Por
Lic.
Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCION
El
anuncio de Bukele de recompra, de parte de la deuda externa de El Salvador, es tendencia iniciada en Argentina, el 2003,
aunque lo planteado por su Gobierno, es una compra a valor de mercado, luego de
hacer que los bonos soberanos salvadoreños, sean considerados basura y su valor, caiga en el mercado: establece
cierto paralelismo, con el proceso económico argentino y, dado que no abarca
toda la deuda externa, que es de más de 24 mil millones de dólares sino, sólo
la del período 2023-2025, podría darse un impacto negativo, a mediano plazo,
que terminaría con mayor endeudamiento.
Aquí
se le llama “recompra de la deuda” y en Argentina, se llamó “reestructuración
de la deuda”. En ambos casos, todo inició con un default y, Argentina inicialmente
ofreció a los tenedores, un 25% de su valor, sin tomar en cuenta los intereses
generados, luego la oferta llegó a un promedio de 35% luego de un juicio en
Nueva York y, una reestructuración dividida en varios tramos: pudo hacerse,
gracias al dinero venezolano, que apalancó las compras y luego fue pagado en
especie, por Argentina (barcos petroleros, alimentos y materias primas), pero
la maniobra condicionó la política argentina, en favor de los intereses
geopolíticos venezolanos, en su expansión de ALBA.
El
proceso que propone el Gobierno salvadoreño, es más “suave” que el argentino,
sin embargo, en su finalidad es lo mismo. Por ahora, sólo se ha afirmado que se
tiene el dinero para la recompra; sin embargo, puede realizarse si el precio de
su venta es cercano a un 34% de su valor y los tenedores, aceptan vender a ese
precio, absorbiendo la pérdida. El anuncio del Gobierno, no incluye el pago a
las AFP, ni a lo que se debe a la banca local, lo cual puede indicar dos cosas:
se hará a expensas del dinero local o, cuenta con un financiamiento extranjero,
aún no anunciado.
En
el primer caso, se daría un mayor peso financiero, a la economía nacional,
poniendo en riesgo el sistema financiero, concretando uno de los temores de
varios economistas: el corralito. Si el financiamiento viene del exterior, la
pregunta es ¿de dónde?, pues el FMI, muy difícilmente, autorizaría un
desembolso para tal fin. La tendencia actual, es el financiamiento de China, a
los países latinoamericanos, llegando como un salvavidas para las economías muy
comprometidas: hoy Argentina ha aceptado el financiamiento chino y, desde
febrero de este año, los economistas, han predicho, un agravamiento de las
condiciones económicas en dicho país, por la ampliación de la deuda con China,
ahora que este país, es el segundo socio comercial de Argentina.
La
maniobra económica del Gobierno, es una forma de reestructuración de la deuda,
pues se obliga al mercado a decidir, entre pérdida inmediata cierta o, una
recuperación incierta. Por otra parte, por desconocerse, el origen de los
fondos a utilizar, no pueden predecirse a futuro sus consecuencias. En el caso argentino,
uno de los temores del mercado, fue que existiese contaminación o, efecto cascada
del default argentino, en América Latina, que afectara los mercados mundiales,
razón por la que muchos tenedores, aceptaron una negociación desfavorable, pero
se ha visto que dicha maniobra, disminuyó la confiabilidad en Argentina y, a
estas fechas, su endeudamiento, ha sido mayor, que el presentado en el 2003.
La
pregunta es: ¿La reestructuración de la deuda salvadoreña, nos llevará por el
mismo camino de Argentina y, abrirá las puertas a China, en su política de
penetración en Latinoamérica? Y ¿Cuáles serán los destinos de la deuda interna,
a un mediano plazo y cómo se verán afectados el crédito y la liquidez interna?
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