucionaria de Gobierno)
con las FPL.
Durante la ofensiva de
noviembre de 1989, Ignacio Ellacuría se encontraba de viaje en España y
Alemania y apresuradamente, regresa a El Salvador, para servir de mediador
entre la Guerrilla y el Gobierno, ante
un triunfo insurreccional, propiciado en parte, por la labor subversiva
de la UCA en las nuevas generaciones de militares, instándolas a un rebelión contra los mandos,
en una repetición de las conspiraciones 1979, como se da a entender en el libro “Un
paso al frente”, de José Luis Merino.
La muerte de los
jesuitas, como la de los 1500 guerrilleros caídos, fue inútil: los cambios
esperados por la insurgencia nunca llegaron, sólo han alimentado los bolsillos
de la dirigencia de las FPL y del Partido Comunista. El sacrificio de los
veinte implicados en el expediente español, por la muerte de los sacerdotes
jesuitas, les hace continuar en el
servicio activo. Con la extradición a España del Coronel Inocente Orlando
Montano, reactivará el proceso y podrán incluirse a Alfredo Cristiani y a
Francisco Merino, éste último, por haber llamado a Ellacuría, para que
regresase a El Salvador.
La Ofensiva de 1989 fue
la batalla con la cual se derrotó a la insurgencia, pero lo que le permitió llegar al poder, fue
la incapacidad de la clase política nuestra. El peso de la guerra se descargó
en los políticos, que no entendieron la
magnitud del conflicto. Loor a todos los que hicieron armas contra la
insurgencia en esos días, defendiendo a su Patria.
La guerrilla no fue derrotada; el ejército no pudo derrotarla y ambos se vieron abocados a firmar un Acuerdo de Paz. Lo que siguió es otra historia pero por mucho empeño que le pongan, ni con un millón diario de $ pudo la FAES ganar militarmente. Forrarse los bolsillos sí; los otros lo harían más tarde. No puede alterarse la Historia, ahí están los hechos.
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