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lunes, 24 de mayo de 2021

REPÚBLICA, UNICA INDIVISIBLE

 

Por

Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra

Editor de PUBLICACIÓN ACCION 

 

Desde 1821, nuestra república ha sido única e indivisible: se transformó de Alcaldía Mayor a Nación Centroamericana: por crestas y valles ha pasado su vida política; las crestas, períodos gloriosos, los valles, épocas de oscura incertidumbre. Hablar de diferentes repúblicas: criolla, oligárquica y, del pueblo, sólo es pretensión de legitimar un mandato que no ha sido dado en las urnas, ni mucho menos admitir la subrogación de soberanía, en manos de un tirano.

 

Incruenta fue nuestra independencia política: el agotamiento del Imperio Español, había llegado a los niveles bajísimos; con alzamientos en la Nueva España (México) y los Virreinatos de Nueva Granada (Colombia y Panamá) y del Perú, que se extendieron hasta Argentina y Chile, habiendo sufrido su territorio continental europeo, la ocupación francesa. En Centroamérica, el descontento contra la administración del Capitán General, facilitó la proclamación de la independencia.

 

Puede apreciarse este proceso, en la primera parte de la obra: “Latinoamérica en la Guerra Fría”, de este autor y cuya descarga, es gratuita. La lucha subsiguiente, entre liberales y conservadores, no permitió que Centroamérica permaneciese unida, pero nuestra República, siempre fue la misma, desde su origen, cuando en la Constitución de 1824, dice en su Artículo 1-. “El Estado és y será siempre libre é independiente de España y de México y de cualquiera otra potencia ó gobierno extranjero, y no será jamás el patrimonio de ninguna familia ni persona”.

 

Este mismo concepto, se repite en la Constitución de 1889 y su Artículo 1 dice: “La Nación salvadoreña es soberana e independiente, y no podrá ser jamás el patrimonio de ninguna familia ni persona. La soberanía es inalienable e imprescriptible y limitada a lo honesto, justo y conveniente a la sociedad; reside esencialmente en la universalidad de los salvadoreños y ninguna fracción de pueblos o de individuos puede atribuírsela”.

 

Y nuestra Constitución de 1950, bajo el modernismo de la Constitución de México de 1917 y Constitución de Weimar de 1919, se perfecciona, pero sigue manteniendo hasta el presente, los mismos conceptos, pues siempre es la misma República. Hoy, estos principios son mantenidos en los artículos pétreos de la Constitución actual; del Art 83 al 89 Cn., los cuales amenazan cambiar.

 

Hoy se pretende y se dice, que la actual, es la República del pueblo, legitimando así la corrupción del poder soberano, atribuyéndolo a la mayoría, sin considerar que la mayoría, sólo ha elegido a un gobernante, con limitado poder al mandato constitucional, así para afirmarlo, fue necesario la mutilación del poder judicial.

 

En nuestra República, siempre ha habido ricos y pobres y, los seguirá habiendo, pero todos son ciudadanos. Se insiste ahora, en el concepto de pueblo y, de poder popular, para así, atribuir a un grupo, un inexistente mandato, originado en una voluntad colectiva indeterminada.

 

El reclamo al Estado, que hace la Canciller, apoyada por su familia y la familia Bukele, de $ 254.9 millones, tiene origen en la Reforma Agraria, cuando muchos salvadoreños fueron expropiados. Hoy, cuarenta y un años después, se ha logrado la estabilidad en la tenencia de la tierra. Tal reclamo, que procede de quienes tienen el poder, crea un valle, aún más profundo, que lo fue, la Reforma Agraria, para la República: explica la razón de la insistencia en llamar “nueva República”, a este Gobierno: pues oculta maniobras de corrupción, en contra del ciudadano.

 

El reclamo de la familia Hill, apoyado por la familia Bukele, tiene como objetivo inmediato, crear un beneficio económico y luego, traer nuevamente, al tapete político, la tenencia de la tierra, justificando una nueva legislación en tal sentido, en beneficio de las familias gobernantes.

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