Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Al decretarse hoy, una nueva cuarentena, restringiendo
la movilidad, cierre de oficinas públicas, limitación a medicinas, alimentos e
imponiendo forma de acceder a nuestros bienes, es necesario analizar el poder
del Presidente - es sólo un ciudadano más, entre el resto - pero se abroga hoy,
cambiar el concepto de equilibrio de poder y, la estructura natural del
funcionamiento de la República, por ello, debemos analizar este fenómeno, en
busca de un retorno a la constitucionalidad.
El concepto “Primus Inter Pares”, en su locución
latina, y que, según La Real Academia de la Lengua, significa “Primero entre
sus iguales, más destacado e importante entre otras personas o cosas de la misma
condición o dignidad”. Concepto es garantizado por la Constitución en el “ARTICULO
3.- Todas las personas son iguales ante la ley. Para el goce de los
derechos civiles no podrán establecerse restricciones que se basen en
diferencias de nacionalidad, raza, sexo o religión”. No obstante, hoy el
gobernante dice, quien trabaja, quien guarda confinamiento, quien puede ir al
banco, quien puede cobrar sus deudas y quien puede comprar y qué cosas, lo que
equivale a designar, quien muere de hambre, quien no usufructúa sus bienes y
quien, no tiene la libertad de ganarse el sustento y, debe de depender de la
caridad pública o del beneplácito del Gobierno.
Derecho que hoy se abroga el Ejecutivo, por sobre los
demás poderes del Estado, según Nayib Bukele, luego de su última intervención
pública. Llevar a la Asamblea, el informe del Estado de Emergencia por las
lluvias, luego de tres días y, ampliar unilateralmente la emergencia por la
pandemia, demuestra una clara intención de cambiar la estructura del Estado, en
su forma republicana y democrática. Este cuestionamiento no interesa, a quien
pone una bandera blanca, buscando asistencia, pero es lo que le causa la
condición de necesidad de alzar dicha bandera blanca.
Es tal la necesidad, que ya todo comercio informal ha
abierto, menos el formal, que, en su mayoría, ya quebró y sólo está esperando
la normalización, para oficializar su cierre, sin poder cancelar sus compromisos
laborales, por iliquidez. Los tribunales no podrán diligenciar los reclamos,
pues colapsarán si recurren a ellos, todos los despedidos (150,000 por ahora).
Cambio es este, no sólo es en la estructura o
concepción del Estado, sino también en los partidos políticos, el FMLN, fue
desgranado desde adentro, haciendo que sus bases pasen a conformar las de Nayib
Bukele, ARENA, sufrió la neutralización de sus bases y hoy parte de su dirigencia, se pliega a Bukele, por el
efecto de gravitación de poder y algunos altos empresarios, también lo apoyan,
confiando en tener la suficiente influencia, en base a que siendo sus intereses
centroamericanos, no serán perjudicados en El Salvador.
Tal deformación de poder y de la estructura del mismo,
sólo garantiza dependencia de la voluntad de Bukele, lo cual no es garantía de
igualdad ante la ley y, a la larga, terminará imponiendo por la fuerza, su
voluntad a los políticos y millonarios que creen hoy ganar su favor y así tener
influencia a futuro. Igual ha sucedido en otras dictaduras.
Las dictaduras se aprovechan y manipulan el
sentimiento de los más necesitados que, por su condición, no reflexionan sobre
el funcionamiento del Estado, que da las condiciones para su desarrollo: la
intelectualidad de la clase media, hizo la independencia, la intelectualidad de
la clase media, causo la revolución liberal, la intelectualidad de la clase
media, es la que se opuso a la agresión comunista armada; ahora, es la que
tiene que hacer que Nayib Bukele, fracase en sus pretensiones de dictador.
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