Publicación Acción

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lunes, 8 de abril de 2013

VENEZUELA, ETA Y LA ÉTICA PERIODÍSTICA



Por
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra
Editor de PUBLICACIÓN ACCIÓN  http://publicacionaccion.blogspot.com
San Salvador, 8 de abril de 2013.

Las cuatro reglas de oro del periodismo son la “duda epistémica”, “la democracia”, la “auto crítica” y la “impersonalidad”. Estas cuatro reglas, están siendo violadas por algunos periodistas,  que atacan personarme, por sus ideas contrarias a la izquierda. Este proceder  traspasa el ámbito personal y,  trasciende a la estrategia de la lucha partidaria interna, aunque sea sólo, parte de un entorno generalizado.

En este momento, en el cual está por decidirse una elección trascendental en Venezuela, la cual decidirá si Venezuela continúa siendo el centro del Socialismo del Siglo XXI o, éste  pasará a Ecuador;  se hacen, por parte de Venezuela y el FMLN, acusaciones de conspiraciones y maniobras encubiertas en contra del régimen de Maduro, que son muy improbables, por lo que es conveniente  analizarlas en su verdadero contexto.

El FMLN, es un movimiento insurgente, transformado en partido político por los Acuerdos de Paz, y  se ha acomodado al sistema democrático, por el peso del sistema mismo; pero hoy ve la posibilidad de alcanzar mediante el dinero venezolano, aportado por las empresas ALBA, de la cual ellos son socios, las metas política no logradas todavía, ni en la guerra, ni en el juego democrático, razón por la que tienen  doble interés, en apoyar la candidatura de Nicolás Maduro. Desgraciadamente, en El Salvador, la derecha ya no es oposición política y solamente queda la oposición ciudadana, proveniente de la sociedad civil. Por esta  razón, se pretende dar a la derecha salvadoreña, un peso conspirativo que no posee, pero que sirva de catalizador para las masas bolivarianas y, sobre todo, granjearse el apoyo de la cúpula venezolana, que se está inclinando por defender posiciones más fáciles y redituables, como es la de Nicaragua y Cuba.

Pasemos a observar lo que es realmente objetivo: El Socialismo del Siglo XXI es favorable a cualesquiera sea la forma de socialismo, por lo cual, da apoyo a todo el que pretenda la realización práctica de estas teorías, por cualquier medio, o que sea el “enemigo de mi enemigo”, lo cual le hace favorecer a toda organización terrorista: hoy esa ayuda se ha hecho patente y denunciada, pues ahora Venezuela es cobijo de medio centenar de terroristas, pertenecientes a la ETA, que son responsables por las muertes y mutilaciones de mas de cuarenta personas. Esta denuncia pública, hecha por  el Colectivo de Victimas del Terrorismo del País Vasco (COVITE), presento a continuación:

 “ Estimado Ban Ki Moon, secretario general de Naciones Unidas.

Escribo estas líneas como presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco, en España, y como hermana de un dirigente político español asesinado por la organización terrorista ETA que, como yo, nació en Caracas. Escribo también presa de la impotencia de quien ya no sabe a quién acudir para evitar que la actitud de Venezuela siga pisoteando la dignidad de los más de 800 muertos que pesan sobre la espalda de ETA.

El proyecto totalitario de la banda languidece tras su comunicado de “cese definitivo” del pasado octubre de 2011. No obstante, ETA ha conseguido en Venezuela lo que no ha logrado en España tras tres décadas de asesinatos selectivos: establecerse en un territorio-santuario para eludir pagar por sus brutales crímenes.

Usted mismo recalcó el 27 de septiembre de 2010 que “ninguna causa y ninguna reivindicación pueden justificar el terrorismo”. Incidió además en “la determinación de las Naciones Unidas de responder a un desafío mundial transfronterizo que trata de causar tanto daño a todos”. Cuando se pronunciaron esas palabras, ETA aún mataba. Ya no lo hace, pero coincidirá conmigo en que tan importante es luchar contra el terrorismo en ciernes como contra la deslegitimación de ese horror mediante la memoria una vez la organización ha dejado de asesinar. Y sin justicia no hay memoria. Precisamente por eso me dirijo a usted, para pedirle ayuda días antes de unas elecciones cruciales que decidirán en Venezuela el devenir de asesinos que hoy son considerados por ese país como exiliados políticos.

