Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
El rechazo a los partidos tradicionales, ya es una
sólida tendencia, y no podrá ser revertida; pues la tendencia de las cúpulas
partidaria se mantiene igual: consolidación hacia el interior de sus partidos,
a costa de la aceptación de su votante tradicional. Sin embargo, esto no
consolida o da fortaleza al ejercicio del gobierno actual, pues su
consolidación interna depende de la construcción de nuevas redes políticas y de
su desempeño como tal.
Los partidos tradicionales, no están produciendo
ofertas políticas o soluciones a los problemas nacionales, pues se limitan a
realizar una estrategia hacia el interior de sus partidos, que garantice las posibles
candidaturas internas, las cuales deben de quedar definidas en los próximos
meses, sin percatarse que, sin votantes, cualquier consolidación interna será
inútil. Y su triunfo electoral, dependerá del mal desempeño de sus oponentes,
que de sus propias acciones. Tal como ha sucedido en la actualidad, con el
desbaratamiento del FMLN en las pasadas elecciones.
Un triunfo en ese sentido, sin una alternativa de
gobierno diferente del anterior, podrá dar bienestar a sus funcionarios electos,
pero no a la sociedad. Pues la sociedad necesita soluciones a los problemas
cotidianos.
Da la impresión que ya hay agotamiento en la
popularidad del presente Gobierno, debido al problema del agua potable, a la
falta de trasparencia en su gestión pública y a la ineficacia gubernamental. La
realidad le está alcanzando, pues las personas desencantadas con los Gobiernos
anteriores, caen más fácilmente en nuevo desencanto, que quienes ya tienen la
convicción que es un gobierno sin preparación alguna, y sin que se pueda
esperar nada espectacular de él.
Por esta razón, es que su aceptación mayoritaria se
encuentra en el exterior, pues este aún es influenciado por la comunicación que
les llega de El Salvador. Otro de los factores a considerar, es de quienes
ejercen influencia y hacia donde se ejerce esta influencia, por lo que se puede
identificar dos segmentos claros: el de los jóvenes y los adultos que viven de
sus propios negocios, son profesionales o asalariados no gubernamentales.
El segmento del joven, sólo desea soluciones
tecnológicas a cualquier tipo de problema, pero percibe que las oportunidades
se están cerrando, aunque las mantiene en el presente Gobierno, como un rechazo
abierto a la corrupción de los partidos anteriores, en los que pesa las
acciones de Tony Saca y Mauricio Funes, junto a los funcionarios que les
rodearon.
Existe un tercer segmento poblacional, el que es
políticamente neutro, pues ya perdió toda esperanza en el sistema y, es quien
migra hacia el extranjero, pues ha llegado a un estado tal de precariedad, que
su subsistencia está en juego. El asistencialismo del FMLN no pudo detenerlo y
ahora todo ofrecimiento carece de significado pues no puede llenar sus
necesidades económicas o de seguridad.
El segmento del que trabaja independientemente o que
es empleado no gubernamental, se ha desencantado más rápidamente con el
presente Gobierno, pues al estar consciente de la burocracia gubernamental y de
la corrupción en la misma, percibe que hay un mal desempeño en el Gobierno.
El señalamiento de los errores políticos de otros ya
no es suficiente, es necesario hablar de soluciones concretas. Los partidos que
desean emerger, como un remplazo de los partidos tradicionales, no tendrán
acogida si se basan sólo en la denuncia o el ataque; el país necesita
propuestas reales y efectivas, pues un país con un endeudamiento del 79%, con
un Estado de Derecha fallido y con las estructuras del crimen organizado cada
vez más fuerte, necesita un cambio total en sus planteamientos políticos.
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