Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
La pública desavenencia,
entre el Alcalde de Nejapa y el Ministro del Interior y, la actitud del
Director de la PNC, junto a soldados y elementos del Órgano de Inteligencia del
Estado (OIE), acusan la tirantez social existente y, la mediación de la Nunciatura,
solicitada por los Alcaldes, refleja que la institucionalidad del país se ha
desbocado, siendo ineficaces los controles internos. Es ocasión para que, la función política de
la Fuerza Armada se manifesté, como un “regulador” (maquinaria de control para
la salvaguarda del sistema) que opere y evite un caos social o, la tiranía.
La participación
del Alcalde de Nejapa era tan oportuna, como la del Ministro de Gobernación,
pues compete a ambo, intervenir en casos de desastre, pero la intervención del
Director de la PNC, soldados y miembros del Órgano de Inteligencia del Estado
(OIE), para que el Ministro realizase un acto de fotografía - entre el abucheo
de la población, que reclamaba auxilio - prueba que la PNC, Fuerza Armada y
OIE, sirven enteramente al Ejecutivo, desnaturalizando su función pública.
Razón de la
existencia de las diferentes instituciones públicas, es promover la armonía
social para el desarrollo individual, local y nacional de los ciudadanos, sin distinción
de raza, sexo o condición social; pues de la armonía general, surge el
bienestar colectivo y éste, es la sumatoria del individual. El asistencialismo
no deberá ser norma, sino subsidiario al desvalido.
Cuando la sociedad
entra en un provocado caos y, sus instituciones no pueden cumplir su función
natural de contraloría social, por desobediencia o, intromisión, debe aparecer
el mecanismo último de “regulación”: la Fuerza Armada, en su misión
constitucional de preservar el orden y hacer cumplir la Constitución, para restaurar el orden político: hoy, no funciona
tal mecanismo de “restauración”.
El camino que la
Fuerza Armada, PNC y OIE, han elegido hoy, apoyando al Ejecutivo en sus actos inconstitucionales,
lleva a sus instituciones, por caminos equivocados, fuera del sistema democrático.
Estos caminos, unen en destino, al Alto Mando militar y policial, con Bukele y
sus Ministros, arrastrando a las instituciones que dirigen, por derroteros por
hoy, son imposibles de poder determinar.
La función de “regulación”
se ha aplicado en varias ocasiones: en 1979, con el Golpe de Estado, cuando la
Fuerza Armada, entregando el poder a civiles, restauró el sistema democrático.
Luego, enfrento la Fuerza Armada, un conflicto atizado por la Guerra Fría y,
hasta que en Malta, llegaron a acuerdos entre USA y la URSS, se dio fin a
nuestro conflicto en 1992. Terminado esto, dejó que los políticos dirigiesen el
país, conforme al dictado de la soberanía, lo que hoy, para servir a Bukele, ha
abandonado la Fuerza Armada.
La posición
política actual e inconstitucional, de la Fuerza Armada, PNC y OIE, pone en un
riesgo mayor al país, porque nos acerca aún más, hacia un régimen como el de
Cuba o de Venezuela o. un conflicto como el que hubo en Nicaragua, hasta que
una de las fuerzas (la institucionalidad o Bukele), logre su imposición.
La mediación
internacional, no se basa en el respeto de la Constitución, sino en la
estabilidad del área, conforme a los intereses extranjeros en nuestro suelo.
Todo conflicto, debe ser resuelto entre salvadoreños y, por salvadoreños, en
base a nuestra legalidad y, si fuese ésta cuestionada, en base a los principios
del Derecho Natural, que determina la armonía, de la convivencia en sociedad.
En memoria de los militares que han sacrificado su
vida, salud y bienestar, para preservar la unidad y soberanía nacional, desde
la batalla de llano del Espino (1822) hasta 1992.
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