Venezuela es hoy uno de los mayores santuarios terroristas del mundo. Informaciones contrastadas evidencian que al menos 50 terroristas de ETA viven cómodamente al amparo del régimen bolivariano que busca perpetuar Nicolás Maduro en caso de ganar las elecciones del 14 de abril. Allí algunos miembros de la organización han aprovechado su estancia para estrechar vínculos con organizaciones terroristas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

A mi hermano Gregorio, miembro del partido que gobierna en España, ETA le dio un tiro en la cabeza mientras comía en un restaurante, en 1992. Nadie me lo devolverá jamás, pero al menos mi familia tuvo la oportunidad de ver cómo sus tres asesinos eran condenados por la Justicia.

Esa suerte es la que no tienen cerca de 40 familias; padres, hermanos e hijos de 40 personas que fueron ejecutadas por el medio centenar de etarras que hoy disfrutan de estatus de refugiado político en Venezuela. Esos casos están aún sin resolver por culpa de la connivencia del régimen bolivariano que Nicolás Maduro busca perpetuar tras la muerte de Hugo Chávez, amigo de terroristas y enemigo del Derecho Internacional que lucha contra el monstruo del terrorismo en el mundo.

La Convención de Ginebra de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados excluye de toda forma de asilo o acogimiento internacional a quienes han participado en crímenes contra la humanidad o crímenes de guerra. El texto matiza que no es necesario que estas personas hayan sido implicadas en procesos nacionales o internacionales; sino que para que un país no les dé asilo basta con que “existan motivos fundados para considerar que han podido participar en la comisión de delitos contra la humanidad”.

Sólo le remito un ejemplo. Arturo Cubillas Fontán, jefe de Seguridad del Instituto Nacional de Tierras en Venezuela y requerido por la justicia española desde 2010, se ha encargado de adiestrar a etarras en suelo venezolano haciendo uso de su cargo público. Participó al menos en tres asesinatos, en las ejecuciones terroristas del empresario Joseph Couchot en 1984, del empresario Ángel Facal Soto en 1985 y del policía Máximo García Kleinte en 1985. En marzo de 2010, la Audiencia Nacional de España señaló que había diligencias que ponían de manifiesto la cooperación gubernamental venezolana en la ilícita colaboración entre las FARC y ETA, cuyo enlace en Venezuela es Arturo Cubillas Fontán. ¿Es acaso un exiliado político quien acribilla a balazos a alguien por no compartir su mismo ideario? ¿No merecen las víctimas que ese criminal responda por sus crímenes?

Las autoridades venezolanas, desde el ascenso de Chávez al poder, han desoído los insistentes requerimientos de la Justicia española. Y tampoco ayuda que el Gobierno español de Mariano Rajoy, presa sin duda de la asfixia económica de la crisis, se empeñe en abrazarse a la discreción, inconveniente a todas luces para promover críticas contra la postura de Venezuela por parte de la comunidad internacional.

Por todo esto, sería de gran ayuda para el Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco que Organización de Naciones Unidas de la que usted es secretario general nos ayudase a presionar a la comunidad internacional para que esta se posicione firmemente contra el asilo de terroristas de ETA en Venezuela.Muchas gracias por la atención prestada.Reciba un afectuoso saludo, Consuelo Ordóñez Fenollar

Esperemos que la izquierda salvadoreña, que pretende acallar la voz de los  periodistas independientes, y que siguen la lógica de limitar la libertad de expresión, según lo plantean los países que forman el GRAMNACIONAL  del ALBA,  no pasen de una mera verborrea, pues tanto son terroristas los miembros de la ETA como los políticos de izquierda en El Salvador, que dan su apoyo y se rasgan las vestiduras por los petrodólares venezolanos.



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