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viernes, 6 de marzo de 2020

LA ECONOMÍA NACIONAL NO CRECE



Por      
Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra


Cuatro factores impiden el crecimiento de la economía nacional: 1) falta de competencia 2) costo de la delincuencia y narcotráfico, 3) tendencia a crear más impuestos y 4) el consumismo y las remesas.

Un ejemplo de mal servicio y falta de competencia lo da WALMART con su filial, la Maxi Despensa: si ante un reclamo, el gerente mismo de la tienda, recomienda que se recurra a la Defensoría del Consumidor, porque la Gerencia General, no atiende los reclamos de insatisfacción, ante errores en el cobro con tarjetas de crédito o, por desperfectos en electrodomésticos, daña el sistema comercial, que se basa en la buena fe, pues al dominar una extensa área de mercado, con una multiplicidad de marcas y cubrir muchos segmentos, están seguros de que la insatisfacción, debe de ser tolerada, o de que, forzosamente, el sistema colapsará en su favor. 

El costo real de la delincuencia es incalculable: consume para seguridad, un promedio de $ 500 millones de dólares anuales, más el costo de la extorsión misma, que puede estar entre $ 5,000 o 7,000 millones, o sea, casi la mitad de la recaudación fiscal anual, si consideramos que el 59% de los negocios, son rentados permanentemente y el 73 % de toda empresa (grande, mediana, pequeña, formal o informal) paga algún tipo de extorsión. El lavado de dinero por narcotráfico, contribuye a la distorsión del mercado y, con ello, florece la corrupción y debilita la institucionalidad.

El Gobierno central y las municipalidades, aumentan los impuestos, sin consideración de los ya tributados, los cuales se diluyen, entre la corrupción e ineficiencia. Un ejemplo es el nuevo impuesto por cámaras de video-vigilancia que implementará la Alcaldía de San Salvador y los nuevos impuestos, a los alquileres y patrimonio, que implementará la Alcaldía Municipal de Santa Ana. Lo irónico es que dichas Alcaldías tienen, como sesgo ideológico, incentivar la libre economía, para el desarrollo nacional, y con esas meditas, hacen todo lo contrario.

Gran parte de la actividad económica del país, es sostenida por las remesas:  es un fenómeno sociológico, no aprovechado para el desarrollo nacional, pero ha estimulado el consumismo y ha inducido a creer que, el comercio de consumo y servicios, es el motor de la economía y no, la exportación de productos industriales y agrícolas. Pero en la medida en que cese la emigración o, se extingan las relaciones de pertenencia con El Salvador, por la evolución generacional, las remesas irán disminuyendo y, el país no está preparado para perderlas.

A estas cuatro variables, deben agregarse dos más, de carácter transitorio: el impacto económico del coronavirus y, la inestabilidad que ha causado el Presidente Bukele. La conjugación de estos elementos, no permite por ahora, el despegue económico del país. La responsabilidad no podrá ser atribuible a un solo sector.  Si hubiese estabilidad en el Gobierno y además una fiel aplicación de la ley, con instituciones fuertes, el desarrollo económico sí sería posible y, podríamos cubrir fácilmente, las necesidades nacionales.

Los mayores violadores de los derechos del consumidor, son las empresas transnacionales, mientras que las nacionales, procuran apegarse a Derecho, pues saben que deben enfrentarse a una dura competencia, mientras que las otras, al buscar favoritismos gubernamentales, sólo buscan obtener las mayores ganancias.

Si lo que hoy consumen las maras, ingresase a la economía productiva, más el dinamismo que provocan las remesas, nuestra economía crecería a un ritmo mayor que el perjuicio que nos causan los factores externos.

La función del Órgano Ejecutivo es brindar estabilidad, orden y seguridad, pues sin ellas, ningún crecimiento económico es posible:  estaría en riesgo la supervivencia del Estado.





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