Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Comete sedición quien pública y tumultuariamente, por
la fuerza y fuera de las vías legales, impidiese o forzare la aplicación de las
leyes o, de cualquier autoridad legítimamente constituida. El resultado de esta
conducta, no cambia la naturaleza de la presión ejercida al sistema republicano,
aunque se fuerce luego, una legitimación.
La convocatoria bajo amenaza, a la Asamblea
Legislativa, para la aprobación de un empréstito, ha sido sedición. Y sin que
importe el resultado logrado, será siempre sedición. La Constitución da al
Presidente, potestad, por medio del Consejo de Ministros, de realizar dicha
convocatoria, pero debe ser en circunstancias
excepcionales: el órgano legislativo esté acéfalo, ´no pueda sesionar
ordinariamente o, haya una eventualidad que requiera alguna consideración, es
decir, urgencia nacional. No ha
concurrido ninguno de estos requisitos, lo que hace que dicha convocatoria sea
nula y, si ésta es bajo presión, solicitando la concurrencia masiva de la
población para forzar la decisión de los Diputados, claramente conforma el tipo
penal de la sedición.
Se ha hecho la transgresión a la norma y, aunque ello,
no acarree sanción alguna, por parte del Fiscal General de la República o, no haya
declaración pública de la Fuerza Armada, no se legitima o se hace legal la
transgresión. La Constitución Política hay que entenderla en un sentido
tautológico, o sea que sus principios van desenvolviéndose, de lo general a lo
particular así, tiene en su inicio, las premisas sobre la naturaleza de la
persona, sus derechos y luego pasa al funcionamiento del Estado. El delito de
sedición, es uno de los delitos contra el funcionamiento del Estado y, si
hubiera pedido que la fuerza pública le acompañara a la Asamblea, sería
rebelión. En este caso, sería competencia de la Fuerza Armada, llamar al orden
nacional y reestablecerlo.
En un plano práctico, parece ser que los diputados ya
aceptaron en secreto, otorgarle todo el dinero que solicita y, bajo sus términos,
lo cual significa la preservación de sus lugares de empleo y que las
estructuras partidarias, que ellos han enquistado en la Asamblea, puedan
continuar en sus empleos, mientras dure el presente periodo legislativo.
Sin embargo, la sedición de Bukele tiene una razón
política: la de subir su popularidad, que se ha visto empañada por la
negligencia en el servicio de agua potable, el nepotismo de sus familiares,
amigos y socios, además de la incapacidad generalizada de su gabinete, su
popularidad requiere un golpe publicitario de “schok”, y éste, se ha venido
preparando, luego de varios meses de inducción con sus troles, ataques hacia la
Asamblea Legislativa, cúpulas partidarias y políticos, por corrupción o, nexos con las
pandillas.
No podemos por esta razón, asegurar lo que vendrá después,
pues está más bien relacionado con la publicidad y el engaño, que con las
necesidades nacionales. Pero lo que sí es claro, es que, si analizamos al presente
gabinete, podemos advertir a miembros con nexos muy cercanos al crimen
organizado y si, en ciudadano común, posee indicios de esa relación, su
credibilidad general, está en juego; por esta razón, el Presidente Bukele no
puede permitir que su imagen y popularidad sufran merma, que pueda poner en
duda su integridad. Pero sus acciones están conduciendo al país a un caos
insospechado y, nos encontramos, peligrosamente en la posibilidad de
convertirnos en un Estado delincuencial, influido por el crimen organizado y,
con las instituciones democráticas destruidas desde el mismo Gobierno, electo
por el pueblo.
A partir de ahora, la Asamblea Legislativa queda
ideológicamente sojuzgada a la autoridad de Casa Presidencial y, no sabemos cuál
será el destino de este órgano del Estado.
Los caminos emprendido por el presidente, desde sus inicios en la política con la Alcaldía de Nuevo Cuscatlán han evidenciado irrespeto a las leyes y normas con posiciones de fuerza: no pago de alquileres, destrucción de un parque recién hecho porque no le gustaba, y construir otro. En la Alcaldía de San Salvador, cambio de la bandera, nominarse "gobierno" de San Salvador en lugar de Alcaldía, cumplir su capricho con vos de corrupción con el Mercado Cuscatlán,etc. Y como presidente, doblegar y despreciar a la Asamblea Legislativa en la toma de posesión, el irrespeto a los símbolos patrios (escudo y bandera nacionales). ¿Qué más queremos para entender que el camino a la tiranía se lleva con eficiencia y que destruye a quienes se le oponen.
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