Por
Lic. Fernán Camilo
Álvarez Consuega
Dos disyuntivas
políticas tendremos durante el 2018: la Derecha crece electoralmente, o decae;
se autoriza más dinero al ejecutivo, u ordénanse las finanzas públicas. El
abstencionismo gira en derredor de estas dos disyuntivas. La última encuesta de
Analitika acusa una participación electoral sólo del 40%.
No hay que perder de
vista, la fórmula para medir el grado de participación ciudadana, en base a “Una
teoría del cálculo del voto” (de Riker y Ordeshook 1968: PB+ D=C). En esta, P
es la probabilidad de que el voto de un individuo, afecte el resultado de una
elección y D, es el beneficio personal que dicho individuo recibe, si se da la
elección de su candidato y C, es el
esfuerzo o costo que implica el acto de votar. Las facilidades que quieren darse
para la votación, son un indicador del abstencionismo, pues la votación no
representa ningún cambio para la vida del ciudadano, fuera de la estructura
partidaria.
El aumento del
abstencionismo, es consecuencia de las
acciones de los diferentes partidos políticos. Del FMLN, corrupción
generalizada y mal gobierno; de ARENA, su falta de protagonismo y, de los partidos
pequeños (GANA, CN y PES) su ambigüedad, frente a su conveniencia del momento.
El candidato independiente, aún no es visto como una opción política y el TSE
lucha por excluirlos de la contienda electoral,
por considerarlos una competencia a los partidos políticos que lo
conforman.
Esperar que pueda
romperse el círculo del abstencionismo, por parte de los partidos pequeños es
muy difícil, o que haya un acercamiento de los grandes, hacia un “centro
político” como lo sugiere la encuesta de Analitika: el votante espera “acción
política” que genere el cambio, no
entendimientos de mercantilismo político. El radicalismo y ataque mutuo en
campañas electorales y el entendimiento posterior, favorecen el abstencionismo.
El asistencialismo del Gobierno, va tendiente al clientelismo político en su
favor, pero es económicamente insostenible a mediano plazo y, señala la máxima capacidad
de crecimiento electoral de la Izquierda.
Sólo puede ser roto el
abstencionismo, por el lado de la
Derecha, pues tiene la mayor parte de
apatía electoral y de jóvenes que esperan tener una vida, dentro de un sistema de libertades, pero que no se
ven representados en el espectro político; no esperan que sus representantes
sean jóvenes, sino que se conecten con sus aspiraciones, especialmente en el
combate a la corrupción y, que apliquen los principios de buen gobierno, austeridad
y ética profesional, que se le exige a cada joven en su trabajo diario; ese
grupo es el 60% del electorado.
La insatisfacción
partidaria, dará la creación de nuevos
grupos que no tienen diferencia ideológica con los anteriores, pero sí, tienen
una imagen de limpieza política y la firme convicción de llevar a cabo sus
propuestas de campaña. Ejemplos, es la formación de Podemos y Ciudadanos en
España y la elección de Donald Trump y Emmanuel Macron, porque rompieron
los clichés políticos, conectando con el
ciudadano rápidamente, creando una nueva tendencia, no ideológica, sino
de “ejecución o cumplimiento” de sus principios.
El Gobierno del FMLN, pretende
mantenerse en el poder, mediante el asistencialismo, haciendo sus objetivos guerrilleros, política
de Estado y obtener una igualdad económica y social, por medio del poder de la
fuerza y la manipulación presupuestaria e impositiva. Sin embargo, ha sido históricamente, una quimera. Si la
Derecha no reacciona y se une, la Izquierda se consolidará, aunque el país
colapse y podrían entrar, en su sostenimiento, fuerzas extra-continentales (como
ha sucedido en Venezuela). La reconstrucción del país debe comenzar desde el
resultado electoral del 2018, pues establecerá la plataforma de gobernabilidad
de la siguiente Presidencia.
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