Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Durante su campaña electoral, prometió Bukele, llegar con
el pueblo, apoyado con la policía y la Fuerza Armada, a la Asamblea Legislativa
y, lo ha cumplido; exigió también que le jurasen fidelidad y lo ha hecho
efectivo: también prometió una reforma agraria, económica y estructural y está
por verse. Hasta el momento, tiene tres víctimas: la Fuerza Armada, la
institucionalidad del país y, la economía.
La supresión de la Asamblea Legislativa, no se consumó
el domingo, gracias al retiro, de último momento, de los apoyos internacionales
y, a la posibilidad de que “su golpe, fuese declarado inconstitucional”, luego
de presentarse un recurso de inconstitucionalidad, ante un Tribunal de Paz. Aún
existe la amenaza, pues del fallido golpe, quiere descargar responsabilidad en
el Alto Mando de la Fuerza Armada, mientras busca de la misma, la unidad y cohesión,
en derredor de sus jefaturas, no permitiendo otra opción, que apoyarle en su
aventura.
Hoy, sus mayores “troles”, (Giovanni Galeas y Walter
Araujo) instan a la población, a ir en contra de la Asamblea Legislativa,
Bukele quedaría así, como quien restauró “la tranquilidad en el país”. De esta
manera, los efectos negativos de las malas decisiones del Alto Mando, recaerán
en la Fuerza Armada y no, sólo en sus mandos.
Ya se cuestiona en algunos círculos, la necesidad del
desaparecimiento de la Fuerza Armada, como medio para evitar otro abuso, como
el cometido el domingo 9 de febrero o, que Bukele la use, para mantenerse en el
poder. Es un cuestionamiento inicial, sobre la existencia de la Fuerza Armada,
luego se llegará al planteamiento sobre la existencia y funcionamiento de la
Asamblea Legislativa y del sistema partidario, así como el de la función
contralora de la Corte de Cuentas y del Ministerio Público; Todo lo cual, es un
riesgo para la institucionalidad del país. Esta apreciación se basa en los
procesos políticos dados recientemente, en Suramérica, que por desgracia, los
corruptos tratan de imitar.
El cuestionamiento sobre el mal funcionamiento de las
instituciones políticas, lleva a la inestabilidad económica, que
invariablemente se hará sentir en las tasas de interés y la competitividad
nacional, además de la falta de inversión extranjera. Algunos efectos ya están
siendo advertidos desde el exterior, aunque el Ministro de Hacienda diga lo
contrario.
La Asamblea Legislativa ha quedado temerosa, después de
que llegaran a la casa de los diputados, policías con orden de “interrogarlos”,
siendo muy fina la línea entre “interrogación” y una captura. Por esto se evita
hoy, interpelar a ningún funcionario y ordenar la destitución de los directores
de la Policía Nacional Civil o, del Órgano de Inteligencia del Estado y mucho
menos, sugerir antejuicio, al Ministro y Vice Ministro de defensa.
Una negociación para lograr estabilidad, significaría
ceder en algo, cuando lo cuestionado en sí, es el fiel cumplimiento de la
Constitución y la independencia de poderes. Bukele no ha rendido cuentas de los
primeros 59,000,000 que se emplearon en seguridad y ahora, pide $ 109,000,000 más.
También él y sus funcionarios, no han rendido declaración sobre su patrimonio a
probidad y, en México, ya se les menciona, en relación con la corrupción de ese
país.
Tiene que darse ya, el retorno del Estado de Derecho;
los partidos políticos han quedado anulados, pues pobres o nulas ha sido sus
acciones en defensa de la constitucionalidad, por lo que la Sociedad Civil, lo
ha tenido que exigir. La responsabilidad del funcionario es cumplir y hacer
cumplir la Ley.
Sólo el Estado de Derecho, puede asegurar el
desarrollo y estabilidad nacional y, debe restituirse, pues se hacen
intolerables en el futuro otras manifestaciones de fuerza y hechos de inconstitucionalidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario