Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Débese la
polarización actual, a la empeñada lucha entre la República y la Dictadura, que
supera la controversia ideológica tradicional, pero que se volvería
irrelevante, si la República pereciese, para dar paso a una Dictadura.
Si el imperio de
la Ley cede, ante los intereses ilegítimos del poder, la República entra en
crisis, pues las instituciones interrelacionadas, no podrían cumplir su función
política en beneficio de la sociedad y, cumplimiento constitucional, pues
deberán actuar de manera conjunta y, si una institución se negase, impediría el
funcionamiento de todas las otras.
Si leemos los
encabezados periodísticos de un solo día: “Expresidente del BCR fue despedido
por revelar cuentas del Gobierno”, “Ayuda a Nejapa tardará meses”, “MINSAL
habría cambiado documentos oficiales para ocultar compra a empresa de
familiares de Alabí”, “APES llama a Fiscalía a actuar ante amenazas de periodistas”, “Gobierno
menosprecia el liderazgo comunal” y “La Asamblea autoriza iniciar el proceso de
desafuero al Vice Ministro de Seguridad”, la Fiscalía, en rueda de prensa
denuncia la obstaculización que sufrieron de la PNC para realizar los 22
allanamientos a instituciones de Gobierno, autorizado por un Juez de Paz, ante
avisos reiterados de la CICIES y la Corte de Cuentas, reflejan la
descomposición institucional existente, tendiente a la consolidación de una
dictadura
La República se
resiste a capitular ante la Dictadura: nació, luego de la lucha promovida por los intereses geopolíticos de Occidente
y la URRSS, que se vieron enfrentados aquí, en una lucha de más de 25 años; 10
de los cuales, fueron armados. Finalizada la Guerra Fría y pactada la paz de
Centroamérica, en Esquipulas, entramos en la fase de conciliación interna, que
dio como resultado, la actual República: desde 1992, no ha habido un tan sólo
asesinado o secuestrado, por cuestiones políticas, lo que prueba que, nuestra
paz política, es duradera y que hoy, los antiguos antagonistas, entienden la
importancia de preservar el sistema que promueve la República, pues
permite u campo de lucha, a cualquier
ideología, siempre, dentro del sistema democrático.
La Dictadura que
promueve el Gobierno, ha hecho pacto con el crimen organizado, responsable de
los muertos actuales, disputando el control territorial al Estado. La
Dictadura, cierra cualquier espacio a la lucha ideológica, pues promueve sólo
la voluntad, de quienes detentan el poder.
El ejercicio del
poder, fuera del ámbito republicano, favorece el interés particular: es lo que hoy
vemos, en los manejos de los fondos públicos. Hay advertencias en el
extranjero, contra funcionarios públicos, que han lavado dinero, realizando
manejos ilegales en sus instituciones. Para lograr la impunidad de estos
funcionarios, será necesario, destruir la República y consolidar la Dictadura.
Por esta razón, es
necesario que actúen conjuntamente, las fuerzas que conviven bajo la República,
no en un “levantamiento popular”, como imploran los que promueven la Dictadura,
sino dentro del imperio de la Ley, pues un levantamiento popular, fácilmente
derivaría en una revolución que consolidaría el poder, en una Dictadura, aunque
distinta de la actual, pero trayendo siempre, la destrucción de la República.
Si la Fuerza Armada,
ya no opera como seguro último de la República, tendrá que ser la sociedad
civil, junto a los partidos políticos, que acuerpe a las instituciones, no con
twitter, memes o caricaturas, sino efectivamente, en una movilización nacional,
que lleve a un retorno constitucional; sólo así, podrá continuarse con una
lucha ideológica, que sea determinada por la voluntad y necesidades de la voluntad
soberana del ciudadano; de lo contrario, sólo se tendrá la voluntad de quienes
ejerzan el poder: los hoy soberanos, serán siervos, con el único deber de
trabajar para el mantenimiento del Gobierno dictatorial.
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