Por
Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
Ernesto Castro, presidente de
la Asamblea, ha lanzado reto a la Universidad Centroamericana UCA, en una
carrera para la condena de los casos Jesuita y Mozote, probando que el
Gobierno, lidera la lucha por los Derechos Humanos y, posee mayor influencia
que la UCA. En este reto, se puede anticipar, que el costo te tal estrategia
populista, lo pagará la Fuerza Armada: quienes ya están en retiro y soportaron
los rigores del Conflicto Nacional Internacionalizado y, quienes hoy, la conforman
en su servicio activo y, ejecutan las órdenes del presente Gobierno.
La UCA, fundada en 1965,
pertenece a la tercera generación de jesuitas en el país, según la evolución de
su pensamiento ideológico. Tiene sus raíces en Montmartre, París, en 1540, con un
alcance hoy, mundial, por lo que, la carrera emprendida por el Gobierno
salvadoreño, carece de igualdad en lo temporal, influencia y capacidad
conspirativa, pues en ese tiempo, la Compañía de Jesús, ha librado infinidad de
conflictos, ganando siempre, por agotamiento del contrario, o sólo, por la
acción del tiempo.
La persecución que sufren hoy,
los involucrados en los casos Mozote y Jesuitas, no debería haber prosperado,
según el Derecho salvadoreño, pero las acciones políticas internacionales, influidas
por la Compañía de Jesús y las entidades de Derechos Humanos, por el
pensamiento ideológico, derivado de la Guerra Fría, han podido mantener vivos
esos casos.
Estas acciones, por sí solas,
no pasarían de un señalamiento de violación de Derechos Humanos, en procesos estancados
en El Salvador, pero que sí, sirven para el establecimiento de jurisprudencia internacional.
Sin embargo, hoy, el Gobierno retoma dicha bandera, para probar su apego a los
Derechos Humanos, a costa de la integridad de quienes, en su momento,
ejecutaron las órdenes manadas del Ejecutivo y ejecutadas, como actos del
servicio, deformadas posteriormente, por la lucha ideológica.
Las acciones que hoy ejecuta
el Gobierno, impulsando ilegalmente los procesos penales en los casos Mozote y Jesuitas,
crean la estructura jurídica necesaria, para el juzgamiento de los oficiales,
hoy en servicio activo, que en cumplimiento de las disposiciones del Ejecutivo,
proceden a la captura de pandilleros y de personas, no relacionadas con ellos.
Tales acciones, vistas
aisladamente, pudieran no ser consideradas como violatorias de los Derechos
Humanos, pero al ser enderezada contra opositores políticos o, no ser ejecutadas
en forma pareja, contra los mareros, si lo son. Y, aunque las acciones de la
Fuerza Armada, se limiten a acompañar a la PNC, son el coadyuvante de la
represión, que inicia con una captura y, finaliza en muchos casos, con
detenciones arbitrarias o, el asesinato del detenido, bajo la custodia del
Estado. Por tal razón, la acción de la Fuerza Armada, será condenada en el
futuro, como parte de la represión o, del terrorismo de Estado.
Capturas generalizadas y lo
peor, procedimientos que no permiten, el análisis de la captura y de los
hechos, sin la debida posibilidad de defensa, confirman el terrorismo de
Estado. Un proceso que inicia, con las acciones de la Fuerza Armada y la PNC,
por lo que siendo inferior la fuerza de la PNC, frente a la Fuerza Armada ésta,
asumirá la responsabilidad.
Ya hay cuestionamientos en tal
sentido, dentro de la Fuerza armada, pues la obediencia del mando, no es ciega,
sino conforme a la lógica, en aplicación y cumplimiento de la Ley y, en su defecto,
de los principios generales, manados de la Constitución.
En la medida que el Gobierno,
presione para una condena en los casos Mozote y Jesuitas, está preparándose el
futuro juzgamiento de la Fuerza Armada, que hoy cumple las ordenes del
Ejecutivo y, no serán los políticos, quienes asumirán la responsabilidad que se
le imputará a la Fuerza Armada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario