Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Se ha agotado la
capacidad del Ejecutivo, dentro de la ley: su indecisión entre la legalidad e
ilegalidad, ha sido su principal característica; más, su intento de detener los
allanamientos a las oficinas de Gobierno, ya no le permite regresar a la
legalidad, sin que sus allegados sean enjuiciados, quedándole únicamente, la
capacidad de maniobra en la política electoral.
Lleva el Gobierno,
una carrera contra el tiempo, procurando que su corrupción no sea confirmada,
antes de las próximas elecciones, para, al decir de sus troles, tener con Nuevas
Ideas, 48 diputados, con GANA 10, más uno de los independientes formando así,
la mayoría calificada, que permita la destitución de muchos, de los funcionarios
actuales y consolidar un Gobierno, liderado por el Ejecutivo. Lo que confirma
que Bukele, corre con tres frentes electorales.
Para lograrlo, necesita
que su corrupción no sea confirmada, antes de febrero de 2021. Para lograrlo,
se está utilizando la idea de volcar el país, en ayuda a Guatemala y Honduras,
creando una expectación en el Triángulo Norte, desviando la atención
internacional de su corrupción, para centrarla en la región; procurará también que
su imagen regional, se refleje en el país y además, justificar la crisis económica,
ante la ignorancia de sus seguidores.
Difícilmente puede
sostenerse por más tiempo, la economía nacional y, la posibilidad de una nacionalización
de las pensiones, como forma de fondeo del Gobierno y, constituir una
expoliación (robo) a los cotizantes, pone en riesgo el sistema mismo, pues
tendría que pagar sus obligaciones previsionales con más impuestos y,
seguramente plantearía una reducción en las pensiones futuras por “necesidad
pública y solidaridad”, como se hizo en Argentina. Puede esto ser planteado por
el Gobierno, como forma de “justicia” para el trabajador y más impuestos, a la
empresa privada.
Otra forma del
Gobierno para tener control férreo, sobre el comercio y la industria, sería el
retorno al colón, pues todas las importaciones, necesitarían la compra de
dólares al Gobierno y ante la escases de divisas, es quien señala las prioridades
económicas y su tipo de cambio, generando ganancias personales a quien controle
las divisas, como ha sucedido en Venezuela.
Si El Salvador,
volviese al colón, disminuiría la capacidad de pago de su deuda externa y, es
posible que éste, no se diese. Al ir a la baja el valor de la deuda externa,
podría ser comprada a descuento, por intereses geopolíticos fuera del área o,
de la esfera de Estados Unidos y Europa, como recurso de salvación financiera y,
apoyo externo del Gobierno, como ha sucedido en Venezuela.
Llama la atención,
que algunos troles de Bukele, al difundir la noticia de la ayuda que brindamos
a Honduras y Guatemala, señalen que el Triángulo Norte, ha sido abandonado por
USA, México y Europa y que sólo el Gobierno salvadoreño, se preocupa por el
área.
Antes de hacer algo
oficialmente, Bukele lo propone por sus troles, para medir el impacto entre sus
seguidores; otra forma, de proceder, es el desprestigio a sus opositores, sean
personas, familias o instituciones. Las ilegalidades y el rompimiento
constitucional, inició primeramente con ataques de sus troles, para luego de
caldear el ambiente, se procedió a oficializarlo, mediante acciones
administrativas.
Los allanamientos
a los Ministerios que han realizado las mayores irregularidades o, las más obvias,
son consecuencia natural, de la institucionalidad del Estado, que defiende los
intereses de todos. Cuanto ha realizado Bukele, ya había sido anunciado por sus
troles y por él, en su campaña electoral, pero se creyó que el Derecho, por sí
sólo, sería suficiente, más no, es necesario que la institucionalidad se
imponga coactivamente.
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