Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Claro está: el Presidente Bukele, desea el divorcio de
nuestra relación con Estados Unidos; su causa: señalamientos de narcotráfico de
sus allegados y probablemente, de todo su Gobierno. Para efectuarlo ha creado
un engaño masivo, a base de la manipulación de la información, de crear conflictos
internos, para distraer de su maniobra última: cambio de posición geopolítica,
sin seguridad todavía, de que China lo cobije o, de que Estados Unidos, se lo
permita. Sin importar el resultado, muy afectado saldrá, el pueblo salvadoreño.
La campaña de odio contra los partidos tradicionales,
permitió ocultar que la corrupción de los Gobiernos anteriores, estuviese
relacionada con la de la actual: esto quedo en evidencia, por la divulgación de
los corruptos de El Salvador. La posición política de los señalados y, su
relación con el Presidente Bukele, permiten concluir que nuestro actual
Gobierno, es narco Estado. El desdén con que el Fiscal General, se refiere a
tales señalamientos, explica el por qué fue retirado, el fiscal anterior:
probablemente, preparaba acusaciones, en base a tales reportes.
El acercamiento geopolítico a China continental y a su
estructura de Gobierno, fundada en la autocracia, crea grave amenaza a la
soberanía nacional; si tomamos como referencia, los términos de cooperación,
aprobados por la Asamblea Legislativa - situación que hubiese sido declarada
inconstitucional por la anterior Sala de lo Constitucional, seguramente a
petición del Fiscal General -.
Dicho proyecto establece que sólo China determinará la
obra a realizar: su naturaleza y fines, serán desarrollados por empresas
chinas, con personal y material de dicha nación, sin aplicación de nuestras
leyes secundarias.
Tal situación, hubiese sido advertida y objetada, por
el Alto mando de la Fuerza Armada, como violación a la soberanía nacional. Hoy
la han aceptado con indiferencia.
Despidos masivos, y al archivo, todo el trabajo legislativo
anterior, son formas de crear distracción y encubrimiento, de las maniobras con
China continental.
El deterioro de nuestras relaciones con Estados Unidos,
no sólo afecta el comercio, sino a la estabilidad de nuestros emigrantes en
Estados Unidos: si ahora nuestros diplomáticos son activistas del presente
Gobierno, procurando tener algún grado de influencia dentro de la comunidad
Latina, en Estados Unidos, incumplen su función diplomática y, usan a los salvadoreños
en dicho país, como activistas, situación que acarrea todo tipo de riesgos: su
función es ayudar a los connacionales y no, usarlos como medio de presión
política.
Si por tales acciones, hay protestas en El Salvador: es
de esperar que todo salvadoreño, quiera y pueda expresar su parecer - conforme
a la relación existente entre los Arts. 6,11 y 83 Cn.-, pero que se enfrentan
en primera instancia, con los troles y espionaje del Gobierno y, dentro de muy
poco, a otras formas de represión, como si fuesen llamado a “Degüello” (marcha militar
en que se llama a no aceptar prisioneros sino, ejecutarlos en el sitio) de
dichas libertades.
Tales intenciones del Gobierno, lejos de ayudar a la
paz interior y favorecer el trabajo, crean inestabilidad, pues si bien es común,
al ingresar una nueva administración, hacer cambios de personal de confianza,
debe respetarse el debido proceso (Art. 11 Cn), pero ahora, además de ser
masivos estos despidos, hacen colapsar el sistema administrativo y el judicial,
que deben conocer tales casos, volviéndose forma de represión y distracción
política.
Todo despedido y toda persona que se sienta agraviada,
por las acciones de este Gobierno, es víctima inocente, en esta inmensa
distracción, para ocultar la presente dictadura, basada en la corrupción.
Por el bien del país, debe evitarse un giro
geopolítico de tal magnitud: nuestro destino histórico, es hacia el continente americano
y Europa.
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